31 de enero de 2016

Falleció Fermín Luque, historiador y personaje insigne de Charallave / pararescatarelporvenir.blogspot.com 31 de enero de 2016


Acabando de leer la

 hermosa despedida que le

 tributara, el jóven y

 brillante presidente, en

 ejercicio, de la Academia

 Venezolana de la Lengua,

 Horacio Biord Castillo, me

 parcía imposible concebir

 que el Fremín Luque al

 que se refería fuese mi

 amigo, compañero de

 partido y andanzas

 políticas, que siempre

 asumí era mucho menor que yo. Tristemente si se

 trataba de Fermín, amigo,

 colega, compañero y para

 mi sorpresa, un año mayor

 que yo, me ha entristecido

 mucho su partida, Dios se

 haga cargo de su alma y

 que los venezolanos lo

 mantengamos en nuestra

 memoria y en nuestras oraciones. ¡ Paz a sus restos !


Falleció Fermín Luque, historiador y personaje insigne de Charallave

fermin luque olivo

En horas de la noche de este viernes 29 de enero falleció el conocido abogado y periodista de Charallave, Fermín Luque Olivo.
Luque, será siempre una referencia obligada en el momento de investigar acerca de las personalidades y la historia de Charallave. Fue presidente del Centro de Historia del Estado Miranda, así como presidente del Ateneo de Charallave, primer presidente del Consejo Municipal de Charallave, primer secretario del Colegio de Periodistas del Estado Miranda, jefe de prensa de la Asamblea Legislativa del Estado Miranda y corresponsal del diario El Nacional por más de 25 años.
Fue también cronista de la ciudad de Charallave y presidente de la Sociedad Bolivariana del Municipio Cristóbal Rojas, además de director de revistas como Puertos y Aeropuertos, Acción municipal de Venezuela y Metrópolis. Fermín Luque fue también autor de catorce publicaciones, colaboró con más de 3.000 artículos, crónicas y reportajes en diversas revistas y periódicos nacionales y regionales. Luque llegó a ser considerado por la comunidad como una de las personas que mejor conoció la historia de los Valles del Tuy y como el periodista de mayor trayectoria en Charallave; sus múltiples premios, reconocimientos y condecoraciones así lo confirman.

Una cabeza altiva
Palabras para despedir a don Fermín Luque Olivo,
director de la Academia de la Historia del Estado Miranda
Charallave, enero 30, 2016

“¡Qué desconsuelo, ver morir, en lo más recio de la faena, a tan gran trabajador!”,[i] exclamó José Martí, ante el féretro de Cecilio Acosta, en el Cementerio General del Sur, en Caracas, en 1881. Amigos y colegas le rendían un homenaje póstumo al sabio mirandino, figura señera del humanismo venezolano. A la vez era un desagravio al intelectual zaherido y vilipendiado por los abusos autocráticos de Guzmán Blanco y los guzmancistas. En “aquella cabeza altiva”, como lo llamó metonímicamente Martí, en “aquella mano que fue siempre sostén de pluma honrada, sierva de amor y al mal rebelde”, se le rendía homenaje al gran Cecilio y, en él, en su dignidad, a la Venezuela decorosa que resistía los embates del poder, la banalidad de los atropellos, parafraseando a Hanna Arendt.

Hoy exclamamos con Martí, transidos de dolor, “¡qué desconsuelo, ver morir, en lo más recio de la faena, a tan gran trabajador!”. ¡Qué desconsuelo es la partida de un intelectual honesto, comprometido con los más altos ideales humanos, con el quehacer humanístico, con el conocimiento profundo y no ideologizado de la historia, con la divulgación sin máculas ni deliberados sesgos de los acontecimientos, con el imperio de la ley. Poeta, historiador, periodista y abogado, cronista y hombre público, Fermín Luque Olivo se nos va a las mansiones eternas, a las moradas trascendentes donde manan fuentes de agua viva, ríos de eternidad, manantiales de plenitud.

¡Qué desconsuelo verlo partir!, pero qué consuelo saber que lo hace con las manos llenas, con las alas limpias de la amistad y la bonhomía, de la rectitud y la alteza de miras. ¡Qué consuelo saber que deja una obra imperecedera y un legado institucional que lo distingue y arma como caballero andante de las mejores causas. 

Entre muchas obras, sus libros y sus artículos de prensa darán sempiterna cuenta de su trabajo intelectual. Entre muchas instituciones, la seccional mirandina del Colegio Nacional de Periodistas, la Sociedad Bolivariana de Charallave, el Centro de Historia del Estado Miranda y la Academia de la Historia del Estado Miranda, cuya dirección ejerció hasta ayer, hasta hace unas horas apenas, y cuya alma insufló de renovados bríos durante los últimos años, le deben por siempre a Fermín Luque Olivo el moldeado y el modelaje de su barro primigenio. Fermín abrió caminos y los transitó con generosidad y sin atropellos. Es nuestro deber emularlo.

Como el acto exequial de Cecilio Acosta en la no tan lejana Venezuela poco civilista del siglo XIX, sirva este homenaje a un amigo y a un maestro como Felipe Luque Olivo para reafirmar dos de sus grandes preocupaciones: aproximarse al pasado como una manera de entender el presente y construir el futuro y no como una forma de justificar ambiciones y actitudes sectarias; y darle preeminencia a la civilidad y al civilismo sobre la banalidad de los atropellos y la exclusión, formas resultantes estas últimas del autoritarismo y del militarismo que tantas pesadillas le han generado a Venezuela y a América Latina.
¡Qué desconsuelo que partas, Fermín!, pero qué consuelo que nos dejes tu ejemplo, tu obra y un legado tan hermoso y nutricio como tu familia, que ha de perpetuarte. ¡Qué consuelo, Fermín!

Desata ya los nudos que te unen a estos parajes y vaga libremente, con tu frente altiva y tu voz de sabio, por los senderos sin espinas que te aguardan. Descansa para siempre en paz. Llevaremos tu antorcha y la lanza de papel e ideas que nos legas.

A toda la familia Luque Olivo y, en especial, al grupo familiar Luque Carvallo, lleguen el abrazo cariñoso y las palabras de afecto de la Academia de la Historia del Estado Miranda.


Horacio Biord Castillo
Primer vicedirector de la Academia de la Historia del Estado Miranda

San Antonio de los Altos, Gulima, a 30 de enero de 2016





[i] Martí, José. 1908. Cecilio Acosta. En Obras. Caracas, Empresa El Cojo, 1908. Tomo I, pp. ix-xxiii (p. ix).

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