El Poder y la Cruz
Luis Ugalde
¿Qué tiene el poder que oprime a los débiles, atrapa a los
más poderosos y esclaviza incluso a los esclavizadores?
El poder en Venezuela se ha vuelto cruel, insensible y loco
por perpetuarse. Esto choca más cuando lo vemos en personas que parecían
sinceras cuando predicaban el anti poder en la lucha contra toda “dominación
del hombre por el hombre”.
Cambiar la política venezolana exige empoderar las
capacidades de 30 millones de habitantes y fortalecer las instituciones
democráticas que hagan imposible el poder de dominación concentrado en unos
pocos (oligarquías de derecha, de izquierda o monarquías, aunque se llamen
Stalin, Mao, Castro, Chávez, Daniel Ortega y…).
Marx y Bakunin (padre del anarquismo) estaban de acuerdo
(1864) en que el Estado burgués es una dictadura que hay que erradicar, pero se
enfrentaron en el modo de hacerlo. Según Marx hay que crear otra dictadura (la
del proletariado) para destruir la burguesa
y eliminar su causa como es la apropiación privada de los medios de producción
para dar paso al “Paraíso”, sociedad de abundancia sin empresa privada y sin
explotación. Una vez hecho eso, el
Estado “se extingue” porque ya han desaparecido las causas que lo engendraron.
Bakunin lo contradice porque no cree en el determinismo económico de Marx y
argumenta que concentrar el poder en una nueva dictadura (la del proletariado)
no puede ser el camino a la anti dictadura y la liberación humana de todo poder
opresor. Ningún poderoso renuncia a su poder, dice el anarquista y el sentido
común.
La historia de una veintena de “dictaduras del proletariado” en cuatro
continentes, demuestra que en esto Bakunin tenía razón: el poder atrapa,
emborracha y pone de rodillas a sus adoradores, y a los que inicialmente
querían el poder como instrumento de humanización.
Lo vemos en la “revolución” venezolana con su “poder
popular”. Falta de todo, pero la conservación perpetua del poder se convierte
en absoluto. Trágica mutación de los libertadores de ayer en despiadados
opresores de hoy. Ahora hay que dominar todo, los poderes Ejecutivo, Legislativo,
Judicial, Electoral, Moral, Policial, Militar, Educativo, Comunicacional; domesticar la mente y la conciencia de la gente,
y controlar la economía, la producción y la distribución… Una vez con el control
del poder absoluto, no nos vamos y nadie nos podrá sacar, piensan ellos… Por
eso el intento (fracasado) de imponer otra Constitución en 2007 y la ilimitada
reelección presidencial (de Castro, Chávez, Ortega, Evo Morales…). Para ellos
la separación de poderes del Estado (como establece nuestra Constitución) es
una aberración del liberalismo burgués; los “revolucionarios”- dicen- no caemos
en esa trampa y el poder ya conquistado no lo entregaremos por unos votos al
modo burgués. Pero a pesar de todo, el Muro de Berlín cayó, las inmensas
dictaduras rusa y china con voluntad de perpetuidad murieron, y la cubana está
agonizando en la miseria de su pueblo.
No así entre ustedes
Los hombres (hombres y mujeres) quieren “ser como dioses” y
construir una torre de Babel para alcanzar el cielo. Buscando esa autodivinización,
el hombre es un creador de ídolos; modernamente más bien ídolos seculares que
con su eficiencia instrumental lo transforman y dominan todo: La Razón, el Poder
y el Dinero. Estos son sin duda tres medios necesarios para la liberación humana,
pero mientras se mantengan como instrumentos. Lo malo es que quien los posee termina poseído por ellos y los convierte en
dioses absolutos, en madres y padres de nuevas y más eficaces formas de
dominación y opresión.
Jesús sorprendió a sus discípulos pobres que disputaban quién
sería más importante en el futuro reino y poder. Los corrigió
(también a nosotros) diciendo que nadie puede servir a dos señores: a Dios y al
dinero, y que los señores de este mundo oprimen y esclavizan a sus pueblos. “Pero
no ha de ser así entre ustedes”. El que se considere más importante sea el
servidor, “como el Hijo del Hombre, que no vino a ser servido sino a servir y
dar la vida”. El Hijo del Hombre es Hijo de Dios-Amor.
El Dios Poder mata y
exige sacrificios humanos (y se infiltra en las religiones y las carcome y desvirtúa).
El Dios Amor por lo contrario lleva a afirmar al otro, a dar la vida por él, que no es perderla, sino
encontrarla. A Jesús, que vive y enseña
esto, lo persigue y mata el Poder, hace 2000 años, y también hoy a millones de
venezolanos. La cruz cristiana no es solo cruz de muerte, sino de vida porque es
la cruz del que da la vida para que todos vivamos la cruz del Dios Amor, que nos
hace libres y da fuerza y capacidad para enfrentar el Poder que oprime. Esta es
la Semana Santa. Acompañar al Nazareno y al mismo tiempo empoderar a 30 millones
de venezolanos y a sus instituciones democráticas para que el poder de
dominación quede sin fuerza. El Amor es más fuerte que la muerte y que el Poder
endiosado. La vida entregada por AMOR resucita en las personas y construye
sociedades de vida y no de muerte.
Caracas, 15 de marzo de 2016.
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