14 de febrero de 2016

Escenarios sobre la salida de Maduro, por: Thays Peñalver, notiminuto / pararescatarelporvenir.blogspot.com 14 de febrero de 2016

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Escenarios sobre la salida de Maduro

Los escenarios de cambio del Presidente están en la Constitución pero deben ser irreversibles, bien calculados y no “como sean”

Publicado en: Opinión
 Por: Thays Peñalver

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Si Usted como habitante de Venezuela quiere salir vencedor en todo este conflicto político y social, piense primero que la Asamblea, por más importante que sea su rescate después de 17 años, es apenas uno de los muchos pasos que hay que dar para recuperar la institucionalidad, pero sobre todo y lo más importante, que los pasos que se den para lograr los cambios sean irreversibles. Por eso, para entender los siguientes escenarios, es necesario ante todo comprender que Bachelet en Chile salió del poder para darle paso a Piñera, solo para volver Bachelet con más fuerza (esto ya lo he dicho antes). Es necesario entender que el PP (Partido Popular) en España llegó al poder para arreglarle el entuerto económico a la izquierda, solo para que  hoy, salvados del rescate y casi recuperada la economía, con las cuentas parcialmente saneadas y España creciendo otra vez, los votantes le dieran la espalda a ese partido político y a todo su liderazgo. Esta realidad española ocurre porque los pueblos (sea español o venezolano) solo entienden de su presente y el populismo, con sus ofertas engañosas en cualquiera de sus tres variantes siempre logra la aplastante mayoría de los votos porque la gente “pica” el anzuelo. La “Irreversibilidad” para los efectos de estos escenarios, es más importante que el propio cambio. De allí la división que existe hoy en la clase política nacional e internacional sobre la salida de Maduro, tema que por su delicadeza requiere urgentemente convertirse en el gran debate nacional.

La primera corriente de pensamiento expresa políticamente que una vez agonizante, hay que terminar de rematar no al nefasto gobierno de Maduro, que es incidental en esta ecuación, sino al marxismo decimonónico y populista presente en nuestro cuerpo social desde 1960. Es decir, que la agonizante revolución llegue hasta sus últimas consecuencias y que no solo Maduro, sino la visión marxista-populista (que está presente en ambos bandos) sufra las consecuencias y sea históricamente responsable de todo el desastre. En este caso, es necesario que el segundo paso sea que la Asamblea rescate y legitime el segundo poder (CNE) a mediados de Junio, y apostar por las elecciones regionales, arrasando con ello buena parte del “aparato” (esa nómina pública que vende su voto) de los estados. Con un Maduro sin dinero y contra las cuerdas, una inflación de 700%, una contracción del 10%, con apenas un 20% de las importaciones, posiblemente un default pero con un pueblo responsabilizándolo de todos los males ya abiertamente, sin poder político y con una oposición con dos tercios de la Asamblea, el CNE y la abrumadora mayoría por no decir todo de los estados, habiendo tenido que plantear aumentos, unificaciones y todo lo concerniente a un paquetazo económico, el pueblo y su enojo, sería el encargado de patear definitivamente de la faz de Venezuela el maquiavélico modelo marxista populista.

Esta corriente de pensamiento basa su interpretación en los once millones de votantes, educados en más escalofriante populismo salvaje. Y para entender esto es necesario volver sobre los votos que obtuvimos en el Distrito Capital, en el 23 de Enero, Altagracia, Antimano, El Valle, la Vega, Macarao y en parroquias similares en catorce estados. Porque pese a la inmensa crisis económica, 200% de inflación, las largas colas para comprar, que no encuentren medicinas y todo lo que ya sabemos, la oposición desde 2013 apenas creció en votos. Es decir que no fueron a votar masivamente muchos más, que los que votaron hastiados por Capriles en 2013, lo que indica que no existió jamás en las parroquias de histórica tendencia chavista, “un enorme caudal de votos prestados” a la oposición, ni “voto castigo” aunque sectores populares fueron determinantes para el triunfo. Por eso, hay quienes sostienen que sacar a Maduro sin responsabilizarlo y hacerse cargo de todas las medidas económicas impopulares y el “shock necesario” para reestructurar y reimpulsar a la economía, harían responsable al nuevo gobierno del impacto en el bolsillo de un pueblo que solo piensa en su hoy y en su ahora. Por lo tanto, la posibilidad de que volviera el modelo marxista-populista, en este caso prácticamente para siempre, sería una posibilidad nada desdeñable.

Así que simplificando, que se vaya Maduro, para este grupo político, es en extremo importante y necesario, pero que no vuelva a gobernar el populismo marxista, como está ocurriendo hoy en España (salvando las distancias) lo es aún más para este grupo de pensamiento político, importante, pero minoritario de la oposición.

En contraste de este escenario está el más popular y mayoritario de todos, salir de Maduro porque él y su “modelo” son el obstáculo para que se puedan aplicar todos los programas y proyectos de recuperación para Venezuela. “Es inhumano” sostienen, hacer pasar al pueblo por esa catástrofe humanitaria pudiendo salvarlo. “Todos sabemos que es posible una rápida recuperación” con otro gobierno, en fin  que Nicolás es el problema básico –no así el modelo- y su salida es gran parte de la solución. Pero este escenario si bien es el más fácil, también es el más complejo de todos. Sale Nicolás Maduro, los demócratas asumen el gobierno, se aplican las medidas, se corrigen los desequilibrios, se unifica la moneda, se acude al Fondo Monetario, se aplica la terapia de Shock necesaria y en el curso de un par de años, Venezuela es otra. Todo esto, claro está y es imperativo no olvidarlo, con el chavismo vivito y coleando en la acera del frente, ejerciendo su postura que nunca es opositora -sino destructiva y manipuladora- en el medio de un escenario que ellos han aprendido a utilizar muy bien, cuando de destruir democracias se trata. Y todo esto, mientras se aplican todas las terapias de shock, exigidas lógicamente por el Fondo Monetario Internacional.

Estamos quizás en la más compleja de todas las situaciones políticas de nuestra historia moderna, porque en este momento el escenario está dividido, entre quienes desean continuar con la política populista, mejor gerenciada y entre quienes creen en un modelo de transición donde una figura semi chavista alcance los acuerdos necesarios entre las partes y otros que desean una transición “como sea” sin saber muy bien de que se trata, que se requiere, cuándo debe darse, cual es el momento adecuado, quienes deberían ser los actores y el necesario glosario en esas circunstancias. El resto, que no es minoritario, quiere el mismo cambio de modelo que los que desean que se acabe el modelo político y además sea irreversible. Es pues complejo porque, las tensiones internas benefician al modelo populista anterior.

Las salidas están muy claras en la Constitución, de modo que el problema no es jurídico, ese asunto está resuelto con la mayoría parlamentaria que puede elegir la vía que mejor considere, aquí el problema es eminentemente político y ése si es un gran inconveniente en un país donde el médico (político) poco conoce la anatomía del cuerpo humano (Venezuela), porque no se ha ocupado de su estudio debidamente. Vuelvo a lo dicho hace unos años: en política la percepción es igual a la realidad. Que Dios les de sabiduría y los guie por el sendero correcto. Y el sendero correcto, es la irreversibilidad de un modelo que cumple más de 80 años de fracaso y de ruina para los pueblos donde fue aplicado.

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