Resumen
de las ideas expuestas en el comunicado de los obispos:
_ Nunca antes habíamos sufrido los venezolanos situación tan extrema,
que se agudiza con la ideologización y el pragmatismo manipulador.
_ Los pastores de la Iglesia en Venezuela queremos manifestar nuestra
cercanía y acompañamiento a todos. Nuestro pueblo ha sido solidario y eso
alienta la esperanza.
_ ¡Alertamos al pueblo! Que no se deje manipular: la violencia,
la resignación y la desesperanza son graves peligros para la democracia.
_ Los poderes públicos deben escuchar con respeto la
voz del pueblo.
_ Es moralmente inaceptable que especuladores y bachaqueros saquen
ventaja de la situación de escasez y carestía por la que atravesamos los
venezolanos. Aprovecharse de la necesidad ajena para lucrarse es un crimen y un pecado mortal a los ojos de
Dios, del cual tendrán que dar cuenta en algún momento.
_ Tanto los líderes del oficialismo como los de la oposición deben
expresar su seria preocupación por todo el pueblo, sin dejarse llevar por
intereses partidistas y particulares.
_ El Gobierno debe favorecer todas las formas de ayuda a los
ciudadanos. Es apremiante la autorización a instituciones privadas del país, como
Cáritas y otros programas de diferentes confesiones religiosas, que no nos metemos en
la diatriba política, sino que servimos directamente a los más necesitados, para que podamos traer
alimentos, medicinas y otros insumos necesarios, provenientes de ayudas
nacionales e internacionales, y organizar redes de distribución a fin de
satisfacer las urgentes necesidades de la gente.
_ Las autoridades han de contribuir, con su discurso y sus acciones,
a crear un clima de tranquilidad y paz social. Denunciemos y condenemos los
horrorosos “linchamientos”, perpetrados en algunas ciudades,
signo de la deshumanización en que han caído algunos ciudadanos.
_ Todos los católicos tienen la tarea de fortalecer la solidaridad
entre los vecinos y en las comunidades. Este es su primer y principal
apostolado.
_ El respeto a la institucionalidad es un compromiso y una obligación
moral irrenunciable. El Poder Ejecutivo y la Asamblea Nacional, a más de
respetarse y actuar según su respectiva autonomía, reconociendo el papel que a
cada uno le corresponde, están llamados a dar al pueblo ejemplo de “encuentro
y diálogo” en favor de la convivencia nacional.
_ La Ley de amnistía es un clamor nacional e internacional y una
contribución a la distensión social. Desconocer a la Asamblea Nacional es
desconocer y pisotear la voluntad de la mayoría del pueblo.
_ Todas nuestras comunidades eclesiales deben abrir un
espacio, de modo que se conviertan en “casas de encuentro
y diálogo” para quienes sincera y desinteresadamente
buscan construir la paz.
Caracas, 27 de Abril de 2016
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