Maduro fue el único presidente sudamericano ausente
El rey Juan Carlos y el secretario de Transporte de EE UU, en la toma de posesión de Macri
ALEJANDRO REBOSSIO Buenos Aires 10 DIC 2015 - 20:50 CET
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue el único jefe de Estado sudamericano ausente en la toma de posesión de su homólogo argentino, Mauricio Macri, este jueves en Buenos Aires. En cambio, estuvieron en primera fila del Salón Blanco de la Casa Rosada (sede presidencial de Argentina) el rey Juan Carlos y los presidentes de Brasil, Dilma Rousseff, de Uruguay, Tabaré Vázquez, de Paraguay, Horacio Cartes, de Chile, Michelle Bachelet, de Perú, Ollanta Humala, de Ecuador, Rafael Correa, de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Bolivia, Evo Morales, con quien el liberal Macri jugó la noche del miércoles un partido de fútbol pese a las diferencias ideológicas.
El nuevo jefe de Estado argentino no se lleva igual con los diferentes mandatarios del eje bolivariano. En la campaña electoral ya había prometido que pediría la suspensión de Venezuela en Mercosur por presunto incumpliento de la cláusula democrática del bloque en el caso de los opositores presos como Leopoldo López. Pero después de la victoria de la oposición en las elecciones legislatvas del pasado domingo en Venezuela, Macri se desdijo y aclaró que no insistirá con su petición, que necesitaba unanimidad para ponerse en vigencia y que ya había sido rechazada por Rousseff. No obstante, Maduro reaccionó contra el presidente argentino: “Es un burgués de la elite, le va a ir muy mal”. Quien tampoco asistió a la ceremonia fue el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
El presidente de EE UU, Barack Obama, llamó a Macri el día de la victoria electoral del argentino y para la ceremonia de este jueves envió a su secretario (ministro) de Transporte, Anthony Foxx, y a la secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson. Argentina se ilusiona por estos días con la difícil posibilidad de que EE UU le preste dinero para afrontar la escasez de divisas que afronta. Con esos fondos, Macri podría liberar el cepo (control) cambiario y evitar una devaluación descontrolada.
La Unión Europea, que se esperanza con la reanudación de las negociaciones de un tratado de libre comercio con Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela, que se automarginó de las conversaciones), mandó al vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombroskis. Claro que ese acuerdo, que se viene negociando desde hace 16 años, ahora encuentra resistencia de Francia, según reconoció la semana pasada el secretario de Estado de Comercio de España, Jaime García-Legaz. Macri, en cambio, se diferencia de su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner, por su intención de firmarlo.
China, segundo socio comercial de Argentina, después de Brasil, envió a su vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular, Ji Bingxuan. El Gobierno de Macri también negocia con el de China para ampliar el préstamo que en 2014 dio auxilio a las reservas del Banco Central. Se trata de otra de las fuentes de financiamiento para liberar el cepo cambiario.
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