1 de marzo de 2016

EL CELESTINAJE JUDICIAL por:Carlos Canache Mata, El Nuevo País / pararescatarelporvenir.blogspot.com 2 de marzo de 2016

EL CELESTINAJE JUDICIAl


   por: Carlos Canache Mata

  

La utilización perversa del poder judicial, poniéndolo al servicio de la conveniencia política, es una de las características de las dictaduras (abiertas o disfrazadas) y de los totalitarismos. Se entierra así la separación de los poderes públicos (y nuevamente a Montesquieu), uno de los pilares del Estado de Derecho. Si esa separación desaparece, desaparece también el Estado de Derecho.

    En las dictaduras, los jueces se postran ante el poder por servilismo o por miedo, especialmente en los sistemas presidencialistas. En los regímenes totalitarios, los jueces quedan atrapados en la hegemonía establecida sobre todos  los poderes de la sociedad. En la Alemania nazi, por ejemplo, el jefe jurídico del Reich, el doctor Hans Frank, le decía a los jueces que, al adoptar sus decisiones, se preguntaran: “¿Es compatible esta decisión con la conciencia nacionalsocialista del pueblo alemán?”. 

Hitler nunca derogó formalmente la Constitución de la República de Weimar, sino que basándose supuestamente en ella decretó miles de leyes que se fundamentaban en el Decreto-ley de Protección del Pueblo y del Estado, que, aplicando el artículo 48 constitucional, firmó el temeroso presidente Hindenburg. Hitler tampoco cerró al Reichstag (el Parlamento) sino que éste, tras el incendio provocado para que sirviera de pretexto a la represión, aprobó sumisamente la Ley de Plenos Poderes (24 de marzo de 1933) que delegaba sus funciones legislativas al Gobierno nazi.

 Como esta Ley, que implicaba una modificación constitucional, sólo podía ser sancionada con la votación calificada de los dos tercios de los diputados, se recurrió, para lograrla, al arresto de varios diputados de la oposición. En la Alemania del Tercer Reich, como estado totalitario, imperaba el principio del mando único.

   Guardando las distancias, el gobierno que encabeza Nicolás Maduro también se está valiendo del Poder Judicial para “legitimar” sus felonías y  para que la Asamblea Nacional, sin cerrarla, se convierta en un órgano anodino, inocuo, soso. El Colegio de Abogados de Caracas, en documento de fecha 24-02-16, denuncia que las Salas Constitucional y Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, con decisiones recientes, “pretenden imponer una camisa de fuerza e inclusive desactivar anticonstitucionalmente las principales atribuciones jurídicas del Poder Legislativo Nacional”. Cita al respecto la declaratoria de vigencia del Decreto de Emergencia Económica improbado por la Asamblea Nacional, “consagrando de hecho un gobierno judicial del país”, y la suspensión cautelar de la proclamación de los diputados electos por el pueblo del Estado Amazonas que evidencia “un fraude constitucional, ya que se ha usado un procedimiento judicial electoral como excusa para obtener en forma antijurídica una afectación al quórum de la Asamblea Nacional” (no se llegó al extremo hitleriano, arriba señalado, de arrestar a los diputados).

   El comunicado de los abogados recomienda la “revisión” del TSJ, mediante los mecanismos constitucionales pertinentes, para no caer en “la peor pesadilla de los estudiosos del Derecho Constitucional: un gobierno de jueces constitucionales, no elegidos por el pueblo y sin ninguna fórmula de control sobre ellos”.
   Por sus alcahueterías, también existe el celestinaje judicial.




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