24 de febrero de 2016

CHILE: COLAS, SOCIALISMO Y GOLPE DE ESTADO , por: Antonio Sánchez García, @sangarccs / pararescatarelporvenir.blogspot.com 24 de febrero de 2016

CHILE: COLAS, SOCIALISMO Y GOLPE DE ESTADO.


Me pregunto: ante la vista de estas dramáticas
 y vergonzosas colas que rebajan a los 
ciudadanos a mendicantes tras lo necesario
 imposible, ¿qué pensarán los responsables?

Antonio Sánchez García @sangarccs

            Tal como lo he contado en anteriores ocasiones, el motivo primario que despertó en el jefe máximo de los ejércitos chilenos, general Augusto Pinochet, la conciencia de la inevitabilidad de una intervención de las fuerzas armadas bajo su mando para ponerle un fin drástico y definitivo al gobierno socialista de Salvador Allende, resolver la crisis que hundía a la nación sureña en el sórdido laberinto de una Guerra Civil y ponía sobre el tapete el establecimiento de una dictadura totalitaria castrocomunista, fue despertar de pronto al desconocido fenómeno de las colas.

         “Fue al ver las colas que comprendí el colapso de la economía chilena, la crisis humanitaria y la hambruna que se nos venía encima y, por lo tanto, se me hizo meridianamente clara la necesidad de impedir, por medio de la fuerza, ya que la razón estaba entrampada en el leguleyismo soviético, que el país siguiera cuesta abajo hacia el abismo, la disolución y la muerte” – les explicó palabras más palabras menos a las periodistas que lo entrevistaban para redactar sus memorias. Cuando las leí por primera vez, las únicas colas que conocíamos los venezolanos eran las colas para adquirir los boletos frente a las taquillas de los cines. Consideré que la razón esgrimida por Augusto Pinochet era un subterfugio de baja estofa. ¿Dar un golpe, empujar al suicidio al presidente legítimamente electo y llenar los estadios de presos políticos para subsanar el problema del desabastecimiento, me pareció un despropósito.

         Esta mañana, luego de recorrer todas las farmacias a mi alcance sin encontrar en ninguna de ellas los medicamentos que hace unos años sobraban en los anaqueles y de ver colas interminables frente a todos los abastos y auto mercados de la zona ante el sólo anuncio de que llegaba el azúcar, vine a entender en toda su magnitud el significado de las palabras del odioso y reprobable general en jefe que salvó a su República de la disgregación, el colapso y la devastación.

         No eran vecinos de la comunidad los que ejercitaban el deporte tan caro a Jacqueline Farías. Ni creo que para esas miles de personas de condición y extracción la más humilde llegados sepa Dios de qué barriadas caraqueñas hasta las alturas de El Hatillo y La Lagunita se trataba de conseguir medio kilo de azúcar para endulzar su guayoyo. Tampoco puedo imaginarme que se tratara de revendedores, si bien me explican que los centros de acopio y expendio de alimentos, verduras, carnes y mercadería al por mayor están infectados de bachaqueros que comercian, corrompen, intercambian y negocian a niveles propios del mercado hanseático durante la alta Edad Media.

         ¿Fue para impedir la degeneración en esta llaga purulenta en que ha devenido el comercio de especies y el intercambio capitalista bajo las ordenanzas de las mafias y pandillas del régimen chavista que las fuerzas armadas chilenas asumieron la histórica responsabilidad de extirpar el cáncer de la disgregación del cuerpo social chileno? ¿Fue porque las colas eran el último extremo del cáncer que comenzaba a devorarse los intestinos de los chilenos que sus ejércitos se vieron en la trágica obligación de acuartelar a la sociedad chilena, militarizar la administración del Estado, castigar con la muerte súbita a quienes desafiaran la autoridad impuesta a sangre y fuego por los comandantes de fuerzas e imponer el orden, la disciplina, el respeto a la Ley y la vigencia plena de las Instituciones?

         Dudando de todo lo anterior, llego a mi casa, busco en mi biblioteca hasta encontrar Pinochet, la biografía, en dos tomos, del historiador Gonzalo Vial y leo en la página 155 y siguiente: “el futuro Capitán General, en su fuero interno, había adquirido el mismo convencimiento que otros generales vocalizaban, Viendo las primeras ‘colas’, el año 71, recordará después, tuvo la intuición de que partía la cuenta regresiva, final…Su memoria revivió el Iquique de 1947; las filas de gente humilde esperando toda la noche – al calor de fogatas improvisadas – para comprar el aceite, el azúcar y demás artículos de primera necesidad; los comunistas manejando arbitrariamente el reparto…”

         “Periodistas Raquel Correa y Elizabeth Subercaseaux: ‘¿Cuándo comenzó a pensar en el golpe?’

         “Pinochet: ‘¿sabe cuándo? Cuando vi las primeras colas. Ahí dije: ‘Ya. Llegamos al problema…’

         “Pero tan pensamiento no se exteriorizó. Pinochet callaba. Su silencio y su proximidad, solidaridad y unidad de acción con el comandante en jefe (Carlos Prats, ASG), lo identificaron como resuelto pratsista, aunque nada dijera.”

         Me pregunto: ante la vista de estas dramáticas y vergonzosas colas que rebajan a los ciudadanos a mendicantes tras lo imposible, ¿qué pensaran los responsables?

        


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