Prédicas de odio y de muerte
La demora de Occidente para entender la magnitud de la amenaza
fundamentalista alienta el avance de los fanáticos, cuyo mensaje se propala al
amparo de instituciones educativas, mezquitas y medios de comunicación
LA NACION
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JUEVES 28 DE
ENERO DE 2016
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Se atribuyó a Bertolt Brecht un poema que en realidad
compuso el pastor protestante Martin Niemöller: "Vinieron por los judíos,/
pero como yo no lo era, no me importó./ Vinieron por los comunistas,/ pero como
yo no lo era, no me importó./ Vinieron por los curas,/ pero como yo no lo era,
no me importó./ Por último vinieron por mí, y ya fue tarde".
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En enero de 2011 publiqué en este diario un texto
titulado "El cristianismo, objeto de persecución", en el que describí
la agresión contra una iglesia copta de Alejandría que dejó varias decenas de
heridos y muertos. También denuncié las incontables agresiones que se venían
cometiendo contra instituciones y creyentes cristianos desde el océano Índico
hasta el Atlántico.
Mientras, las Naciones Unidas, donde están
representados los gobiernos que rigen países en los que gusta hacer correr la
sangre de los "infieles", nada decían ni hacían. En todo el Medio
Oriente disminuye de forma continua la cantidad de cristianos, mientras aumenta
en Occidente la de musulmanes, muchos de ellos cargados de odio a la
civilización occidental. En Arabia Saudita está prohibido construir la más
modesta de las iglesias o exhibir una cruz. Tampoco se permite exhibir símbolos
cristianos en la Franja de Gaza. Mediante artilugios electorales, la Autoridad
Palestina desplazó al intendente cristiano de Belén. En Paquistán rige la ley
contra el delito de "blasfemia", un término vago que puede endilgarse
por una mínima reflexión sobre el Corán. Dos jóvenes cristianos de la ciudad de
Ahwali iban a ser quemados vivos por causa de semejante atrevimiento.
Los medios de comunicación comenzaron a difundir
imágenes de decapitaciones y crucifixiones realizadas por el terrorismo
islámico. Manifiesto mi tristeza por el largo tiempo que les llevó animarse.
Las desproporcionadas represalias inhibían a fotógrafos y corresponsales.
Incluso perdura el miedo a reconocer que estamos en otra guerra mundial, como
manifestó el papa Francisco. Este mismo papa, hace pocos días, fue explícito
durante su visita a la Sinagoga de Roma. Dijo sin medias tintas que es
inaceptable practicar la violencia en nombre de la religión. Que lo haya
manifestado en ese lugar era un claro mensaje a la sistemática prédica del odio
y de la muerte que se realiza desde incontables instituciones y mezquitas.
Imanes y líderes islámicos llaman a la "guerra
santa contra judíos y cruzados". Lo hacen de forma abierta, insistente.
Empezaron con los judíos -como en las palabras de Martin Niemöller-, ahora siguen
con los cristianos. Su objetivo es una utopía arcaica: islamizar el planeta. Su
espíritu vive en el siglo VII, cuando semejante delirio era creíble.
Un error difundido es que el único malo de la película
se llama ISIS o Estado Islámico. No es cierto. Su inevitable derrota no
significará el fin del terrorismo. El Medio Oriente es un caos de
enfrentamientos con muchos protagonistas. Liquidar a uno de ellos no
significará acceder a la paz.
Se pueden discutir de forma interminable causas y
efectos, antagonismos o armonías, pero el fuego que alimenta el terrorismo
actual se nutre de algo más profundo que una demanda de territorio o la
competencia por el poder. El alucinante terrorismo de nuestro tiempo es
producto de una educación fijada en los aspectos belicosos del islam, no en sus
mensajes llenos de amor y solidaridad. Multitudes enormes se arrojan al abismo
cuando son hipnotizadas con el anzuelo tanático. Esto lo sabía muy bien Joseph
Goebbels. Lo practicó el nazifascismo. Lo practicaron el estalinismo y el
maoísmo. Y ahora lo practica el islamismo fundamentalista.
Durante mucho tiempo se toleró -y hasta se celebró- la
deslegitimación del Estado de Israel. En lugar de reconocerse sus méritos
extraordinarios por mantener incólume la democracia y el pluralismo pese a ser
hostigado y calumniado sin pausa por un mar de países hostiles, se permitió que
creciera una nueva forma del milenario antisemitismo bajo el ropaje del
antiisraelismo o antisionismo. Muchos ingenuos caen en la trampa. Del mismo
modo funcionó la milenaria acusación de deicidio, el envenenamiento de los
pozos de agua, Los Protocolos de los Sabios de Sión, Mein
Kampf y demás infundios machacados siglo tras siglo.
La lista de ataques contra la civilización y los
derechos humanos que realizan los terroristas islámicos ingresa en el rubro de
las pesadillas. No sólo mata, humilla y oprime, sino que se deleita en destruir
los monumentos históricos. Y la mayor parte de la humanidad, en vez de combatir
esta epidemia como se debe -de modo franco, coherente, sistemático-, prefiere
la negación, la espera, la excusa. En vez de confiar en Churchill, nuestro
mundo prefiere a Chamberlain.
Es imposible condensar en un artículo todo lo que ya
se conoce sobre la prédica del odio y el elogio de la muerte que fogonea al
terrorismo islámico. Aleja las posibilidades de negociaciones serias e impide
la convivencia.
Citaré sólo algunos ejemplos vinculados con el uso
distorsionado de la llamada "causa palestina". Un entusiasta video
oficial de Al-Fatah, organización que sostiene a la Autoridad Palestina, canta
que a los israelíes "se los debe encerrar, hundirlos en un mar de sangre y
matarlos como sea". Palestinian Media Watch reporta que en la educación
palestina primaria se elogia la violencia y se glorifica a los terroristas. Los
niños participan en procesiones con armas de juguete e imitación de cinturones
suicidas, sin que el gobierno palestino manifieste en ningún momento su
desaprobación.
Rajoub, líder de Al-Fatah, afirmó que los terroristas
que asesinan civiles israelíes son héroes. Abbas Zaki, por su parte, agrega que
"Alá ama a los jóvenes palestinos que matan israelíes; piedras y cuchillos
son nuestra resistencia pasiva. Ellos eligen el martirio, marchan por su propia
voluntad en el iluminado sendero que lleva al paraíso". En la TV palestina
oficial se transmiten narraciones que demonizan a los judíos. Una reciente se
titula: "La traición ha sido inherente a los judíos desde los tiempos de
Moisés". La custodia presidencial de Mahmoud Abbas emitió este comunicado:
"Rieguen el olivo con vuestra sangre". El secretario general de
Al-Fatah añadió: "Veneren la sangre de los mártires". Mártires son
quienes asesinan, para luego acceder al paraíso.
El resultado de la permanente enseñanza en favor del
odio y de la matanza de judíos puede verse en un informe de Palestinian Media
Watch, según el cual dos tercios de la población están en favor de los
asesinatos, el martirio y demás instrumentos del terrorismo islámico. También
estimula el rechazo a negociaciones de paz con Israel y los encuentros entre
ambas comunidades. Mientras, en el mundo no se escuchan reproches contra la
Autoridad Palestina por semejante conducta.
El colmo ocurre cuando padres y madres manifiestan su
alegría porque su hijo muere tras asesinar judíos. Un joven palestino de 16
años mató en la localidad de Otniel a una mujer embarazada delante de sus hijos
y luego se realizaron manifestaciones de regocijo.
Basta con molestarse en investigar un poco y
aparecerán las fuentes del horror que ahora se expande. El odio y el elogio de
la muerte alimentan a las diversas organizaciones que hacen pedazos a
comunidades enteras. Los líderes políticos y religiosos vinculados con el
fundamentalismo islámico son responsables. Elogian el martirio. Dicen que está
bien matar y está bien hacerse matar. Su alienación no les permite concentrarse
en la frase que encabeza cada una de las suras del Corán referidas a Alá como
el clemente, el misericordioso. No enseñan a practicar esas virtudes, sino las
contrarias. Estos maestros del mal deberían ser estigmatizados por cada
musulmán lúcido y valiente. Es su turno, antes de que también vengan por
ellos... y sea tarde.
Ha recibido el Premio Planeta (España), Premio Planeta (España).17 Premio Nacional de Sociología,[cita requerida] Premio Lobo de Mar, Premio Nacional de Literaturael Premio Esteban Echeverría (Gente de Letras), el Premio J. B. Alberdi (Hispanic American Center for Economic Research) Le otorgaron el título de Doctor Honoris Causa, por la Universidad de Tel Aviv (2002),18 la Universidad Hebrea de Jerusalén (2010)19 * Premio "Referente", otorgado la Fundación Internacional de Jóvenes Líderes
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