¿Cuál fracaso? A
pesar de su retirada de Siria, Rusia sigue un paso adelante
Por MARK LANDER 16 marzo 2016
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El
Presidente Vladimir V. Putin de Rusia en Moscú en febrero. CreditPavel
Golovkin/Associated Press
Durante
cinco años, el Presidente Obama ha rechazado firmemente el argumento de que
Estados Unidos podría intervenir en Siria, alterar el equilibrio de poderes en
el campo de batalla y evitar ser arrastrado a un callejón sin salida.
Pero
el anuncio ruso de la retirada del grueso de sus fuerzas de Siria,
una sorpresa para la Casa Blanca, desmintió la tesis de Obama. Rusia ha
intervenido en Siria y contrario a lo que muchos creían, no se ha visto
perjudicada por su arrojo militar. Al contrario, ha mantenido la iniciativa y
el liderazgo en la región, mientras Estados Unidos hacía lo posible por
mantener cierta distancia con la guerra.
La
Casa Blanca felicitó a Rusia por la retirada, pero siguió criticando la
intervención mientras trataba de comprender los motivos que llevaron a la
salida.
Josh
Earnest, portavoz de la Casa Blanca, afirmó que la intervención rusa
benefició a Assad y complicó una posible solución política.
En
Estados Unidos algunos funcionarios advirtieron que necesitan más evidencias de
la retirada para creer que es genuina. El martes, el Pentágono dijo que había
detectado la salida de menos de una decena de aviones rusos de Siria y ningún
movimiento significativo de tropas.
Sin
embargo, otros funcionarios estadounidenses consideran que sí hay razones
par creerle a Putin. El líder ruso arriesgó su credibilidad con el
actual cese al fuego y con las negociaciones en Ginebra. También quiere
aliviar las tensiones con la Unión Europea, que le atribuye a Rusia cierta
responsabilidad en la crisis de refugiados. Finalmente, está impaciente con el
Presidente Assad dada la incapacidad del ejército sirio de recuperar territorio
pese al apoyo aéreo ruso.
Para
Putin, en ese escenario, el costo de seguir participando en la guerra
siria era mayor que el de retirarse, tanto de cara a la opinión pública en
su país como frente a la comunidad internacional. Su objetivo principal, que el
régimen de Assad no cayera, se ha cumplido. Y ahora cualquier solución al
conflicto pasa por que Rusia esté sentada en la mesa de la negociación.
A
Obama también le beneficia la decisión rusa: alivia la presión para que
Estados Unidos aumente su apoyo a la oposición moderada siria, algo que no
quiere hacer. Estados Unidos quiere que Rusia sea un actor importante en la
negociación política por su capacidad de influenciar al gobierno sirio.
El
anuncio de la retirada rusa pone de manifiesto que son ellos quienes han tomado
la iniciativa en Siria desde hace tiempo. Ahora, la campaña de bombardeos
contra el Estado Islámico que lidera Estados Unidos tendrá que continuar. Los
rusos se han centrado sobre todo en los rebeldes que se enfrentan al régimen,
pero también han golpeado a los islamistas radicales.
Andrew
J. Tabler, experto en Siria del Washington Institute for Near East Policy, está
entre quienes se lamentan por la decisión rusa, pues siente que Estados Unidos
pierde un aliado militar contra el Estado Islámico. “De repente, no podemos
contar con los rusos en la lucha contra el Estado Islámico y eso alargará la
duración de esta guerra y la implicación de Estados Unidos y Occidente”.
En
una entrevista con The Atlantic, Obama dijo que la intervención rusa
fue un error que reveló más debilidad que fortaleza. Y añadió que
pensar que los rusos estaban en una mejor posición tras la intervención no es
más que “estar confundido sobre la naturaleza del poder en las relaciones
internacionales” y llevó la explicación a otro ámbito: “Su economía lleva tres
años en recesión”.
Algunos
expertos en Rusia han dicho que no hay pruebas de que la decisión de
retirarse de Rusia sea política ni económica. Para la prensa rusa se trata de
una “misión cumplida”.
Angela
Stent, experta en Rusia de la Universidad de Georgetown, dijo que la
intervención rusa no ha sido un fracaso. “Lo habría sido si sus objetivos
hubieran sido más ambiciosos, ya fuera la destrucción del Estado Islámico o mantener
la unidad del país”.
Derek
Chollet, que ha trabajado en el Departamento de Estado y la Casa Blanca durante
el gobierno de Obama, cree que la intervención rusa en Siria “quería que Assad
ganara tiempo y lo ha conseguido, pero ha empeorado la situación en el país. Es
fácil tener éxito en una guerra si intervienes sin escrúpulos”.
Chollet
señala que Rusia sabe cómo sorprender a Estados Unidos con decisiones tácticas,
por ejemplo, con la invasión de Afganistán. Pero esas decisiones no
siempre son exitosas a largo plazo.
Otros
analistas piensan que la estrategia de los rusos demuestra que el argumento de
Obama sobre la intervención era una falacia. Podía haber intervenido en Siria
sin quedarse atrapado en un compromiso profundo.
Tabler lo resume así: “Ha demostrado que se podía
intervenir, bombardear, enviar tropas y retirarse. Que se podía cambiar el
equilibro de fuerzas de la guerra y evitar que el régimen cayera”.
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