El 6 de abril de 2016, 22:40, Alfredo Coronil <acoronil@yahoo.com.mx> escribió:
pararescatarelporvenir.blogspot.com , reproduce con legitimo orgullo este trabajo del Doctor Carlos
Sarmiento Sosa, distinguido e ilustre jurista, digno hijo del maestro José
Gabriel Sarmiento Nuñez, Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, ciudadano
ejemplar y profesor de varias generaciones de abogados venezolanos. Salud
ALFREDO CORONIL HARTMANN
Itaca 6 de abril de 2016.
EL VERDADERO PROBLEMA.
por: Carlos José Sarmiento Sosa
A las víctimas de la intolerable violencia terrorista,
venga de donde venga. In memoriam.
“El verdadero problema que afecta a
Venezuela es que está sumergida en una sociedad hecha añicos por su profunda
crisis ética y moral, una sociedad donde la gran mayoría tiene un bagaje
cultural que es un coctel de ignorancia, resentimiento y perversidad, adosado a
una constante práctica pro delictiva llamada “viveza criolla” que confunde con
inteligencia”. Esta viñeta fue publicada o “colgada” recientemente en las redes
sociales, concretamente en Facebook.
Quizá los expertos en ciencias sociales
tengan una respuesta profesional a ese contenido, pero cualquiera puede
entender lo que textualmente se expresa como una ofensa, o como un acierto.
Para este escribidor, el país está
en una profunda crisis ética y moral que se remonta a 1810 -sí, usted está
leyendo bien- y que se incrementó a inicios del socialismo del S. XXI, cuando
el Presidente Hugo Chávez dio luz verde a la delincuencia al pretender darle
sustento al “hurto famélico”, pues desde entonces - más de tres lustros- el
hampa ha venido haciendo de las suyas por toda la geografía nacional y más allá
de las fronteras.
El que en un barrio de cualquier
ciudad venezolana un adolescente aspire a convertirse en “malandro” o el que un
joven de familia de cómoda posición económica se transforme en “bolichico”
utilizando indebidos sobreprecios en negocios con el Estado, o un oportunista
al servicio del oficialismo, un “boliburgués”, se haga de riqueza súbita a
través de suculentas comisiones, sobre precios y cuanta marramucia sea posible,
no tiene nada de extraño dentro de un ambiente en el que se han degradado los
principios y donde se destacan la “viveza criolla”, el “pajarobravismo” el
“consígueme una vainita”, o “tírame algo” como modus vivendi.. ·y revela que
“algo huele mal en Dinamarca”, frase con la que en la vida política se designan
las cosas que no marchan bien en un país por causa de la corrupción.
Esto revela que Venezuela enfrenta un gran
déficit cultural y social; y ello solamente podría ser saneado mediante la
difusión de los valores, de las reglas y de los comportamientos de una sociedad
organizada en la que prive el imperio de la ley y el respeto al derecho ajeno,
en la que se acepte que el trabajo enaltece y que es una virtud que honra y
prima por encima de torticeros medios para hacerse de riqueza fácil.
Con razón Carolina Jaimes Branger (http://elestimulo.com/blog/lascosas-por-su-nombre-ladrones/http://elestimulo.com/blog/las-cosas-por-su-nombre-ladrones/)
ha dicho: “[…] Si los venezolanos no cambiamos, poco podemos esperar de los
resultados de un referendo revocatorio […] de una enmienda, una asamblea
constituyente o una eventual renuncia”.
Ese es el verdadero problema. Si no
cambiamos de actitud, reconocemos los errores cometidos y aprendemos a
comportarnos cívicamente, cualquier esfuerzo para salir adelante fracasará y
prolongará ad infinitum la agonía de un Estado malandro -Boris Muñoz (http://prodavinci.com/blogs/ante-el-desmoronamiento-por-borismunoz-2/),
dixit- con desgraciadas consecuencias.
DESCONTENTO, AGOTAMIENTO Y DESCONFIANZA El
sociólogo Laureano Márquez (@laureanomar), con el fino humor que le
caracteriza, ha dicho: “Aquí tiene que estar pasando algo: un experimento
extraterrestre, un ensayo de la CIA sobre la destrucción de la humanidad, unas
emanaciones radiactivas que pasaron desapercibidas o unos aliens que nos
colonizaron. Dejémonos de vainas, ningún país se “autosuicida” de esta manera
(para usar la expresión que llevó a CAP a decir: “¡Caramba, cada vez me parezco
más a Cayito!”).
Somos la nación en la que se dan cita las
peores cifras del planeta Tierra: la inflación más alta, la inseguridad más
alta, la corrupción más alta, la peor economía del mundo”.
El párrafo anterior narra una crisis
nacional que merece ser atendida porque, como sostiene la psicólogo social
Mireya Lozada (http://www.larazon.net/2016/03/15/mireya-lozada-la-sociedad-esta-atomizada-fragmentada-en-pedazos/)
“La población dice basta porque ya es hora de trabajar todos por Venezuela.
Dice basta porque no consigue comida, no consigue medicinas, demanda soluciones
y no se le escucha, porque vota y no se respeta su voluntad expresada en las
elecciones, porque está agotada de vivir con miedo a la inseguridad y en medio
de la angustia, de la rabia, del desamparo, de la incertidumbre y de la
impotencia; porque está cansada también de la polarización y de ese pleito
entre los actores políticos.
Creo que los gobernantes están abusando de
la capacidad de aguante de la población venezolana y no respetan ni escuchan su
clamor de buscar soluciones y alternativas democráticas y pacíficas a la crisis
económica y social que enfrenta el país”. El 6 de diciembre de 2015 la gran
mayoría de los venezolanos se pronunció por un cambio al dar el voto a la
oposición en rechazo a las ominosas y erradas políticas que se aplican desde
comienzos del siglo y que han producido eso que Boris Muñoz califica como
Estado malandro (http://prodavinci.com/blogs/anteel-desmoronamiento-por-boris-munoz-2/),
pero esos votantes no dieron un cheque en blanco a los políticos
opositores, sino un mandato para que éstos comenzaran la transformación hacia
mejores condiciones de vida, porque eso es lo que afecta hoy a millones de
hogares.
Han transcurrido apenas 90 días desde la
instalación de la Asamblea Nacional y, durante ese tiempo, los diputados se han
afanado en la elaboración de importantes proyectos de leyes pero paralelamente
la inseguridad personal, aunada a la inflación y la escasez cabalgan sobre el
caballo de Atila, con sus altos y bajos, pero creando un convulsionado y
confuso ambiente que promueve el desasosiego, el agotamiento y la desconfianza.
Cómo aliviar esos estados anímicos
-aliviar porque solucionar no es posible cuando el sartén lo tiene el gobierno
agarrado por el mango- implica una tarea titánica de parte de la oposición,
porque los dirigentes políticos tendrían que acercarse a sus electores para
conversar con ellos, conocer y sentir sus necesidades y, a la vez, explicar los
enormes problemas existentes y pedir el apoyo que necesitan para la gran tarea
de la transformación desde el Poder Legislativo, a sabiendas de que las formas
de comunicación a través de los medios están bloqueadas, pero quedan las redes
sociales, como forma de transmitir los adecuados mensajes.
Un amigo, Héctor Hereter Latouche,
preocupado por Venezuela, comentó a este escribidor que “[…] durante la
revolución en Irán de 1979 el Ayatola Jomeini no se quedó cómodamente en su
casa de París quejándose que el Shá, con un sistema represivo aún más fuerte
que el de Venezuela, acaparara el espectro mediático y puso en marcha una
guerra de guerrillas que aún hoy los comunicadores del mundo estudian, conocida
como la “revolución del Cassette”, permitiéndole llegar a todos los estratos de
la sociedad iraní”.
Solamente así, acercándose directamente a
los votantes por cualquier medio que valga, podrá calmarse los debilitados
estados de ánimo de los venezolanos porque tendrán la posibilidad de hacer una
evaluación, determinar las responsabilidades, las razones del no cambio y, en
fin, conocer por qué en Venezuela se dan cita las peores cifras del planeta
Tierra: la inflación más alta, la inseguridad más alta, la corrupción más alta,
la peor economía del mundo, como dice Laureano, con lo cual se calmaría esa
imagen a la que alude Mireya Lozada de que los gobernantes están abusando de la
capacidad de aguante de la población venezolana y no respetan ni escuchan su
clamor de buscar soluciones y alternativas democráticas y pacíficas a la crisis
económica y social que enfrenta el país.
DESPUÉS DE MI, EL DILUVIO…PERO…
Cuenta el historiador Juan Eslava Galán (La segunda guerra mundial contada para
escépticos, Planeta, 2015, p. 461) que, luego de la derrota del ejército alemán
en el sitio de Stalingrado, “[…] los generales son conscientes de que la guerra
está perdida. Lo sensato sería pactar con los aliados un armisticio honorable,
pero Hitler y sus compinches saben que eso significaría tener que
responsabilizarse por las atrocidades cometidas cuando estaban seguros de que
ganarían la guerra y de que sus crímenes quedarían impunes.
Deciden resistir a ultranza aunque ello
comporte el absurdo sacrificio del pueblo alemán, ahora preso en un sistema
policial y terrorista”. Y es que la suspensión de hostilidades implicaba, por
supuesto, la rendición del Führer y sus secuaces, lo que evidentemente llevaba
consecuencias que serían funestas para ellos, pues tendrían que asumir la
responsabilidad de los crímenes de guerra por los que resultarían juzgados y
condenados, lo que hizo que Hitler optara por asirse al poder aun a costa de
las pérdidas de vida y materiales de la población.
Como se ve, el energúmeno psicópata
razonó como lo hiciera el rey -Luis XV de Francia quien, refiriéndose a la
suerte de su país tras las calamidades de su reinado, pronunció esta
despreocupada frase: “Après moi le déluge" que en su versión castellana
significa “Después de mí, el diluvio".
El dilema de un gobernante acosado
por su propio pueblo como consecuencia de las calamidades de sus políticas
erradas al punto de que se le pida su separación del cargo, es asumir con
valentía el pedido de renuncia y no continuar hundiendo en la miseria y
desesperación a millones de ciudadanos porque seguramente diluviará en algún
momento como dijera el monarca francés, pero la historia relata que también hay
justicia, como los célebres juicios de Nüremberg, emprendidos por iniciativa de
las naciones aliadas vencedoras al final de la Segunda Guerra Mundial, en los
que se determinaron y sancionaron las responsabilidades de dirigentes,
funcionarios y colaboradores de Adolf Hitler en los diferentes crímenes y
abusos contra la humanidad cometidos en nombre del III Reich alemán hasta su
rendición el 7 de mayo de 1945.
ANTE LA REITERADA SUMISIÓN DEL TSJ
AL PODER EJECUTIVO En días pasados, el Consejo Superior Extraordinario de la
Federación de Colegios de Abogados de Venezuela impuso un voto de censura a los
magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
(SC-TSJ), acusándolos de vulnerar la Constitución de 1999 en lugar de
protegerla, como es su obligación como única autoridad estatal autorizada para
interpretarla, e indicando que sus últimas decisiones adheridas al oficialismo
y dirigidas a cercenar a la Asamblea Nacional (AN) “[…] contribuyen a la
destrucción del Estado Social de Derecho y de Justicia, no sólo a nivel de las
instituciones y su funcionamiento, sino que crean un Estado anárquico,
arbitrario, donde todo tipo de atropello es posible, causando un daño grave y
masivo a la nación".
Esta importante resolución fue tomada con
motivo de los fallos que en las últimas semanas había dictado la SC-TSJ contra
la AN, es decir, las sentencias que se referían a la validez del Decreto de
Emergencia Económica y a las facultades del Poder Legislativo para interrogar a
los funcionarios públicos. No obstante ese tajante reclamo del gremio, al que
pertenecen los magistrados a través de los respectivos Colegios de Abogados
donde estén inscritos, la SC-TSJ ha hecho caso omiso al voto de censura y ha
continuado sirviendo a los intereses políticos del oficialismo y ha dictado
otras decisiones que reiteran su sumisión al Poder Ejecutivo. Entonces, se
pregunta este escribidor si los magistrados, a pesar de ser abogados, están
excluidos del cumplimiento de las normas que impone la Ley de Abogados y, en
caso negativo, si están obligados a acatar el sentir de la censura que le ha
sido impuesta por el Consejo Superior de los profesionales del derecho.
Desde el punto de vista legal, los
magistrados son abogados y, por tanto, están obligados a cumplir con la ley que
los rige, incluyendo a los magistrados y jueces, a quienes se les prohíbe
solamente el ejercicio de la profesión mientras estén desempeñando funciones
judiciales; y en la misma Ley de Abogados se prevé que las decisiones tomadas
por los organismos gremiales son obligatorias para todos los abogados, sin excepción,
como lo dispone el artículo 18 de su ley. Por tanto, si el regaño dado por el
Consejo Superior es obligatorio, ello implica que los magistrados de la SC-TSJ
tienen que acatarlo y abstenerse de contribuir a la destrucción del Estado
Social de Derecho y de Justicia y abstenerse de dictar decisiones similares a
las cuestionadas porque crean un Estado anárquico, arbitrario, donde todo
atropello es posible.
A la luz de esto, resulta que la
SC-TSJ ha continuado plegada al oficialismo y ha dictado nuevas decisiones como
la que declaró la inconstitucionalidad de la reforma de la Ley del Banco
Central de Venezuela, lo que constituye un incumplimiento a lo acordado por la
Federación y, en ese caso, los Colegios de Abogados, a través de sus
respectivos Tribunales Disciplinarios, a tenor de lo dispuesto en el artículo
61, están facultados para conocer de las infracciones a las resoluciones y
acuerdos que dicten las Asambleas y demás órganos y organismos gremiales y
suspenderlos del ejercicio profesional conforme dice el artículo 70 literal e
de Ley de Abogados
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2 Adjuntos
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2 Adjuntos
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