2 de abril de 2016

18 PEQUEÑAS ALEGRÍAS REVOLUCIONARIAS. Por: Leonardo Padrón.Enviado por: igor de jesus petrola salvatierra / pararescatarelporvenir.blogspot.com 02-04-2016

18 PEQUEÑAS ALEGRÍAS 
REVOLUCIONARIAS.

Por: Leonardo Padrón

La gente es un caso. Le gusta quejarse. Es un asunto casi vocacional. Digo más, es uno de los deportes más placenteros del venezolano en estos tiempos.No sabemos apreciar lo que tenemos. Los pequeños momentos de gozo que nos son dados.
 Recuerden, lo han dicho los grandes maestros
espirituales, en los detalles está la felicidad, en lo nimio, en lo
inadvertido. El proceso revolucionario del comandante eterno nos ha
llevado a dimensiones inéditas de la alegría y no hemos sabido
valorarlas.
 Hemos sido ingratos.Por eso he decidido hacer una breve
lista de 18 placeres que antes no existían en nuestra vida y ahora,
gracias a la gestión del camarada presidente y su -siempre en
rotación- gabinete de ministros, podemos experimentar en toda su
intensidad y valor:
1) Llegar vivo al hogar. Se ha dicho hasta el
cansancio: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Cada vez que
cerramos la puerta de nuestra casa y comprobamos que, efectivamente,
no hemos sido secuestrados ni baleados, sentimos en toda su magnitud
el placer de estar vivo. Aleluya.
2) Abrir el grifo y que salga agua.
Antes era un gesto tan rutinario que no nos causaba la más mínima
emoción. Ahora, cada vez que abrimos el grifo o la ducha y oímos el
sonido del crucial líquido, uno se alegra, sonríe, hasta le mejora el
ánimo. En el fondo, sientes que es tu día de suerte.
3) Abrir el grifo
y que salga agua incolora, inodora e insabora. Ya es un estado
superior de la felicidad. Es un placer más complejo, más extraño. Pero
también sucede. Su goce es indescriptible.
4) Prender la televisión y
que no haya cadena. Es un placer escaso. Hay ciertos viernes en que
ocurre. Valoras la experiencia de ver lo que realmente quieres ver. En
ocasiones hasta puedes ver el programa completo.
5) Que si hay cadena,
sea de las cortas. Tipo micro. Sucede. Aparece el caballo blanco
cruzando la pantalla, la musiquita modo fanfarria militar, sueltas tu
interjección habitual y entonces, cuando oyes la voz del locutor en
off, entiendes que es una cadena de las cortas, de las de 5 o 10
minutos. Tu ser se llena de un alivio casi etéreo. Es un momento
hermoso.
6) Que si hay cadena, y es de las largas, Maduro cometa un
desliz verbal, un desatino conceptual, una barrabasada, en síntesis,
que meta la pata. Es de las alegrías más abundantes. No sé por qué,
pero uno se alegra.
7) Que consigas Harina Pan o café o azúcar o papel
tualé el mismo día que lo saliste a comprar. Tiene la dimensión de un
milagro. Es de los placeres más esquivos. Cuando ocurre, sientes que
–efectivamente- Dios provee.
8) Que cuando se vaya la luz y vuelva
(porque a veces vuelve), después de ese sonido fuerte y seco del
apagón, tu televisor prenda. Da contentura. Y uno entiende cuánto
quiere a su televisor.
9) Manejar desde Bello Monte hasta Los Palos
Grandes y no caer en ningún hueco. O desde La Trinidad hasta San
Bernardino. Da igual la ruta. Un día sin caer en un hueco. Es casi un
# hashtag para la felicidad.
10) Leer la noticia de un enfrentamiento
entre una banda y la policía y descubrir que esta vez no les explotó
la granada. Al menos sientes que, por una vez, algo les salió mal a
los malandros. La sonrisa es mínima, imperceptible, pero ocurre.
11)
Que en la búsqueda desesperada de un remedio por las redes sociales
lluevan los RT´s y de paso alguien aparezca anunciando que tiene dos
cajitas del medicamento. Sientes que el prójimo es perfecto. Que la
solidaridad es una fuerza poderosa. Vuelves a creer en la
humanidad.
12) Cuando consigues el kilo de arroz a 400 Bs y no a 500
Bs. Dices JA! Lo sabes: le ganaste una al bachaquero de Artigas.
13)
Conseguir un amigo que tiene un primo que trabaja en la Duncan. Uno
hasta puede dar brinquitos. Se recomienda administrar la alegría.
14)
Que vayas en el carro y pase a tu lado el entierro de un malandro,
escoltado por cien motorizados, y que nada te pase. Es como para
convertir en franciscano al más ateo.
15) Cada vez que Ramos Allup le
replica a Diosdado Cabello en una sesión de la Asamblea Nacional y las
cámaras transmiten el momento. Es el Nirvana.
16) Estás en el exterior,
pagas un almuerzo con tu cupo viajero y te pasa la tarjeta de crédito.
Nunca da tanta alegría gastar dinero. Ojo, no sabemos si eso volverá a
ocurrir en el futuro. Disfrútalo mientras puedas.
17) Cuando, a la
llegada al aeropuerto de Maiquetía, estás en la correa de equipaje
esperando tus maletas y ¡aparecen sanas, salvas y cerradas! Hay gente
que hasta se abraza.
18) Listémoslo de nuevo: el inesperado éxtasis de
llegar vivo a tu casa. Ufff.Son 18 pequeñas alegrías que sólo se viven
en revolución. No seamos malagradecidos.

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Enviado por: igor de jesus petrola salvatierra <petrola49@gmail.com>

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