Querido Alfredo con especial afecto
d
De la Doctrina Betancourt a la Doctrina Macri
por: Diego Arria
Es una vergüenza que en una región donde tanto se habla de democracia solo
dos presidentes en ejercicio de sus funciones han sido los únicos que en
América Latina se han pronunciado clara y firmemente sobre la responsabilidad
de preservar la democracia, la libertad y los derechos humanos en la región.
El primero, Rómulo Betancourt reconocido como el Padre de la democracia de
Venezuela, y el segundo Mauricio Macri, el nuevo presidente de Argentina,
curiosamente ambos hijos de inmigrantes: español uno, italiano el otro.
¿Por que se llama "Doctrina Betancourt”?
En pocas palabras, porque condena el golpismo militar, la violación de los
derechos humanos y la subversión de la democracia.
El propio Betancourt la resumía así: “Regímenes que no respeten los
derechos humanos, que conculquen las libertades de sus ciudadanos y los
tiranicen con respaldo de políticas totalitarias, deben ser sometidos a
riguroso cordón sanitario y erradicados mediante la acción pacífica colectiva
de la comunidad jurídica internacional”.
En el mismo contexto agregaba: “La no intervención no puede ser escudo
bruñido detrás del cual se abroquelen y protejan los gobiernos dictatoriales,
que son escarnio de un continente nacido para la libertad y los cuales
constituyen focos permanentes de perturbación de la paz y seguridad de los
regímenes democráticos.”
Esta orientación política de Betancourt se materializa en las VI y VII
Reunión de Consultas de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos en
1960 cuando se sanciona a la dictadura en República Dominicana de Rafael
Leonidas Trujillo, y en la VIII en 1962 con la exclusión del sistema
interamericano a la Cuba de Fidel Castro. Así nace la Doctrina Betancourt.
Increíblemente han pasado cincuenta y cinco años para que finalmente otro
presidente, Mauricio Macri, de Argentina, en la reciente cumbre de Mercosur al
considerar la situación de Venezuela se posicionó sin ambigüedades: “ Lo que
está pasando en Venezuela, no es un invento. No, tiene que ver con el
compromiso democrático de todos los argentinos. Las denuncias son claras,
contundentes, los abusos que está cometiendo en la persecución de opositores el
gobierno de Nicolás Maduro".
Y concluyó así: ”Quiero pedir expresamente aquí, delante de todos los
presidentes, por la pronta liberación de los presos políticos en Venezuela. En
los estados parte del Mercosur no puede haber lugar para la persecución
política por razones ideológicas ni la privación ilegítima de la libertad por
pensar distinto".
Mas de medio siglo separa las presidencias de Betancourt y de Macri, pero
los mantiene unidos la misma visión y compromiso con la libertad y los derechos
humanos. Y muy en especial el respeto por los pueblos que representan, que
quieren presidentes que no ofendan sus gentilicios ni sus valores, ni que los
comprometan ni asocien con regímenes de comportamiento abominable y miserable
como hoy es el caso en mi país: Venezuela.
Para promover y consolidar la Doctrina Macri solo faltaría que Argentina,
ojalá acompañada de otros países de la región, convoque una reunión del Consejo
Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para denunciar al
régimen venezolano de Maduro por la violación sistemática a la Carta
Democrática Interamericana y por el quebrantamiento de la institucionalidad
nacional, al imponer a través del Tribunal Supremo de Justicia un golpe de
estado, tras declarar nulas las actuaciones de la Asamblea Nacional con el
propósito de revertir su derrota en las elecciones legislativas del 6 de
diciembre.
Creo que Mauricio Macri, en su estilo, coincide con el prestigioso
historiador colombiano Germán Arciniegas, quien dijo que: “Un dictador no puede
obrar impunemente dentro de sus fronteras, porque contra él deberá llegar algún
día la sanción pública internacional”.
Diego Arria es político y economista venezolano,
expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU y exgobernador de Caracas.
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