LA POCETA MILAGROSA.
La Humanidad, partiendo de la nada y con su solo
esfuerzo, ha llegado a alcanzar las más altas cuotas de miseria
Groucho Marx
Luis Garcia Planchart
Ser rico es malo, ser pobre es bueno
La deificación de la pobreza y demonización de la
riqueza no es algo nuevo en la Iglesia Católica ni exclusivo del Papa
Francisco. Esa actitud donde el Sumo Pontífice menta a San Basilio ---El
dinero es el estiércol del demonio--- y frases como favorita del
ex eterno comandante Hugo Chávez ---Primero pasará un camello por el ojo de
una aguja que un rico por las puertas del Cielo--- fueron responsables del
cisma cristiano, la Reforma, iniciada
en la Alemania del siglo XVI por Martín Lutero, la cual dio origen a varios
cultos e Iglesias, agrupados bajo la denominación genérica de protestantismo.
Aunque hay muchas teorías sobre las causas de dicha
fractura, la más simple debe ser la más correcta: Los creyentes adinerados de
Europa Central no deseaban ir al Infierno ni entregar la riqueza acumulada a
los pobres para salvar sus almas. No les quedaba, entonces, otra opción que
crear cristianismos a la medida. Y así lo hicieron.
El origen supuesto de todos los
males
Algunos populistas de buena fe,
manifiestan nostalgia por un paraíso, perdido en la noche de los tiempos. Un
rayo de esperanza cuya luz, de haberse seguido, habría llevado a una sociedad
más libre, equitativa y justa.
Intentan localizan el desencuentro, indistintamente,
en la multirracial Atenas de Aristóteles, el bosque hechizado de Robin Hood o
el politeísta imperio de Moctezuma. Mas no cotejan sus sueños con los aspectos
más sórdidos, indignos y miserables de la esclavitud y la servidumbre, o modos
de producción atados inexorablemente la cotidianidad de los griegos, sajones y
aborígenes precolombinos.
Al evaluar objetivamente los modus vivendi de estos
antiguos pobladores, hay que concluir que, aún la precaria existencia del más
desposeído de nuestros indigentes, resulta todo un lujo en su comparación.
Una revolución buena y otra mala
Toneladas de papel se han escrito
sobre la Revolución Francesa, a la cual se la considera El paradigma
democrático.
Empero, la Revolución Francesa arruinó a la
producción agropecuaria de Francia, el país con la capa de humus más profunda
del mundo, degolló a los más connotados líderes que la promovieron y encumbró a
unos psicópatas en el poder ---como Robespierre, Marat y Sade---, quienes
mantuvieron un reinado de terror por más de una década.
Aunque con Napoleón Francia se recuperó
económicamente, debió esperar más de un siglo para que el eslogan Libertad,
igualdad y fraternidad tuviese algún sentido.
Simultáneamente con la Revolución Francesa hubo otra
revolución, democrática, pacífica y progresista, que impulsó, desde
finales del Siglo XIX, un mejoramiento exponencial y disruptiva de la
Humanidad: la Revolución Industrial.
Antes de la Revolución Industrial, las proteínas
eran un privilegio de las clases dominantes, las grasas manjar de los guerreros
y, los cereales, dieta obligada del resto de la población. Al poner estos
nutrientes al alcance de todos, la leyenda de Matusalén se hizo realidad, pues
la esperanza de vida saltó en Inglaterra de 30 a 70 años, ¡hecho inédito que
duplicó la longevidad después de casi veinte milenios!
A la Revolución Industrial le debemos
conceptos como el sindicalismo, la seguridad social y los derechos humanos,
totalmente desconocidos en la historia que la antecedió.
Aunque el primer centenario de la Revolución
Industrial no se caracterizó precisamente por la justicia social, no hay
evidencias de que, durante el mismo período, la situación del campesinado fuera
mejor a la del proletariado.
Al contrario, el siervo de la gleba, anclado al
feudalismo, siguió dependiendo de los caprichos de los nobles e interactuando
en un entorno brutal donde el aislamiento, la ignorancia y la falta de
servicios públicos le obligaban a luchar a brazo partido por su mera
subsistencia.
Hubo ciertamente mucho progreso antes de que la
máquina de vapor, el acero inoxidable y el combustible fósil, tres de las
innovaciones emblemáticas de la Revolución Industrial, cambiaran radicalmente
la Historia. Pero el hombre sólo se transformó en un gigante al vincularse con
la producción masiva de bienes y la multiplicación de servicios.
La Revolución Industrial transformó a los medios de
comunicación social en espacios para el intercambio de información y opinión, y
la publicidad se reveló entonces como la herramienta más útil del capitalismo,
el eslabón indispensable entre el fabricante y el consumidor.
Pese a los augurios maltusianos sobre los límites
del crecimiento, la población del Siglo XXI pudo incrementarse exponencialmente
gracias a una mayor variedad y disponibilidad de productos y servicios.
Aunque las primeras innovaciones y mejoras de la
Revolución Industrial parezcan hoy ingenuas, torpes o caricaturescas, forman
parte de esa ola gigantesca que deparó analgésicos, antibióticos,
anticonceptivos, computadoras, detergentes, fertilizantes, insecticidas y
televisores, y millones de artículos que permiten vivir por más tiempo, con
mayor confort.
El espíritu competitivo de la Revolución Industrial
acabó también con la impunidad de los fabricantes, al lograr que la calidad de
los productos se constituyera en responsabilidad de quienes los anuncian, y no
en riesgo de quienes los adquieren.
Si esta sola maravillosa idea de la Revolución Industrial se hubiese homologado a la política, el mundo estaría hoy más cerca del paraíso, pues no existe sanción alguna, ni siquiera un reproche, para quien deje de beber una tercio Polar o rechace comerse una hamburguesa McDonald. Pero sí se castiga hasta con la muerte ---y en Venezuela sobran ejemplos--- la protesta legítima contra un gobierno que traicione, defraude o reprima.
Si esta sola maravillosa idea de la Revolución Industrial se hubiese homologado a la política, el mundo estaría hoy más cerca del paraíso, pues no existe sanción alguna, ni siquiera un reproche, para quien deje de beber una tercio Polar o rechace comerse una hamburguesa McDonald. Pero sí se castiga hasta con la muerte ---y en Venezuela sobran ejemplos--- la protesta legítima contra un gobierno que traicione, defraude o reprima.
Quienes condenan a la Revolución Industrial,
consciente o inconscientemente, invocan un Juicio Final anticipado contra la
opinión, expectativa y deseo de vivir más larga, cómoda y sanamente. Quisieran
que la mayoría de la población global volviese a la mugre, el hambre y la
enfermedad de hace tres siglos; por supuesto, no para las cúpulas donde ellos
se sitúan.
Por eso, aman a la francesa y
odian a la inglesa. Por eso, el consumismo es satanizado, igualmente, por
demócratas y fundamentalistas.
La revolución de la Abundancia
La población mundial creció de un millardo en 1800 a
más de 7 millardos en el 2011. Según estimados de la ONU, cada minuto nacen
entre 323 y 358 bebés en todo el globo. Estos datos revelan, a la vez, malas y
buenas nuevas.
Comencemos por las malas nuevas.
Conforme a la misma ONU, casi 1.000 millones de
personas carecen hoy de alimentación adecuada; 1 de cada 7 adultos y casi 11
millones de niños ---los más vulnerables--- mueren por malnutrición---; la cual
afecta, asimismo, a 1 de cada 3 niños. La falta de yodo en la dieta infantil
causa daño cerebral y retardo mental. La de vitamina A, la muerte de millones
de infantes.
Otras amenazas claves que enfrenta
el planeta son la contaminación del aire, la impureza del agua y la
improductividad de la agricultura y la cría para satisfacer las necesidades
crecientes de globalidad.
Las buenas nuevas son que todas estas amenazas, así
como otros obstáculos no mencionados, pueden ser resueltas de manera expedita,
incruenta y a costos razonables. No se trata de nuevas ideologías ---que han
demostrado, históricamente, ser grandes blufs--- si no de nuevas tecnologías.
Julio, con quien he trabajado en varias ocasiones
así como lo hago al presente, dice que, académicamente, he dedicado parte de mi
existencia a acumular diplomas. No se trata de conseguir prestigio o
notoriedad. Mi búsqueda ha sido motivada por necesidades puntuales de
conocimiento.
Pues bien, el último, de esos
títulos lo obtuve, hace ya casi un año, en Singularity University, institución
volcada en darle la vuelta a la enseñanza universitaria tradicional creada en
el Medioevo, durante el Siglo de la Piedra.
Allí, a la velocidad de la luz, me enteré que
significaban y con qué se comían materias como biotecnología, bioinformática,
sistemas informáticos. redes y sensores, inteligencia artificial, robótica,
manufactura digital, medicina, nano-materiales y nanotecnología.
¿Y para qué quiere un chamo como yo, de 74 abriles,
aprender todo ese barraje? ---se preguntará usted. Porque, mientras el
mundo corre velozmente hacia el Reino de la Abundancia, Venezuela retrocede
velozmente hacia el Reino de la Escasez. Y, si usted así lo quiere, se puede
bajar del burro de la ideología y montarse en el misil de la tecnología. Para
muestras vale un botón.
La poceta milagrosa
Algunos creen que el inventor el inodoro fue Thomas Crapper, fontanero inglés del siglo XIX, pero la verdadera historia realmente comienza milenios atrás.
En Occidente hubo una tecnología, nunca patentada
por su creador Sir John Harrington, quien fabricó un armario de agua (1596)
para su madrina, la Reina Isabel I de Inglaterra.
En Oriente, el excusado se conoció desde 206
ADC, y esto se sabe gracias al descubrimiento de un retrete que data
de la Dinastía Han. El cajete chino incluía agua corriente, cuenco de piedra y
reposabrazos. Pese a sus 2 mil 400 años de antigüedad, el desperdicio de agua
corriente, no se diferenciaba en mucho del actual.
Imagínese inodoros sin infraestructura. Sin tuberías
subterráneas, servicio de aguas negras bajo el jardín ni alcantarillas que se
tupen y desbordan.
El milagro lo genera una tecnología de avanzada que
pulveriza las heces fecales, y destila la orina, esterilizando los subproductos
resultantes. En lugar de pura pérdida, dicho excusado, produce fertilizantes,
sal de mesa, agua potable y electricidad capaz de recargar su celular mientras
está sentado en el trono. La poceta milagrosa cuesta US$ 0,05 al día y por
hogar.
Unidos en redes sociales, los excusados del futuro
generarán energía para ser revendida en el mercado, y, si usted esta
afiliado a ellas, será de los pioneros en recibir ingresos por hacer pupú. No
es una actualización, si no una verdadera revolución, la cual logrará que la
expresión comemierda deje de ser peyorativa.
El proyecto de la poceta milagrosa se ha convertido
en un objetivo filantrópico para Bill y Melinda Gates. Ocho universidades de
EEUU han obtenido de su fundación capital de riesgo para crear la tecnología de
la limpieza e higiene personales del Siglo XXI.
En este estadio, Lowell Wood se involucró en el
proceso, aunque su especialidad no sea el saneamiento ambiental. Wood es un
astrofísico archiconocido, quien trabaja en el Laboratorio Nacional Lawrence
Livermore, y cuya experticia se localiza en fusión nuclear, ingeniería
informática, láseres. rayos X, y la famosa Guerra de las Galaxias de
Ronald Reagan para la defensa anti-misilística.
La idea central del Proyecto Gates ---asevera Wood--- es
actualizar un sistema que no ha evolucionado en 130 años, desde la Inglaterra
victoriana.
En el mundo emergente, donde la falta de saneamiento
ambiental causa millones de millones de muertos, la poceta inteligente salvará
innumerables vidas, pero, asimismo, recortará en ¾ partes el valor de la
factura del agua, que corresponde al transporte y tratamiento de
aguas negras. Así se matan dos pájaros de un tiro: se elimina la producción de
aguas negras y se esterilizan las excretas.
Esto sonará a fantasía, pero en ello no hay magia
alguna: Se usa la parte fecal como combustible, y se aplica el calor para
destilar la orina, convirtiéndola de nuevo en agua y sólidos---explica Wood. Hay más de un mega julio por día de
energía en las heces, suficiente para que la poceta inteligente haga su labor,
y sobra un montón de electricidad para recargar celulares y hasta prender algunas
bombillas. Disponemos ya de la tecnología, y nuestro mayor desafío es lograr un
PVP igual o menor a US$ 0,05 diarios, pues es la cantidad costeable para los
usuarios de Tercer Mundo.
Pero allí no acaban sus ventajas.
La poceta inteligente procesa todos los residuos
orgánicos, las sobras de la comida, los recortes de jardín; la esterilización
de las heces resuelve una enorme porción de la morbilidad global, no se
requieren grandes inversiones en infraestructura para su instalación, se
eliminan la descargas de aguas negras en mares, lagos y ríos, y, como ya se
dijo, hay ahorro espectacular ya que, sólo en EEUU, los sanitarios representan
el 31% del consumo total de agua.
Si usted quiere enterarse de otros proyectos para mejorar
la calidad y estilo de vida de la población del mundo, abra la Página Web www.coyotenest.com.
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