La corrupción devora al Foro de San Pablo
Por Alfredo Michelena
Eso de que “no me den sino pónganme donde haiga” parece ser el mal de morir de los políticos del Foro de San Pablo, o al menos de sus gobiernos. Y no es que sea un mal que les es propio pues parece intrínseco a la naturaleza humana y a todas las sociedades, pero ellos se han presentado como los defensores de los pobres y los más férreos luchadores contra ese corrosivo mal. En nuestro caso los montos robados son fantasmagóricos. Se sabe de vicemimistros que salieron de un barrio popular y terminaron con miles de millones de dólares en bancos de Andorra.
La defensa de que antes también había no puede justificar que hoy exista. Y menos entre los que “tiraron la primera piedra”.
Muchos podían suponer que ese mal corroería al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua o al nuestro pero que sucediera en el Brasil de Lula no estaba en la agenda y menos encontrar involucrado al creador de Foro de San Pablo.
Pero la fortaleza de las instituciones cariocas no dejaron que la degradación moral que se potencia en estos regímenes carcomiera las bases de la integridad de todos sus miembros, como en general sucedió y sucede en Venezuela. Por eso cuando se comenzó a deshilar la madeja del “lava jato”, que involucra a políticos y empresarios en una red de corrupción que incluye a Petrobras y muestra cómo se asignaban contratos con sobreprecio que dejaban las alforjas de políticos y funcionarios llenas de dinero mal habido, el gobierno de Partido del Trabajo (PT) de Lula y Dilma comenzó a tambalearse.
La presión de la calle y de la justicia ha sido tanta que, aunque algunos de sus prominentes miembros estén señalados en las investigaciones, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, que daba soporte al gobierno del PT acaba de retirarle su apoyo y pone a Dilma al borde del impeachment.
La razón: Lula da Silva, el presidente obrero, tan elogiado por la derecha y la izquierda también ha sido involucrado en escándalos de corrupción. Y la gota que rebozó el vaso el intento de Dilma de protegerlo nombrándolo Ministro. Lo que fue impedido por el sistema judicial.
Brasil nos muestra que con un sistema judicial independiente son posibles cambios ajustados a derecho. En la Venezuela chavista la corrupción campea y la insatisfacción de la gente por la crisis económica, social política es mayúscula. Tres cuartos de la población quiere que Maduro se vaya. Pero, ¿ será posible salir de Maduro dentro de la Constitución y las leyes? Solo el tiempo – que parece agotarse- lo dirá.
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