ALFREDO CORONIL HARTMANN
Itaca 24 de marzo de 2016.Mons Biord “Nuestro pueblo no termina hoy la cuaresma, hace años que sufre pobreza, vejación y abandono”
“La tradición nos habla de unos limones caídos al paso de la procesión del Nazareno, le pedimos hoy al Nazareno que nos ayude a derribar nuestros pecados personales y sociales. Que derribe el odio y el orgullo. Que derribe la indiferencia de muchos frente a los que sufren, frente a los hambrientos y sedientos, frente a los enfermos y presos, frente a inmigrantes y a los perseguidos, frente a la escasez de alimentos y de medicinas. Que derribe la corrupción de quienes roban el dinero público. Que derribe la injusticia de los privados que se enriquecen con el dinero mal habido. Que derribe la sed de venganza, el egoísmo y la apatía frente al sufrimiento de los pobres y frente a lo que pasa en el país”.
EL BIEN VENCE AL MAL, EL AMOR AL ODIO, LA INDULGENCIA A LA VIOLENCIA
Homilía de Mons. Raúl Biord en el Nazareno de San Pablo (23-3-16)
PETICIÓN AL NAZARENO
Hoy venimos con devoción a acompañar al Nazareno de San Pablo. Como Obispo de La Guaira le quiero agradecer al Nazareno, a esta arquidiócesis de Caracas y al Rector de la Basílica de Santa Teresa, Mons. Henry Padilla, la deferencia para conmigo al invitarme a presidir esta misa y sobre todo el cariño hacia la Diócesis de La Guaira. El Nazareno de San Pablo, por un gesto del recordado Cardenal Ignacio Velasco, en el año jubilar 2000 y a pocos meses de la tragedia de Vargas fue en procesión hasta La Guaira. El Nazareno fue a compadecerse de su pueblo derruido, a caminar sobre los escombros, a darnos esperanza para la reconstrucción de nuestro pueblo y nuestra diócesis.
Durante la cuaresma de este año 2016, recibimos la visita de su cruz. La recibimos con mucho cariño y devoción en La Plaza Mayor de Catia la Mar, luego recorrió todas las parroquias de esa zona pastoral llevando consuelo e invitando a la reconciliación y al perdón. Gracias Jesús Nazareno por caminar por las calles de nuestra gente, especialmente con los más pobres que hoy te acompañan con agradecimiento.
La tradición nos habla de unos limones caídos al paso de la procesión del Nazareno, le pedimos hoy al Nazareno que nos ayude a derribar nuestros pecados personales y sociales. Que derribe el odio y el orgullo. Que derribe la indiferencia de muchos frente a los que sufren, frente a los hambrientos y sedientos, frente a los enfermos y presos, frente a inmigrantes y a los perseguidos, frente a la escasez de alimentos y de medicinas. Que derribe la corrupción de quienes roban el dinero público. Que derribe la injusticia de los privados que se enriquecen con el dinero mal habido. Que derribe la sed de venganza, el egoísmo y la apatía frente al sufrimiento de los pobres y frente a lo que pasa en el país. Como dice el profeta, que quite nuestro corazón de piedra y lo sustituya con un corazón de carne (Ez 36,36) como el de Dios, como el del Sagrado Corazón o el de Jesús de la Misericordia. Un corazón que se alegre con lo bueno y que se aparte del mal. Que el Nazareno cure nuestras heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza, que entre oración y oración quedemos sanados al paso nazareno de la procesión.
EN EL AÑO DE LA MISERICORDIA
El Papa Francisco ha convocado un Año Jubilar de la Misericordia.Nos invita a todos a vivir la experiencia de entrar en la entraña de nuestro Dios para poder ser en medio del mundo y de la Iglesia signos vivos de su misericordia. Estamos llamados a hacer nuestro el programa de Jesús: «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso» (Lc 6,36), pues el misterio de la fe cristiana encuentra su síntesis en esta palabra y ahí, en la misericordia, se nos revela el corazón de la vida cristiana: Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Dios.
«La misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo… Es un amor que proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón» (MV 6). La cualidad central del Dios de la Biblia es la misericordia. He aquí el autorretrato que Dios nos hace de sí mismo: El Señor «es un Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en misericordia y fidelidad. Mantiene su misericordia hasta la milésima generación» (Éx 34,6-7).
Ser misericordiosos nos lleva a vivir como vivió Jesús: hacernos cercano al hermano, entrar en contacto con su sufrimiento, vivir atentos a las situaciones de los que nos rodean, ir más allá de las apariencias, mirar a los demás con ojos de amigos de la vida, con miradas que no juzgan ni condenan, capaces de ver las posibilidades escondidas, de romper las cadenas que atan al pecado y al pasado, especialistas en abrir puertas y en construir puentes, derribando candados y cadenas.
La misericordia que viene de Dios nos devuelve la dignidad que perdemos por el pecado, porque Dios nos ofrece sanación y salvación, particularmente en el sacramento de la reconciliación. El Kerigma del Evangelio, nos comunica la misericordia del Padre, y su expresión es la solidaridad con los más pobres y necesitados.
La Semana Santa es para todos un tiempo favorable para escuchar la Palabra y vivir las obras de misericordia. Mediante las corporales servimos al cuerpo de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser alimentados, vestidos, alojados, visitados y ayudados; mientras que las espirituales nos piden: aconsejar, enseñar, perdonar, consolar, educar, amonestar, rezar. En el pobre la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido… para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (Papa Francisco). No perdamos este tiempo santo propicio para la conversión.
CIRENEOS PARA AYUDAR A CARGAR TANTAS CRUCES
En el camino hacia el calvario, un hombre llamado Simón de Cirene, ayudó a Jesús a llevar la cruz. Jesús cayó tres veces al suelo, golpeado y desfigurado, es ayudado por este hombre que pasará a la historia por este gesto caritativo (Mc 15,21). El Nazareno sigue recorriendo las calles de nuestros barrios y comunidades. Aquí en Caracas, en Achaguas, en Vargas y en todo el país. Es la procesión más sentida y acompañada de nuestro pueblo venezolano. Muchos se visten de morado para indicar que comparten la suerte del Nazareno. Todos nos acercamos y nos identificamos con ese rostro sufriente de Jesús que carga con su cruz. Le pedimos que nos ayude a cada uno de nosotros a llevar su propia cruz y a ser cirineos de las cruces de los demás. Necesitamos hoy más que nunca muchos cirineos que ayuden a cargar las cruces de los demás, de los que sufren física o espiritualmente, de los que no pueden con su cruz. Estamos todos llamados a la solidaridad del Cirineo que se debe manifestar en gestos de misericordia y de justicia hacia los más pobres.
Nuestro pueblo no termina hoy la cuaresma, hace años que sufre pobreza, vejación y abandono. Particularmente en estos días sufrimos un verdadero viacrucis para conseguir la comida, el agua, las medicinas, los productos de limpieza, los repuestos e instrumentos de trabajo. Jesús Nazareno de San Pablo, hoy al recibir tu cruz, sentimos que no eres un extraño, que caminas con nosotros en este valle de lágrimas, te pedimos fortaleza para seguir caminando en la esperanza cierta de la resurrección, porque estamos convencidos que el bien vence al mal, el amor al odio, el perdón a la venganza, la indulgencia a la violencia.
Santa Teresa, Miércoles Santo-2016
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