LA REVOLUCION DE LOS PRANES
Por: Gustavo Azócar Alcalá
Quienes me conocen han de saber que
estuve preso en el Centro Penitenciario de Occidente, mejor conocido como
Cárcel de Santa Ana, en Táchira, en dos ocasiones. La primera vez, en 2006.
Permanecí recluido en un calabozo entre el 6 y el 21 de marzo por órdenes
directas del para entonces gobernador Ronald Blanco La Cruz quien nunca me
perdonó que lo desenmascarara ante el país, al descubrir que él no iba a bordo
de la tanqueta (un blindado Dragón 300) conducida por el teniente Rubén Avila,
que se estrelló contra las rejas del Palacio Blanco el 4 de febrero de 1992.
El 29 de julio de 2009, me internaron
por segunda vez en el CPO, por órdenes de la actual Ministra de Asuntos
Penitenciarios, María Iris Varela Rangel, quien luego de destrozar el estudio
de mi programa Café con Azócar (el 21 de noviembre de 2007) emprendió una
cacería contra este servidor que buscaba 3 objetivos: 1) meterme preso 2)
inhabilitarme para impedir que llegara a la AN y 3) sacarme de la programación
de Televisora del Táchira.
Recuperé mi libertad el 26 de marzo de
2010 después de haber permanecido por espacio de 8 meses en prisión.
En la primera ocasión, en 2006, conocí a
Wilson, el Pran del CPO, un hombre moreno, bajito, muy callado, a quien
vinculaban con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. Por
cierto, a Wilson no le decían Pran. Lo llamaban “el Papa”. Era un hombre de
pocas palabras, pero de mucha acción. Todo el penal estaba bajo sus dominios.
En la segunda oportunidad, en 2009,
conocí a Paco, el líder del penal, a quien tampoco le decían Pran. Al igual que
a Wilson, a Paco lo llamaban “el Papa”. Paco era un muchacho de aproximadamente
30 años, alto, fornido, de buen vestir y buenos modales, con quien uno podía
hablar de política, economía, deportes y hasta de farándula.
Wilson y Paco no andaban armados dentro
del penal. Un ejército de 50 hombres, a los que apodaban “el carro” se
encargaba de custodiarlos las 24 horas del día, los 365 días del año. Ambos ejercían
el poder con mano dura, y cuando algún recluso “se comía la luz” amanecía al
día siguiente colgado de la rama de algún árbol o de un poste de electricidad.
La versión oficial decía que “se habían ahorcado” por problemas pasionales.
Wilson y Paco se reunían los lunes de cada semana con el director del Penal y
el Jefe de la GN a puertas cerradas. Paco me dijo en cierta ocasión que esas
reuniones eran “para cuadrar cuentas”.
La colega periodista Patricia Clarembaux
escribió en su libro “A ese infierno no vuelvo”, un viaje a las
entrañas de las cárceles venezolanas, que la palabra Pran es una sigla formada
por las siguientes palabras: P: Preso R: Rematado A: Asesino N: Nato. Otras
fuentes señalan que la famosa palabra proviene de Puerto Rico, la isla del
encanto, pero allá significa: P: Prisionero R: Reincidente A: Asesino N:
Natural, sigla que según el periodista Adaúlfo Estornis, tomó un delincuente
que fue condenado a 25 años por el asesinato de un empleado bancario en la
ciudad de San Juan, en el año 1992.
En Venezuela, en los últimos años, se ha
puesto muy de moda la palabra Pran. En la mal llamada cuarta república, se
sabía de la existencia de reclusos que controlaban el interior de las cárceles.
Pero, a diferencia de la quinta república, en la era democrática la vida, los
gustos y los quehaceres de aquellos reos no se publicaba en revistas ni en
periódicos. Los líderes de las prisiones, en tiempos de la república civil, no
eran miembros del Jet Set.
Pero en revolución todo se vale. El
socialismo bolivariano del siglo XXI ha dado para todo. Ahora los líderes de
las cárceles salen en Facebook, tienen cuentas en Twitter e Instagram y hasta
difunden videos en Youtube con cada una de sus hazañas. Lo confieso: no creo
que haya sido una casualidad, el hecho de que la palabra Pran y los personajes
que la encarnan, haya tomado mucho más protagonismo y mucha más relevancia,
luego de la creación del Ministerio para Asuntos Penitenciarios, y la
designación de la señora Varela al frente de esa cartera.
Uno de los pranes más famosos de
Venezuela, Teófilo Alfredo Rodríguez Cazorla (1971/2016), mejor conocido como
El Conejo, ex líder de la cárcel de San Antonio en Nueva Esparta, acaba de
robarse los titulares de todos los medios de comunicación del país luego que fuera
asesinado cuando salía de una fiesta. Cazorla se hizo muy famoso a partir del
año 2011 cuando se tomó una fotografía abrazando a la actual Ministra de
Asuntos Penitenciarios como si se tratara de dos grandes amigos.
El Conejo estuvo en prisión desde el año
2003, luego que efectivos policiales decomisaron 339 gramos de cocaína y
dos vehículos robados en una de sus propiedades. En otro allanamiento,
practicado en otra residencia propiedad de Cazorla, fueron encontrados dos
fusiles automáticos livianos (FAL). El Conejo estaba considerado como uno de
los delincuentes más peligrosos del estado Nueva Esparta, pero a pesar de ello,
logró obtener su libertad gracias a la “Operación Cayapa” que lidera la
ministra Varela, la cual permite que hampones y traficantes de drogas salgan a
la calle, mientras que los presos políticos como Iván Simonovis o Leopoldo
López son condenados a 14 y 30 años de prisión.
La gran vida que se dan los “pranes”
gracias a la revolución socialista y bolivariana quedó evidenciada en octubre
de 2015 cuando las instalaciones del Internado Judicial de
Barinas sirvieron para que la pareja conformada por Jean Pier Arenas
y Angélica Morales, celebraran su elegante matrimonio eclesiástico.
La fastuosa boda entre Arenas, el Pran
del Internado Judicial de Barinas y su elegante esposa, fue publicada a página
completa en un diario de circulación regional con el siguiente mensaje:
“Este es un mensaje de amor, paz, unión y armonía que Barinas, Venezuela y el
mundo deben conocer (…) Con este gesto amor y hermandad, el señor Jean
Pier Arenas, vocero del Colectivo Popular 23 de Abril, da muestras una vez más
al estado Barinas, al país y al mundo, que es posible el cambio genuino del
hombre nuevo”.
La revolución penitenciaria anunciada
por el fallecido Hugo Chávez y defendida por la señora Varela, permitió que el
Pran de Barinas, Jean Pier Arenas y su flamante esposa, disfrutaran de una
tremenda fiesta, con bebidas alcohólicas, grupos musicales y torta, mientras
que los esposos Leopoldo López y LilianTintori ni siquiera puedan disfrutar con
tranquilidad de la visita dominical en la Cárcel de Ramo Verde porque al
director de ese penal no le da la gana.
La revolución socialista y bolivariana
convirtió las cárceles venezolanas en un tremendo y rentable negocio. En las
barriadas populares de Caracas y de otras grandes ciudades del país hay niños y
adolescentes que ya no quieren ir a la escuela, ni al liceo, y mucho menos a la
universidad. Aunque muchos no lo crean, hay niños que ya no sueñan con ser
médicos, ingenieros o abogados. Algunos niños quieren imitar a unos personajes
que ganan mucho dinero, se casan con hermosas mujeres y viven rodeados de lujo
y confort: los pranes.
En México, Joaquín “El Chapo” Guzmán, el
narcotraficante más famoso del mundo después de Pablo Emilio Escobar Gaviria,
es toda una celebridad, capaz de atraer la atención de bellas actrices de
Hollywood como Kate del Castillo. Guzmán Loera es una máquina de hacer dinero,
a tal extremo que una de sus hijas acaba de registrar el nombre de “El Chapo”
como una marca comercial a la cual aspira sacar provecho.
En Venezuela, si no se toman los
correctivos necesarios, pronto veremos camisas, franelas y chaquetas con las
imágenes de los pranes. Un día de estos escucharemos canciones y veremos tiras
cómicas, series de televisión y hasta películas recreando la vida de El Conejo
o cualquier otro líder carcelario de esos que han perdido la vida o que todavía
dan órdenes dentro de algún penal.
1.
No es un chiste. Aunque cuesta creerlo,
es completamente cierto: la revolución de los pranes es otra pesada herencia
que nos ha dejado el socialismo del siglo XXI y con la cual hemos de lidiar en
los años que están por venir.
29 de enero de 2016