RICARDO LAGOS Y EDUARDO FREI RUIZ-TAGLE
Comparto esta columna escrita junto al expresidente Eduardo Frei Ruiz – Tagle y publicada en el diario El País de España.
Amigos
de Venezuela, con fraternidad latinoamericana y solidaridad democrática
queremos entregarles nuestro respaldo en su lucha por una Venezueladonde el diálogo político sea la regla
principal de la convivencia nacional. Reciban nuestro saludo en esta marcha que
ahora inician, para expresar su voluntad de luchar por un país donde todos
puedan ejercer legítimamente su derecho a ser voz ciudadana y entregar su
visión sobre el futuro.
Pero
también, al enviar este mensaje, lo hacemos con gratitud profunda hacia el país
que nos tendió la mano cuando Chile vivía las horas oscuras de una dictadura
militar. Los chilenos no podemos olvidar el refugio
que tantos exiliados encontraron en Venezuela, mientras nos esforzábamos por
recuperar la democracia en nuestra patria. Esos
tiempos nos dejaron una gran lección: cuando se violan los derechos humanos no
hay fronteras y es legítimo levantar la voz por otros pueblos cuando somos
testigos de arbitrariedades e injusticias.
Lo
dijimos en el pasado hablando por Chile y la democracia que queríamos y lo
decimos hoy mirando a Venezuela: en este país no sobra nadie, la patria somos
todos. Por eso, rechazamos con profunda
convicción ciudadana, la condena a Leopoldo López y a sus cuatro acompañantes y
demandamos para todos su inmediata libertad.
A pesar de que la Constitución venezolana reconoce el derecho de protesta,
Leopoldo López fue detenido por liderar una manifestación no autorizada. Aunque
él se entregó voluntariamente a la justicia, su arresto y encarcelamiento
experimentó todo tipo de anomalías, siendo condenado por la Organización de las
Naciones Unidas, la Unión Europea, Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
Nos sumamos a la consternación expresada por todos esos organismos defensores
de derechos humanos ante el fallo condenatorio de la justicia de ese país, que
no observó las garantías esperadas en un debido proceso.
Así también
levantamos la voz por el alcalde Antonio Ledezma y para todos quienes sufren
presión domiciliaria. Y junto con la libertad reclamamos la restitución de
todos sus derechos como ciudadanos que, bajo decisiones arbitrarias, les han
sido arrebatados. Todos sufren las decisiones de una
justicia que no parece justa y frente a la cual sólo cabe demandar que, en las
próximas instancias de apelación, rija el respeto a la legítima defensa y el
debido proceso. También supimos en Chile como, a más de uno de nuestros
líderes, se les impidió votar en el plebiscito contra Pinochet, mediante
argucias insostenibles en un derecho transparente y justo. No obstante, el
pueblo supo defender su victoria con la fuerza de su protesta pacífica y sus
convicciones inquebrantables.
Nunca
debemos olvidar que la convivencia democrática es esencial para construir
futuro. Ninguna nación se hace grande sofocando al que piensa distinto. Porque
cuando se aniquila el diálogo y se excluye la voz de los otros, al final no hay
patria para nadie. Debemos evitar que Venezuela
llegue a la trágica situación que viven otros pueblos, como en Siria, donde las
condiciones extremas y la confrontación indiscriminada ya no hacen posible
vivir allí.
Hemos
tenido el honor de ser mandatarios en nuestro país, de vivir la democracia en
todos sus andares y resultados. De saber que siempre hay tareas pendientes y
sueños de justicia e igualdad por alcanzar. Y de esa experiencia nace una convicción profunda: los
países sólo avanzan con ciudadanos libres y auténtica participación
democrática.
Las
elecciones del 6 de diciembre deben ser limpias, transparentes, donde el pueblo
pueda ejercer libremente su voto. Donde
todos los que buscan representar a sectores de su pueblo puedan hacerlo y donde
los ciudadanos puedan ejercer el derecho de dar la representación a quien les
parezca el mejor. Deben ser elecciones donde ninguna opinión democrática esté
excluida y ningún ciudadano, sólo por pensar distinto, sea retenido en la
cárcel.
Es
por ello que hacemos un llamado a los organismos destinados a promover la
integración en la región a buscar mecanismos que hagan posible, en las
instancias judiciales pertinentes, que Leopoldo López puedan revertir la
injusta sentencia infringida y, al mismo tiempo, pongan sus buenos oficios al
servicio de detener la escalada de violaciones a los derechos humanos en dicho
país. Venezuela nos dio apoyo y respaldo para
recuperar la democracia en Chile. Hoy estamos con ustedes por un deber ético,
porque creemos que tienen el derecho de entregar sus ideas por una Venezuela
más justa, más libre y mejor.
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