LAS ARMAS DE CORONEL
martes, 23 de febrero de 2016
Maduro abandonó el cargo: brillante análisis de J.J. Jaspe
Nuestro blog amigo www.analisislibre.org acaba de publicar un brillante análisis de Javier J. Jaspe, verlo completo en: http://www.analisislibre.org/venezuela-nicolas-maduro-abandona-la-presidencia-analisis-febrero-17-2016/,en el cual argumenta con aplastante lógica que Maduro abandonó el cargo.
De ese análisis destaco lo siguiente:
“Artículo 236. Son atribuciones y obligaciones del Presidente o Presidenta de la República:
1. Cumplir y hacer cumplir esta Constitución y la ley.
2. Dirigir la acción del Gobierno.”
El abandono del cargo como causa de falta absoluta – Esta causal tiene una connotación especial en materia constitucional, que no debe ser confundida con la significación que el abandono del trabajo tiene en materia de derecho laboral, donde generalmente se le asimila con la falta de asistencia del trabajador al lugar de trabajo y el incumplimiento de otros deberes de éste derivados del contrato de trabajo. En el caso del Presidente de la República, el abandono del cargo tiene que ver fundamentalmente con el incumplimiento, por acción u omisión, de las obligaciones que la Constitución le impone a quien desempeña esta investidura, entre ellas las que han sido exigidas en el Artículo 236 arriba citado.
La relación de causalidad directa y necesaria que digo existe entre el abandono del cargo por el Presidente de la República y la falta de cumplimiento de sus obligaciones constitucionales, por lo demás, se encuentra corroborada por la misma significación de la palabra “abandono”, según lo recoge el diccionario de la Real Academia Española (RAE). De acuerdo con el RAE (Vigésima segunda edición, Tomo I, página 3), “abandono” es la acción o efecto de “abandonar”, y “abandonar” es, según el mismo RAE:
“8. Descuidar los intereses y las obligaciones”
Maduro ha descuidado el cumplimiento de sus obligaciones – Efectivamente, Maduro ha descuidado el cumplimiento de la expresa obligación que tiene el Presidente de la República, por imperativo del artículo 236, numeral 2, de la Constitución, de dirigir la acción del Gobierno destinada a formular e implementar medidas para enfrentar eficazmente la grave crisis económica y social que vive Venezuela. Al incurrir en este incumplimiento, Maduro también ha faltado a su deber fundamental de cumplir y hacer cumplir la Constitución y la ley, en los términos exigidos por el artículo 236, numeral 1, también arriba citado.
La conducta de incumplimiento de Maduro, al deber constitucional de dirigir la acción del Gobierno ha sido puesta en evidencia por distinguidos analistas del acontecer económico y social venezolano. Baste señalar brevemente tres ejemplos que se transcriben a continuación (las negrillas en los textos son de JJJ), los cuales por su contundencia no ameritan mayores comentarios:
Dios no proveyó – En un notable artículo, dos destacados economistas del país (Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos) han denunciado como Maduro y su gobierno han mantenido una conducta absolutamente pasiva frente al avance de lo que caracterizan como la más graves crisis económica y social del país. Dicen los indicados autores, que Maduro se limitó a invocar a Dios para que este proveyera y su gobierno lo que hizo fue agravar esta crisis, por cuanto:
“…aprovechó para declararle la guerra al sector privado, poniéndose a competir con importaciones baratas, racionándole el acceso a divisas para importar, expropiándolo u ocupándolo, regulándole los precios y márgenes, criminalizando los inventarios e inclusive la exportación y sujetándolo a un sin número de regulaciones que acabaron por extinguir su rentabilidad.
Las consecuencias de esta cadena de políticas en términos de abastecimiento fueron camufladas detrás de un enorme boom de importaciones financiadas con petróleo y deuda. Y así se creó la ilusión del socialismo posible, mientras se debilitaba nuestra capacidad productiva y se hacía al país más vulnerable a una eventual caída del petróleo que hoy se ha materializado…..
Los países no desaparecen, pero sí pasan por momentos de extrema dificultad que dejan cicatrices duraderas. El gobierno de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro no sólo nos trajo hasta aquí tras diecisiete años de disparates en la política económica, sino además se ha quedado inerte mientras la crisis se extiende y profundiza, pretendiendo enfrentar la realidad con mentiras como la “guerra económica” o el lanzamiento de algún eslogan como “los trece motores.
Éste es el drama en el cual nos encontramos. Sin un nuevo gobierno que recurra a la ayuda internacional, y promueva una renegociación ordenada de la deuda externa, Venezuela no levantará cabeza. Con esto no queremos decir que vamos a evitar los momentos difíciles, que son consecuencia de la improvisación, parálisis e insistencia en un modelo económico fracasado que ha dejado exangüe a la economía del país. Pero sí es posible minimizar el dolor, acelerar los plazos de recuperación y abrir la posibilidad de iniciar la reconstrucción.
Es una alternativa algo más responsable y productiva que esperar a que Dios provea.”(http://prodavinci.com/blogs/dios-no-proveyo-por-miguel-angel-santos-y-ricardo-hausmann/).
No gobernar es inmoral – Otro destacado analista y columnista (Armando Janssens) aporta elementos de significación para observar que al regreso de un viaje al exterior por más de cuatro semanas, se encuentra con comentarios de la gente de su barrio, como los siguientes:
“—Ni siquiera se abrió el supermercado a tiempo, y luego no había nada para comprar.
—Yo conseguí algo de margarina y harina de maíz: ¡Feliz Polar!
—Pero los precios de los otros productos por las nubes y mi dinero, ¡cada vez menos me alcanza!
El sentimiento colectivo es uniforme: “¡Es un desastre, no hay gobierno! ¿Cuánto tiempo más se aguantará esto?.”
E igualmente agrega:
“No entiendo al gobierno ni al presidente Maduro que dejan llegar tan lejos la situación y llevar a la pobreza extrema a tanta gente. ¿De dónde la incapacidad para tomar decisiones, para intervenir con alguna eficacia? Tanto tiempo que todo el país está esperando el aumento del precio de la gasolina, y nada. Tanto tiempo que estamos esperando una acción contra los colectivos armados que aterrorizan a la población, y nada. Tanto tiempo esta inflación que empobrece especialmente a los más pobres, y nada. Tanto tiempo rodeado por la corrupción, el engaño, y nada. Y los medicamentos, los reactivos y los insumos medicinales escasean hasta el extremo, y nada. Es como un juego macabro abriendo esperanzas y quemándolas en la indolencia de gobernar. No puede ser una actitud consciente, y no se puede pensar que se está envenenando la situación para llegar a situaciones militares que afectarán a todos.
Y especialmente, la violencia callejera que nos rodea a diario en cualquier sitio, esperado o no. Son ciertas las cifras de la fiscal o las del Observatorio Venezolano de Violencia, pero son cifras desproporcionadas para un país normal que no está oficialmente en guerra. ¡Y nada!)La violencia se organiza mejor y dentro de poco viviremos todos a cargo de en un “pran”, presos en nuestro propio país.” (http://www.el-nacional.com/opinion/gobernar-inmoral_0_791920930.html).
La doctrina de Tao, la política de la inacción – Finalmente, un distinguido abogado e historiador (Gustavo Pereira):
“reconoció que Venezuela vive una situación “dramática”. Insistió en que “hay que hablarle con la verdad” a la gente.
“No creo encontrar un calificativo más apropiado (…). Yo lo vivo, no me lo cuentan, se trata de un desabastecimiento atroz, una inflación desbordada, incontrolable y esto es desde el año pasado….”
En pocas palabras, la última alocución de Nicolás Maduro para anunciar su paquetazo decepcionante demostró que no tiene nada que ofrecer a los venezolanos para solucionar eficazmente la grave crisis económica y social que vive el país. Es decir, que con Decreto de Emergencia Económica o sin él, no hará absolutamente nada significativo para formular y poner en práctica medidas efectivas para solucionar la crisis nacional, en la misma forma que desaprovechó y mal utilizó la Ley Habilitante vigente por un largo periodo y hasta finales del pasado año. En los párrafos que anteceden se han expuesto consideraciones preliminares sobre las razones que justificarían la declaratoria de Nicolás Maduro en falta absoluta por abandono del cargo, por parte de la Asamblea Nacional, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 233, en concordancia con lo establecido en el artículo 236, numerales 1 y 2, de la Constitución, a los cuales remitimos. Tiene la palabra la Asamblea Nacional. Veremos…”.
Hasta aquí el brillante análisis de Jaspe, el cual combina vigor jurídico con una sabia apreciación de la crisis humanitaria que sufre hoy nuestro país.
Maduro abandonó su cargo hace tiempo ya. Fuera!
Nos sentimos honrados en reproducir este pertinente análisis, publicado por el Ingeniero Gustavo Coronel, que contribuye a aclarar la innecesaria polémica creada por los "supremasistas" profesionales en lugar de acoger, ponderar y decidir sobre las opciones existentes. Salud
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