LOS PUEBLOS EXPLOTAN
por: Paciano Padrón
No estamos diciendo nada que resulte desconocido o inusitado, los pueblos explotan, los seres humanos también estallamos. El zambombazo se produce cuando se abusa, cuando se nos cree imbéciles y se quiere engañarnos todo el tiempo, burlándose de nuestra dignidad, cuando se nos somete a la escasez, al hambre, a la inseguridad agobiante y a la inflación que es el más dramático asalto al bolsillo del pueblo. Hay un momento en que no aguantamos más, es la hora de la crepitación y detonación.
Nicolás está jugando con fuego, con el estómago y la salud del pueblo. El régimen decadente y torcido no hace absolutamente nada para resolver ninguno de los problemas del venezolano de hoy, por el contrario, pareciera procurar agravarlos, como si sacara algún beneficio de tal perversidad. El pueblo ve, el pueblo escucha, el pueblo espera, el pueblo explota.
Como se recordará Guarenas y Caracas estallaron un 27 de febrero, corría entonces 1989 y era el inicio del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. Las medidas económicas tomadas por la administración nacional y rechazada por el pueblo, lo hicieron explotar. Dos días más tarde, el 1º de marzo, el Senador Vitalicio Rafael Caldera hace escuchar su voz desde el Congreso de la República: “No se le puede pedir sacrificio al pueblo si no se da ejemplo de austeridad. La austeridad en el gobierno, la austeridad en los sectores bien dotados es indispensable, porque decirle al pueblo que se apriete el cinturón mientras está viendo espectáculos de derroche, es casi una bofetada; la reacción es sumamente dura”.
El 4 de febrero de 1992, nuevamente en el Congreso de la República y pocas horas luego del fallido golpe militar que encabezó Hugo Chávez contra la democracia, se escucha la voz de Caldera: “El golpe militar es censurable y condenable en todas sus formas, pero sería ingenuo pensar que se trata solamente de una aventura… hay una situación grave en el país y si esa situación no se enfrenta, el destino nos reserva muchas y muy graves preocupaciones… Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer y de impedir el alza exorbitante en los costos de la subsistencia…”.
Vale recordar estos dos discursos de Caldera en el año en que estamos conmemorando el Centenario de su Natalicio, por las verdades que encierra y porque es bueno visualizarlas ahora cuando la crisis, los abusos y los atropellos nos ubican sobre un polvorín, es útil que Nicolás lo sepa. Los pueblos explotan.
¿Qué tendría que hacer Nicolás? Por supuesto que sacarle presión a la olla, evitar la explosión. Teóricamente eso podría hacerlo, bien atacando de frente los problemas, o bien separándose del cargo y abriendo salida a la crisis que es social y económica, pero que por supuesto es igualmente política. La primera opción, que el gobierno cambie de rumbo, no está planteada, Nicolás no tiene la capacidad gerencial para sacarnos de este atolladero, además de que la receta cubana de los Castro, que siguen aplicándonos, no contempla el giro que tendría que dar la economía y la política para generar el cambio social requerido.
Nicolás, deberías retirarte, estás quedando solo, te ocurre lo que a la Rousseff en Brasil, te están sacando el cuerpo, hoy no cuentas ni con el respaldo sólido del PSUV, menos aún con el del chavismo entendido como un movimiento más amplio, donde caben militantes de otros partidos y gente que creyó en los postulados del presidente Chávez. Nicolás, solo te queda el cogollo castrense, entiéndase el Alto Mando Militar, y el TSJ que es el martillo con el que pretendes aplastar cualquier clavo que levante cabeza. Nicolás, con eso no vas a ninguna parte; por tu bien y el de Venezuela, sepárate, es sin duda lo sensato e inteligente. Los pueblos explotan.
PACIANO PADRÓN
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