7 de marzo de 2016

El lavado “a la suiza”, por: Luis García Planchart, de su Blog / pararescatarelporvenir.blogspot.com 7 de marzo de 2016


lunes, 7 de marzo de 2016

El lavado “a la suiza”


Luis García Planchart


Muchas opositoras inteligentes, entre ellas mis amigas Julieta y Lorena y mi prima María, están convencidos que, al salir de este régimen, Venezuela recuperará, al menos, los 300 millardos que Jorge Giordani, ex Ministro de Economía, asegura que los miembros de la nomenclatura y sus testaferros saquearon el tesoro.
Lamento diferir de tan encantadoras damas, pero, como aseveraba mi difunto padre, Deseos no empreñan,
Como ha sucedido en el pasado, habrá uno que otro saqueo, uno que otro difunto (que espero sea entre los pranes y jefes de colectivos) y otro que otro preso y mal recomendado; sobre todo los que aparecen en las listas de la DEA, el FBI y la Interpol, que Barack Obama sabe quienes son, pero aún no los identifica públicamente.
El país terminará hecho escombros, tal como sucedió al final de la Guerra de la Independencia y de la malhadada Federación, donde hasta un tátara de Hugo Chávez, alias Maisanta, participó (decía el Comandante, antes de estirar la pata). A lo mejor, como los castro comunistas de ahora, mató a unos cuantos pendejos, se robó unas cuantas cabezas de ganado y pasó a la Historia convertido en héroe, gracias a la desmemoria del pueblo.
Pero bueno, regreso al tema de hoy.
¿Por qué creo que los saqueadores escaparán con la cabuya en el pie?

El oro de los judíos

Hay dos periodistas que han hecho sendos trabajos de investigación, los cuales sólo pueden ser calificados como excelentes: María José Arévalo Gutiérrez, redactora de El diario judío y Javier del Pino, locutor de la Cadena Ser  y redactor del El País de España.
Arévalo inicia su escrito con una oración del rabino Isaac Hintermayer pronunciada el 12 de octubre de 1943 en Auschwitz: Nadie ganará con nuestra muerte y con el criminal holocausto La historia tendrá que hacer justicia por el genocidio cometido contra el pueblo judío.
Destaca la periodista que hubo una razón adicional, aparte de su declaratoria de neutralidad, para que Suiza no fuera invadida por Alemania durante la II Guerra Mundial.
De los judíos refugiados en Suiza antes de la guerra, aproximadamente 30 mil fueron devueltos a sus países de origen, tras ser desfalcados por la banca suiza, incluso a subastó sus cuadros y títulos de acciones a precios de gallina flaca. 
El destino de dichas cuentas tras la guerra fue un auténtico negociado. A los deudos las víctimas del holocausto les exigieron certificados de defunción, aún sabiendo la imposibilidad de lograrlos, pues tales actas no eran expedidos en los campos de exterminio.
Todo el oro permaneció en los bancos helvéticos, y éstos destruyeron las evidencias y pruebas relacionadas con su procedencia, para poder mandar a freír espárragos a los reclamantes. A los bancos se unieron los abogados y contables de los depositantes, convencidos que sus  clientes había fallecido.
Los banqueros negaron todas las acusaciones en su contra, sosteniendo que desconocían el origen del ese oro y que no era su responsabilidad averiguar la procedencia del mismo. 
Los aliados decidieron presionar a Suiza para que compartiera con ellos el botín de guerra, pero tal medida cayó en el presunto con la Guerra Fría. Occidente necesitaba que Alemania Occidental lograra su milagro económico para restregárselo por la cara a los incompetentes comunistas soviéticos; así como EEUU necesita ahora que Cuba adopte  el modelo capitalista para poner orden en la pea a escala global.

La justicia tarda... muchísimo

Por su parte, el periodista Javier del Pino publicó en El País (17/04/05)
Una nota de prensa, comunicando que 7 años atrás, un juez federal  estadounidense  había concertado acuerdo entre varios bancos suizos y cientos de familias judías para repartir una indemnización de 1.250 millones de dólares, poniéndole fin a múltiples demandas que contenían una misma acusación:  Dichas entidades trasladaron el dinero ingresado por judíos a cuentas corrientes de los nazis.
El mismo juez, Edward R. Korman, sentenció a favor los herederos de una familia austriaca la mayor indemnización pagada hasta ahora: casi 22 millones de dólares para María Altman, de 89 años.
La justicia estadounidense (según Del Pino)demostró que varias instituciones financieras suizas, especialmente el Credit Suisse Group y UBS AG, destruyeron los impresos y la documentación de miles de cuentas de familias judías un proceso llamado arianización de la propiedad.
La actitud de estas entidades fue, según el juez, deplorable: Se presentaron ante los judíos de Europa como un refugio seguro para sus propiedades, pero los bancos suizos entregaron a los nazis esas propiedades sólo para ganarse los favores de ese régimen, describe en la sentencia
.
Un policía venezolano cuesta US$ 80 mil, un banquero andorrano...

No creo que la banca andorrana sea más ética que la suiza. Jordi Pujol cometió su primer desfalco contra la tesorería de la Generalitat en 1989, aunque la sentencia lo absolvió el 29 de noviembre de ese mismo año.
El video sobre el testaferro de Rafael Ramírez, que rueda por las redes sociales y registra un nota de TVE, expone que si un policía venezolano es comprable con 8 mil dólares, el costo de un banquero es de 80 millones de euros.
Si la señora Altman tuvo que esperar 53 años para recuperar su dinero, si todavía el año pasado algunos judíos recibía compensación por sus parientes ejecutados y desfalcados, ¿cuánto tendrá que esperar el pueblo de Venezuela para ponerle la mano al botín acumulado en 18 años por los boliburgueses, los bolichicos y los narcosoles? Y esto, siempre que no surjan terceros como, por ejemplo, un nuevo gobierno en la vecina república, que incluya a las FARC, y diga: ¡Epa! Esa vaina de la coca es de Colombia. Después de todo, aquí fue donde la produjimos.
Por lo cual, el desgarrador llamado que hace ayer en La Razón Jesús Petit Da Costa, Procédase sin más demora a echar a Maduro, adquiere una relevancia absoluta. Para que el lavado “a la suiza” de Venezuela no se incremente exponencialmente en estos días de cambio.

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