MACRI, ROUSSEFF Y LAS “HIPÓTESIS” DEL
FORO DE SAO PAULO
Para inmensa fortuna del futuro, la
victoria de Mauricio Macri no es más que la punta de un iceberg que comienza a
emerger con la potencia de lo inevitable. La infeliz mandataria del Brasil
arrastra la peor evaluación de la región. Incluso peor que la del propio
Nicolás Maduro. Tiene un 90% de rechazo. Ha arrastrado a la octava economía del
mundo al desastre: 8% de desempleo y 10% de inflación, con cifras negativas de
decrecimiento del PIB de un 4,5% en el último año. Es la recaída más
violenta de los últimos 20 años. Algunos analistas apuntan que va camino de ser
la peor recesión en 80 años.
Antonio Sánchez García @sangarccs
“La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo ayer que para invocar la
cláusula democrática del Mercosur y suspender del bloque a Venezuela, tal como
propuso el presidente electo de la Argentina, Mauricio Macri, debe haber ‘un
hecho determinado’. ‘La cláusula democrática integra el Mercosur, pero para
usarla no puede basarse en hipótesis’, dijo Dilma en París, donde participa de
la cumbre sobre el clima de la ONU ‘El Mercosur siempre contó con esa cláusula,
pero se necesita un hecho determinado. No es genérica’, destacó la presidenta.
Dilma citó como ejemplo la única vez que el bloque invocó dicha cláusula, en
2012, cuando Paraguay fue suspendido tras la destitución del presidente
Fernando Lugo, considerada como un golpe legislativo por los otros miembros.”
Dado el elemental principio de la
inteligencia que se le debe suponer a un magistrado de una gran nación, nadie
puede concluir que la Sra. Rousseff es menguada o no se encuentra en sus
cabales. Si bien considerar que las denuncias del fiscal responsable del
enjuiciamiento y condena de Leopoldo López en el sentido de haber recibido
órdenes superiores para condenar a un inocente de absoluta inocencia a casi 14
años de prisión, es “una hipótesis” o que el asesinato de 50 jóvenes en
manifestaciones de protesta es un hecho “genérico”, demuestra cruel cinismo o
debilidad mental. O que el asesinato de un líder opositor en plena campaña
electoral es un dato “hipotético”, que no amerita ni siquiera pensar en la
aplicación de la cláusula democrática, bordea la debilidad mental y el cruel
cinismo. Los casos “hipotéticos” son a tal grado escandalosos, públicos y
notarios a nivel internacional que la conclusión no puede ser más elemental:
Dilma Rousseff no será una terrorista, pero piensa y actúa como si lo fuese,
con una diferencia abisal de cuando practicaba el siniestro arte del terror en
bruto y artesanalmente: ahora es una “terrorista de Estado”. Como aquel a quien
defiende a capa y espada por pertenecer a su cofradía paulista, Nicolás Maduro.
Pues sin duda sus declaraciones, aún más absurdas que las del canciller del
Uruguay y las que ha insinuado el presidente del Ecuador, reflejan la
naturaleza misma del terrorismo de Estado que parecen dispuestos a emplear los
gobiernos adherentes al Foro de Sao Paulo al rechazar en bloque y ante festum
la anunciada solicitud del presidente electo de Argentina, Mauricio Macri. No
sólo negarse a aplicar la Cláusula Democrática, asunto que les corresponde de
pleno derecho, poco importan, a estas alturas, las razones, sino negar de una
plumada la existencia de las violaciones de los derechos humanos bajo el gobierno
de Nicolás Maduro.
Y ese hecho constituye más que una felonía: es una ofensa al pueblo venezolano,
que sufre a diario dichas violaciones. Constituye una bofetada a una tradición
que los venezolanos han respetado durante toda la segunda mitad del siglo XX
religiosamente: no reconocer gobiernos dictatoriales y abrirles sus puertas a
los perseguidos políticos de toda la región.
Mauricio Macri inicia su mandado en medio de un continente copado por gobiernos
filo dictatoriales. La respuesta que encontrará su demanda ante el
MERCOSUR sería, por ahora, la del mismo rechazo que encontraría en
las otras organizaciones multilaterales de la región. Pienso en la Europa de
1940, cubierta por la mancha del nazismo hitleriano, con la maravillosa
excepción de la Inglaterra de Churchill. Suena dramático, pero guardando las
debidas distancias, es lo que sucede en nuestro subcontinente: está gangrenado
por la hegemonía de la tiranía cubana.
Para inmensa fortuna del futuro, la victoria de Mauricio Macri no es más que la
punta de un iceberg que comienza a emerger con la potencia de lo inevitable. La
infeliz mandataria del Brasil arrastra la peor evaluación de la región. Incluso
peor que la del propio Nicolás Maduro. Tiene un 90% de rechazo. Ha arrastrado a
la octava economía del mundo al desastre: 8% de desempleo y 10% de inflación,
con cifras negativas de decrecimiento del PIB de un 4,5%. Es la recaída más
violenta de los últimos 20 años. Algunos analistas apuntan que va camino de ser
la peor recesión en 80 años. Nada se escapa al hundimiento. Posiblemente no termine su mandato. Y
del resto de los países foristas no es más halagüeño el futuro. Bien dice el
refrán: no hay mal que dure cien años ni remedio que no lo cure.
Será una hipótesis, pero no es una canallada.
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