Las indignas preseas de la Venezuela chavista
por: Alfredo Michelena
Para los nacidos y criados en la mitad del siglo pasado era muy usual regodearnos en los logros de Venezuela. No solo de las bellezas naturales y de la cultura sino de nuestras ciudades cosmopolitas y logros en cuanto a servicios como carreteras, centros comerciales, televisión -fuimos los reyes de las telenovelas en Iberoamérica- o de nuestros entretenimientos -los teleféricos, restaurantes y hoteles-, y grandes obras de ingeniería -el puente sobre el Lago o la represa de Guri.
Así como de nuestra democracia. Nuestra gente se educaba en las mejores universidades del mundo y volvía a trabajar a la patria. Recibíamos cientos de miles de europeos y latinoamericanos que venían a buscar paz y prosperidad. Recorríamos el país en carro o autobús y sin temores parábamos a comernos un buen plato criollo a la vera de la carretera.
Había pobreza, corrupción, abusos, amiguismo y partidocracia, muy criticable sin duda, pero nunca como ahora. Nos vimos en crisis -aunque ahora sí sabemos lo que es una crisis- y muchos creyeron que no había nada peor del AD y COPEI, partidos que representaron a una élite que no supo sacarnos del marasmo en que vivimos al final del siglo XX. Entonces, Teodoro Petkoff, ministro de Planificación, decía “estamos mal pero vamos bien”, pero ahora vamos aceleradamente de mal en peor. Si antes se decía que estábamos “en vías de desarrollo” ahora estamos embalados “en vías de subdesarrollo”. Los pesimistas hablan de africanización o peor cubanización.
Varias organizaciones internacionales muy reputadas nos colocan al final de la cola de los países del mundo en muchas materias. Según Transparencia Internacional somos el país más corrupto de Latinoamérica. Para la firma Bloomber, por segundo año consecutivo Venezuela es el país más miserable del mundo, con la inflación más alta del globo en 2015 (278%). En 2016 será de 720%, según el FMI. Para el Banco Mundial somos el peor país para hacer negocios. Caracas es la ciudad más violenta del planeta. Y tenemos la mayor cantidad de presos políticos de la región. Además de que somos los que más contaminamos en ella. Paremos de contar. Son algunas de las infames preseas ganadas recientemente por el chavismo.
Todo el mundo sabe que estamos quebrados económica y financieramente, en una crisis humanitaria, con un gobierno incapaz y con una población ávida de un cambio. El cambio de modelo y la salida de Maduro son la única salida. Solo la pequeña élite chavista se opone a lo inevitable. ¿Cómo será la transición? ¿Diálogo, confrontación o intervención? Ellos deciden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario