11 de marzo de 2016

Podemos cierra en falso su crisis y culpa PSOE de su división interna, por Victor Ruiz de Almirón, ABC, España / pararescatarelporvenir.blogspot.com 11-03-2016

Podemos cierra en falso su crisis y culpa al, PSOE de su división interna

El ardid  trata de aparentar un discurso unitario que obvia las diferencias en la estrategia política que vive desde su creación
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Los principales dirigentes de Podemos trataron de cerrar ayer jueves filas para suturar la crisis interna del partido y que bajo una desestructuración territorial alimenta las dos visiones de entender el partido entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.
En la madrugada del jueves el número dos del partido denunciaba, a través de una carta a los simpatizantes, que la ola de dimisiones en Madrid que visualiza la crisis del partido tiene que ver con una operación del PSOE para desestabilizar el partido. «El ataque que hemos vivido hoy, que parece ser una ofensiva en marcha, tiene algún precedente pero muy pocos, lo cual revela que todo el aparato del PSOE y alrededores está necesitado de algo con lo que tapar su reciente giro hacia el PP arrastrado por Rivera».
Errejón e Iglesias, que se reunieron durante la tarde del miércoles en el Congreso, tratan de atajar una crisis que no se ciñe tan solo al enfrentamiento de sus partidarios en Madrid, con diez dimisiones en el Consejo Ciudadano entre partidarios de Errejón que amenazan con forzar a la dirección a imponer una gestora.
Las crisis abiertas en Galicia y Cataluña ahondan en el ADN mismo del proyecto. Sergio Pascual, secretario de organización y próximo a Errejón, aseguró que «no hay una sola fisura en Podemos» y que en la formación no existen «ni errejonistas ni pablistas». Irene Montero, portavoz adjunta en el Congreso, próxima a Iglesias, trataba de sofocar la crisis: «Decir que hay una fractura es no conocernos», pero a la vez asumía que existen «diferencias» que se pueden «vivir desde la normalidad».
Iglesias busca el choque frontal con el PSOE, mientras que Errejón se abona a la conciliación
De entre los principales partidos políticos no hay ninguno en el que el número dos tenga un peso y una relevancia pública tan destacada como la que tiene en Podemos Íñigo Errejón. Un perfil propio, diferenciado del líder del partido y que le presenta como el arquitecto de la estrategia política que la formación ha desarrollado, no sin sobresaltos, en el último año y medio.
La crisis en Madrid ha sido el último episodio de un conflicto soterrado entre Pablo Iglesias y su número dos. Un Errejón cuya imagen ha sido tan proyectada que goza de más respeto y credibilidad en algunos sectores que el propio líder. Un conflicto que no reside en una fractura personal, sino en la diferente concepción de cuál debe ser la estrategia política del partido.
El choque entre lo que se conoce como «las dos almas de Podemos» es ya inevitable, después de una tregua a cuenta de las elecciones generales. Las tesis de Iñigo Errejón, la vía pragmática y posibilista, es la que siguió el partido desde que en octubre de 2014 la Asamblea de Vistalegre consagrase el «asalto a los cielos» pero desde una óptica nueva, en la intención de ocupar la centralidad política y sacar al partido de su espacio natal en la extrema izquierda. De ahí surgió una estrategia que llevó al partido a plantear una propuesta económica menos radical, que no moderada, y favorecer una estructura de funcionamiento más vertical, con similitudes a los partidos clásicos que pretendían sustituir, y olvidando la estructura original de los círculos sectoriales que articularon el debate de la formación en sus orígenes.
Por aquel entonces Pablo Iglesias asumió una estrategia pragmática que pretendía desbordar al PSOE y que despertaba inquietud en uno de sus hombres de máxima confianza, Juan Carlos Monedero. Cuando éste tuvo que renunciar a sus cargos de dirección a cuenta de sus irregularidades fiscales en su relación empresarial con Venezuela, el gran defensor de las esencias originales del partido quedó desterrado.
Y aunque Iglesias aceptó por pragmatismo esa posición, el desembarco en el Congreso y la sucesión de derrotas que ha sufrido el partido en la incipiente vida parlamentaria han terminado por destapar al Iglesias original, que busca el enfrentamiento frontal con el PSOE frente a las tesis conciliadoras de Errejón.

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