¿TRANSICIÓN O TRANSACCIÓN?
por: Oswaldo Älvarez Paz
Poca gente se opone a la necesidad de
un cambio profundo, serio y urgente en Venezuela. Esto no da para más, como se
dice popularmente. Las siete plagas de Egipto se están quedando cortas ante la
avalancha de males y dificultades que se afrontan. El régimen no reacciona.
Ciego, sordo pero no mudo, sigue sin asumir las responsabilidades fundamentales
que le corresponden. Discursos disparatados, amenazas sin sentido, ofensas
gratuitas al por mayor tienen como supremo protagonista a quien debería ser la
cabeza de la necesaria rectificación para corregir el rumbo. También otros, de
menor peso e importancia, pero tratando de equipararse a sus superiores se van de boca en cuanto a insultos y
groserías.
A estas alturas uno se pregunta si
Maduro es bruto, no sabe explicarse o si todo forma parte de un plan
ideologizado, previamente concebido desde los lejanos tiempos del
castro-chavismo, pero ejecutado con suma torpeza e ineficiencia, en medio de la
corruptela mayor de que tengamos noticias históricas. Sin embargo, ni siquiera
ante estos males a la vista ha tenido el coraje de actuar con firmeza y coraje.
Todo se derrumba, incluido el propio régimen.
La acción oficial se concentra en
limitar, sabotear o silenciar a la recién electa Asamblea Nacional, máximo
depositaria de la soberanía popular, integrada por una alta mayoría opositora
que refleja la voluntad general de la nación, trabajando en la dirección del
cambio reclamado por un pueblo ansioso y harto de cuanto está viviendo. La
Asamblea deberá actuar con prudencia y firmeza, sin prisa pero sin pausas como
ha sido dicho infinidad de veces, especialmente frente al Tribunal Supremo de
Justicia que como caricatura de lo que debería ser, avanza aceleradamente hacia
el desprecio colectivo.
Para quienes hemos sido formados en el Derecho y
actuado apegados a sus normas básicas, nos generan lástima y compasión imperdonables
sus integrantes. Son expresión suprema de un poder judicial, de una
administración de justicia, al margen y en contra de sus obligaciones
constitucionales. Es hora de actuar.
No basta con la renuncia de Maduro.
Sería un paso, pero no suficiente. Hay que cambiar al régimen y reconstruir la
institucionalidad de la República. He analizado todos los caminos posibles.
Existen varios. Cada día me inclino, una vez más, por la Asamblea Constituyente
por iniciativa popular o convocada por la propia Asamblea Nacional. Ésta
podría, desde ahora, asumir las funciones constituyentes e impulsar la
refundación que aspiramos.
Lo que me parece absurdo es un cierto
debate opositor sobre lo que debe de venir: una transición o una transacción
como parecieran preferir algunos calificados “opositores”. ¡Por Dios!
@osalpaz
Lunes, 15 de febrero de 2016
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