Venezuela: Militarismo que animaliza
Pues en esas manos estuvo la tenacidad de millones de venezolanos, y gracias a esos millones de ciudadanos conscientes y de un mundo donde aún quedan demócratas, no pudieron hacer el tradicional rojo fraude
VENEZUELA | 14 de Diciembre de 2015
Venezuela acaba de dar una muestra de fuerza y cohesión ciudadana el pasado 6 de diciembre en las elecciones legislativas celebradas y donde dos han sido los contrincantes: El partido chavista PSUV (Con su paquete de partiduchos aliados) y la Mesa de la Unidad Democrática. Los resultados son del mundo conocidos y han emocionado a demócratas de aquí y del extranjero.
Venezuela demostró una vez más su inquebrantable voluntad de cambio, voluntad que otras veces también expresó, pero birlibirloques castrochavistas pudieron desconocer.
El fantasma del fraude volvió a estar presente en este nuevo proceso electoral, y volvió porque las malas mañas rojas no se corrigen. Fraude hay que recordar constantemente, no es solo invadir urnas de votación con papeletas falsas, tampoco lo es adulterar data electoral aprovechando el control férreo de las comunicaciones. Fraude es el abuso del poder para chantajear y sobornar electores. Fraude es coaccionar a los empleados públicos. Fraude es cedular ilegalmente a extranjeros y doble cedular a adeptos. Fraude es asaltar los centros de votación una vez finaliza el horario que estipula la ley electoral. Fraude es controlar los medios de comunicación y dejar sin tribuna al adversario político. Fraude es imponer el terrorismo de Estado y paralizar toda reacción democrática.
Fraude es que la Fuerza Armada que definen sus grandes capos como ¡Fuerza Armada Nacional Bolivariana y chavista! sea la garante de votos y desarrollo de un proceso que por tales fiadores ya tiene el tinte de la bribonada.
Y esto lo desempolvo porque se impone, cuando se ha levantado en el país una necia confianza en ese estamento militar que nos ha mostrado su devastadora traición, recordar que el 5 de julio del año 2014 San Vladimir Padrino, nuevo “consagrado” integrante del Santoral criollo, quiso, arrogante y pendenciero, “aclarar”, como lo señaló, “…con toda responsabilidad” que “Chávez no es un partido político, Chávez no es una entelequia. Chávez es una doctrina militar, política, económica. ¡Eso es Chávez! ¡Independencia y Patria Socialista! (¡Viviremos y venceremos!) ¡Venceremos!”
Pues en esas manos estuvo la tenacidad de millones de venezolanos, y gracias a esos millones de ciudadanos conscientes y de un mundo donde aún quedan demócratas, no pudieron hacer el tradicional rojo fraude. No fue San Vladimir Padrino el que nos ha salvado. No fue ese generalato salpicado de escándalos y crímenes. No fue esa carretada militar que desde el 4 de febrero de 1992 emergió feroz, amoral, asesina para cogerse Venezuela y convertirla en la más provechosa cantina de cuartel.
Por eso me siento obligada a tocar el tema y si se quiere arruinar la fiesta a mucho insulso y también a mucho cómplice. El 6D fue nuevamente el deseo indoblegable de los venezolanos dignos de poner fin a esta vergonzante historia de traiciones y entregas, de impudor y rapiña, de criminales impunes, tanto si portan charreteras y soles, como si han cambiado la hedionda camiseta con la cara del sicópata Che Guevara por camisas de impecables cuellos y costosas corbatas. Aparentemente San Vladimir no hizo nada que no fuera su deber, aunque el incumplimiento del mismo sea su marca particular… San Vladimir, si algo hizo es no percatarse de que el sistema electoral inventado en el año 2009 por esa banda llamada PSUV se les devolvió como bumerang letal… El 6D la banda roja rojita, además de verse vigilados y no poder desaparecer o cambiar millones de votos, también vivió su trácala: Con 40,8% de los votos, solo obtuvieron 33% de los diputados.
Y esa carretada de cuartelarios y jefes civiles venidos del brutal siglo XIX venezolano, también padecieron otra de sus bellaquerías. Esto con respecto a los diputados que nos representarán en el Parlatino y que la Constitución dejaba también en manos del elector su escogencia, hasta que la Peste Roja eliminó la elección del Parlatino y puso eso en manos de la mayoría de la AN..., seguros de que “No volverían”, tiempos de imponer democráticamente cambios. Ahora la mayoría en el Poder Legislativo es opositora, berreando y amenazando no pueden cambiar esa realidad.
Por lo padecido, por lo vivido, por lo logrado, quitemos de Venezuela ese militarismo que animaliza. Esa indigna presencia militar abrazada del tirano cubano, desde Chávez hasta San Vladimir Padrino. Banda de soles y charreteras que ha hecho de Venezuela un narcoestado ahogado en impunidad y sangre. Cambiemos porque el ejemplo no puede ser ni Cuba ni el África subsahariana.
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