Obama y Castro.
por: Gloria Cuenca.
“Tanto nadar, para terminar ahogado en la
orilla”. Desde el 1ro. de enero de 1959 cuando triunfó la revolución cubana, a
la que apoyé con toda mis fuerzas, me he sentido vinculada con el proceso
cubano. Primero, creyendo, en lo que allí ocurría y confiando en las bondades
de la revolución . Pasé, allí, en la Plaza de la Revolución, el 1ro. de mayo,
cuando se declararon socialistas.
Sufrí terriblemente, cuando se sucedieron los
ataques y torturas en contra de los intelectuales.
Me convencí, de que, aquel sueño se
había transformado en pesadilla. Lo más lamentable el sistemático discurso de
los dirección cubana: todo el tiempo hablando mal del imperio y suspirando por
el mismo. Una enorme cantidad de cubanos se fueron allá.
Ha pasado más de medio
siglo, la contradicción sigue. El estadista y gran político que es Barack
Obama, demuestra una vez más lo trascendente de su gestión, al poner en
evidencia esa relación amor-odio de Cuba
por los Estados Unidos. Después de anunciarse la reanudación de relaciones,
como las amantes, cuando se muere la esposa del sueño imposible, lease el
marido, entraron en una especie de extasis amoroso: franelas con el nombre de
los Estados Unidos, la imagen de la estatua de la Libertad, el “U.S. Navy” en
el pecho de los cubanos, Welcome, la bandera y lemas en inglés, entre otras
manifestaciones de afecto y admiración.
Lo que impacta es que, la prédica de más de 50 años no logró borrar el sentimiento-
y, ¿la pasión?- que Estados Unidos causa
entre los cubanos. No los que se fueron- eso es obvio- sino los que se quedaron
allí. ¿Me pregunto, no se dan cuenta, los revolucionarios, comunistas,
socialistas del siglo XXI, que todo fue un gran fracaso y una enorme mentira?
¿Hasta donde piensan llegar los revolucionarios venezolanos en su locura y
negación de la realidad?
Conozco el sentimiento de la pérdida de la ilusión y,
en los primero momentos, al darse cuenta, la negación a reconocer el error
fatal. Peor aún: insistir y justificar la derrota por todos los medios y no
aceptar la realidad.
Craso error. Créanlo. Frente a Obama, Castro miente con
relación a los presos políticos cubanos; las limitaciones
a la libertad de expresión e información son notorias: toda la prensa,
(oficial, no hay otra) cubre la visita de Maduro. A la de Obama dedican poco espacio. ¡Ah,
Sancho amigo, cosas veredes, que faran flavar las piedras! (sic). ¡Feliz Pascua
Florida!
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