Barack Obama y la América Latina.
Fernando Ochoa
Antich.
Lamentablemente, la decisión del presidente Obama de
considerar a la América Latina como un importante factor de la política
exterior de los Estados Unidos la tomó al final de su gobierno. Este hecho
debilita en mucho las importantes decisiones que ha empezado a tomar. Una de
ellas, sin duda, fue la normalización de las relaciones con Cuba. El fracaso,
que por más de cincuenta años mostraba esa política de aislamiento al régimen
castrista, indicaba que era
imprescindible hacerlo. No tenía sentido mantener rotas las relaciones
diplomáticas y económicas con Cuba, después de haber finalizado la Guerra Fría.
El viaje del presidente Obama a La Habana quedó más que justificado al ser
autorizado a enviar, a través de un extraordinario discurso televisivo, un
mensaje al pueblo cubano, en el cual planteó que las transformaciones de la
sociedad cubana debían ser impulsadas
por su propio pueblo, ratificando además la necesidad de establecer un sistema
político pluralista que permitiera la discusión de distintas maneras de pensar.
También
es necesario considerar que ese cambio de política se origina en la convicción
que se tiene en los Estados Unidos de la muy poca influencia que ejerce
actualmente la revolución cubana en la América Latina. Su gobierno está
consciente de que la real amenaza a sus intereses está mucho más representada
por los gobiernos inspirados en el Foro
de Sao Paulo y, de manera general, en el pernicioso populismo latinoamericano.
Los gobiernos de Venezuela, Ecuador. Bolivia y Nicaragua, son los que mantienen
una permanente retórica contra el régimen norteamericano.
Entienden que
nuestros pueblos, acostumbrados a años de populismo, ven con satisfacción esas
medidas y ese tipo de enfrentamiento y terminan respaldando a los gobernantes
que las aplican, aunque a la larga, provoquen
graves crisis económicas. Esa es la
razón del viaje a la Argentina. El presidente Mauricio Macri ha iniciado un
gobierno inspirado en ideas liberales y fundamentalmente contrarias al marcado
populismo establecido en los años de gobierno de la presidente Cristina Fernández de Kirchner
y de su esposo.
Apenas,
el presidente Macri tomó posesión del gobierno, inició una polémica gestión
para conducir a Argentina a una trascendente reforma económica. Las cinco
medidas más criticadas, por los sectores populares, han sido las siguientes:
gobernar por decreto, eliminar el control de cambio, reducir la burocracia
gubernamental, actualizar las tarifas eléctricas y otras tarifas y negociar con
los “Fondos Buitres”.
Apenas asumió el
poder, decidió utilizar “los decretos de necesidad y urgencia”, una medida
legal pero no muy legítima, para superar
su minoría parlamentaria. Al
decidir poner fin al control de cambio,
se produjo una devaluación que se
estima cerca del 40% para diciembre de
este año, lo que ocasionará una marcada
alza de precios y una inflación que se calcula en 35 %. Durante el gobierno
Kirchnerista se incrementó la nómina de empleados públicos de 2,3 a 4
millones. Macri, inició de inmediato una
drástica reducción con los consecuentes despidos masivos. El
incremento de la electricidad y otras tarifas alcanzará entre 200 % y 300 %, lo
que significará para los usuarios un incremento de seis veces las tarifas..
Estas duras, pero necesarias medidas,
han tenido un delicado impacto político: la popularidad del presidente Macri ha
empezado a resentirse levemente, observándose al cumplir sus primeros 100 días
de gobierno una disminución de seis
puntos al pasar de 60 % a 54 %, pero
este dato debe ser analizado comparándose con otras informaciones para poder
valorar con precisión los resultados. Se requiere para lograrlo tomar en cuenta
la importante caída en el porcentaje de los que se consideran oficialistas al
pasar de 45, 5 % a 35,5 %, presentando
los favorables al presidente Macri un núcleo duro de apenas 15 %. Estos datos
surgen de una encuesta realizada por la
consultora Centro de Estudios de Opinión Pública dirigida por el sociólogo
Roberto Bacman, quien resalta la carga simbólica que tienen los cien días de
gobierno en Argentina: Fernando de la Rúa, empezó a resentirse en su popularidad durante
los primeros cien días de gobierno, no
logrando recuperar su imagen hasta que tuvo que abandonar el gobierno en medio
de fuertes protestas populares.
Respaldar decididamente al gobierno de
Mauricio Macri es la razón fundamental del viaje del presidente Obama a Argentina. Está convencido que el éxito de
las medidas tomadas por el nuevo gobierno, orientadas firmemente por ideas marcadamente liberales que buscan fortalecer
el mercado y la iniciativa privada, debe ser el ejemplo a tomar por la
América Latina después del fracaso del régimen comunista de los Castro, de las
dictaduras militares del Cono Sur y los populismos de Nicolás Maduro, Dilma Rouseff y Cristina Kirchner.
Entiende que su viaje y la
efectiva negociación lograda por el gobierno argentino al cancelar los Fondos
Buitre, por un monto de 6.500 millones de dólares con un descuento del
25 %, abriéndole de esa manera los mercados financieros a Argentina, atraerá,
con seguridad, importantes capitales extranjeros y argentinos. El reto es
lograr que en los próximos meses haya una marcada disminución de la inflación y
un crecimiento del empleo. Obama entiende que el éxito del gobierno del
presidente Macri puede convertirse en la bandera de los sectores democráticos
de la América Latina..
Caracas, 27 de marzo de 2016.
@FOchoaAntich
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