5 de abril de 2016

LAS CARTAS POR JUGAR por: Carlos Canache Mata, El Nuevo País / pararescatarelporvenir.blogspot.com 6 de abril de 2016



LAS CARTAS POR JUGAR

por: Carlos Canache Mata
  

La nueva Asamblea Nacional ha manejado con inteligencia y habilidad los golpes que le ha venido asestando el gobierno que encabeza Nicolás Maduro. No se ha desesperado al rechazar las embestidas anticonstitucionales de que ha sido objeto, tramadas por el Ejecutivo Nacional en contubernio con esa especie de garita judicial del oficialismo en que se ha convertido la Sala Constitucional del TSJ.

   Han quedado para la historia de la ignominia los atropellos contra los diputados  electos del Estado Amazonas, con el propósito de amputarle a la oposición la mayoría calificada de dos tercios   requerida para ciertas decisiones en la AN; los decretos del estado de emergencia económica y su prórroga sin la aprobación de la AN, en violación a quemarropa de los artículos 338 y 339 de la Constitución; el desconocimiento de que la AN, en ejercicio de la potestad de revisar sus propios actos, pudiera revocar la designación fraudulenta de 13 magistrados principales y 21 suplentes del TSJ, realizada por la anterior AN pocos días después de las elecciones del 6D; la bochornosa sentencia que restringe la competencia contralora del poder legislativo; la reciente declaratoria de inconstitucionalidad de la reforma de la Ley del BCV; y el ya anunciado “no pasarán” a la Ley de Amnistía y a la reforma de la Ley del TSJ.

   Pero, en mi opinión, este levantamiento de muros a la AN deberá tener un punto de inflexión. Y éste habrá llegado si la Ley de Referendos que se discute en la AN es objetada por el TSJ; si el CNE le da largas a la enmienda o cualquiera otra vía constitucional para impedir que este mismo año el voto popular eyecte a Maduro del usurpado palacio presidencial; si no se liberan los presos políticos (Leopoldo López, Antonio Ledezma y otros valiosos compatriotas) por cerrarse el camino  de la Ley de Amnistía;  si se sigue pretendiendo que el Estado Amazonas se quede definitivamente sin representación en la AN; y si desde el poder sigue la befa de cuanto hace el Parlamento que el pueblo eligió.

   ¿Cuáles serían las cartas que se podrían jugar? Allí está el artículo 233 de la Constitución que prevé el “abandono del cargo” por el presidente de la República, que excluiría cualquier mediación del TSJ, según lo han señalado destacados juristas; o también podría pensarse que, por documento público, la AN pida a Maduro que, sin falsificaciones que después se verificarían, presente ante el país su partida de nacimiento probatoria de que es venezolano por nacimiento y no posee otra nacionalidad (artículo 227 de la Constitución); o, en fin, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente para que el pueblo baje el telón a este gobierno que, además de autócrata, tiene tantos corruptos que ya en su seno no cabe ni uno más.

    Cuando salgamos de estos 17 años de oscuridad, podríamos decir, parafraseando a Mariano Picón Salas, que estamos entrando en el siglo XXI.


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