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Itaca 13 y 14 de septiembre de 2015.
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CON EL PRETEXTO DEL 74 ANIVERSARIO.
Por: Alfredo Coronil Hartmann.
Hoy, es trece de septiembre, para los militantes y exmilitantes de Acción
Democrática –que son muchos más- tal día como hoy se fundó “el partido del pueblo” en el año de
1941. Para quienes nos adentramos en su historia, la verdadera fecha de su
fundación debería ser el 14 de febrero de 1937, en la cual se constituyó, en la
clandestinidad, el Partido Democrático
Nacional –PDN- génesis programática y organizativa de un movimiento político,
que después de complicadas y azarosas separaciones y deslindes, bastante
complicadas y a ratos dolorosas, condujo la lucha clandestina contra el régimen
del General en Jefe, Eleazar López Contreras, cuyo jefe de policía en Caracas,
era un oriental, nacido en Guiria, que alcanzaría una siniestra celebridad
durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se llamaba Pedro Estrada.
El PDN surgió en pleno auge de lo que los politólogos llamamos
coloquialmente el “frentepopularismo” era la tendencia universal para esos
tiempos, crear movimientos plurales de las fuerzas de izquierdas o
progresistas. En China el Dr.Sun Yat Sen había creado el Kuomingtan, España y
Francia vivieron las victorias electorales de sus “Frentes Populares”, en el
subcontinente latinoamericano vimos la creación del Frente Popular Chileno, que
llevó a tres dirigentes del Partido Radical, apoyados por comunistas y
socialistas, a la presidencia de la República: Pedro Aguirre
Cerda, Antonio Rios y el pintoresco Gabito –Gabriel Gonzalez Videla- quien reventó la piñata,
ilegalizó el Partido Comunista y decreto la moratoria de la deuda externa.
Colombia continuaba con su bipartidismo liberal/conservador y México en la
interminable hegemonía de un partido de nombre irreconciliable: Partido Revolucionario
Institucional, hoy regresado al poder.
En ese contexto y disuelta por orden ejecutiva “Organización Venezolana”,
los líderes de ORVE aliados con los comunistas, crearon el PDN, su primer
Secretario General fue Jóvito Villalba y el Secretario de Organización Rómulo
Betancourt. La presencia comunista aunque minoritaria era importante, pero era
imposible conciliar las exigencias de una lucha clandestina, cuando uno de los
elementos de sustentación estaba limitado por las directrices de Moscú, así el
pacto Ribbentrop-Molotov terminó por sellar la ruptura, los comunistas se
aliaron al gobierno del General Medina Angarita y el PDN continuó en la
clandestinidad.
Medina creó, por una circular del
ministerio del Interior, su propio partido, el -PDV- en el confluyeron
intelectuales y figuras destacadas de los sectores más conservadores, tanto que
se hablaba de “el ala dorada del PDV”, viejos gomecistas de todos los niveles y
aquel empresariado primario, casi pulperil, que apenas empezaba –igual que el
país todo- a abrir los ojos al mundo, en lo personal Medina, no obstante su
pasta de buena condición humana, tuvo una marcada admiración por el “Duce” y
hasta copió atuendos y gestos de Mussolini, sin ser en absoluto represivo, en
ese estira y encoje de la política internacional, entre la política del buen
vecino de Franklin Delano Roosevelt y sus nostalgias de los manerismos del
Palazzo Venecia, se fue, muy lentamente, abriendo paso la posibilidad de la
legalización del PDN.
El Gobernador del Distrito Federal, Dr. Luis Gerónimo Pietri, hizo pasar
por las más rigurosas horcas caudinas al partido, hasta los hizo cambiar el
nombre de la organización, así, fue un impulso súbito de Ricardo Montilla, el
que propuso “Acción Democrática” en lugar del ya asentado y reconocido Partido
Democrático Nacional.
Los años de lucha política legal, aun constreñidos a una legislación
electoral excluyente y amañada, fueron ricos en realizaciones, en debates, en
propuestas. La Ley Petrolera de 1943, entre ellos, el “Voto Salvado” de la minoría parlamentaria, presentado
en la cámara, por el joven abogado tributarista, Juan Pablo Pérez Alfonzo,
quien hacía sus primeras armas en el campo del oro negro, con las correcciones
de puño y letra de Rómulo Betancort, hicieron historia.
Luego el 18 de octubre de 1945, donde agarramos por los cachos al toro de
la Historia y convertimos un golpe de Estado en una revolución. Pero no una
empresa de loquitos inspirados, AD llegó al poder con un esquema de país y lo
adelantó exitosamente, tanto que después de la caída de Gallegos (fue mas una
caída que un derrocamiento) y mientras Carlos Delgado Chalbaud presidió la
Junta Militar, mal que bien se continuaron en buena medida, aún Pérez Jiménez
no pretendió revertir totalmente políticas diseñadas e implementadas en el
trienio.
Pero, como lo que se conmemora hoy es el 74 aniversario del partido,
ocupémonos de él. ¿De dónde salió? Quienes lo integraron, Venezuela era para
1936 o 1937 un país agrícola y ganadero fundamentalmente, los núcleos obreros,
muy incipientes, estaban geográficamente muy distantes unos de otros. Se
comprenderá que el dogma marxista de la “clase obrera” no pasaba de ser un
slogan y el policlasismo, además de acertado y conveniente, una necesidad.
La formación de los cuadros dirigentes, fue una preocupación permanente
de los fundadores, que se atendía aún en plena clandestinidad, aún en la
clandestinidad a la dictadura cerril y despiadada de Marcos Pérez Jiménez
(1950-58) durante la cual la orden expresa y conocida era asesinar a la dirigencia
adeca, por eso los resistentes llamaban a los dos años de Carlos Delgado
Chalbaud (1948-50) la dictablanda, para diferenciarlos de la dictadura plena,
sin frenos ni contemplaciones. Pero, en esa larga marcha, hasta el 23 de enero
de 1958 se fueron quedando grandes baluartes intelectuales y políticos, Válmore
Rodríguez muere en el exilio en Chile, Luis Troconis Guerrero en Centro
América, Andrés Eloy Blanco en un absurdo accidente en México, la Seguridad
Nacional dirigida por el psicópata Pedro Estrada liquidó virtualmente a la
llamada generación de 1936, “los muchachos” como con paternal ternura los
llamaba Betancourt, los había preparado para el relevo, eran el relevo…
El “estratega virgen” como llamaba Rómulo –en burlona alusión al océano
de condecoraciones y entorchados que usaba- a MPJ, dejó el país muy
deteriorado, una deuda interna enorme y una infraestructura casi sin tocar, la
prioridad era lo que se viera y retratara para publicidad, las obras se
inauguraban cada 2 de diciembre, estuviesen o no terminadas, la metáfora que
utilizo para retratar al país a su regreso del exilio fue exacta: “Venezuela en
un país con pumpá (chistera) y descalzo”.
El retorno al poder, en esas condiciones, dejaba poco campo de acción
para la labor organizativa e ideológica, fue necesario purgar los cuadros
juveniles que en la lucha clandestina se habían confundido con las ideas y
prédicas marxistas, su separación del partido produjo el fortalecimiento de
dirigentes y tendencias de corte puramente pragmático, sin el menor aliento ni
preocupación doctrinaria, de ellos surgió la segunda división del partido. Del
49.3% que había obtenido Betancourt, con mayoría en ambas cámaras, el Dr. Raúl
Leoni ganó su presidencia con 32 ó 33%.
Mientras tanto la organización se burocratizaba y tendía cada vez más a
la desviación clientelar. Esa desviación burocrática, esa “maquinaria” sin alma
ni emoción logró engatusar a uno de los más queridos y brillantes dirigentes de
AD, el hombre que codo a codo con Betancourt había ido fundando el partido en
los más apartados rincones del país, Luis Beltrán Prieto Figueroa, casi un
santón, un “San Francisco de Asís laico” lo llamaba mi mamá. Desgraciadamente
en lo personal, afortunadamente en lo político, la dura lección de Rómulo
Gallegos, había sido asimilada, Prieto carecía de la mínima ductilidad sin la
cual es imposible gobernar. Allí la división fue vertical, no hubo un estamento
del cuerpo partidista que no pagara su cuota de afecto al gran compañero. Ya no
era la ortodoxia enfrentada al desviacionismo, era el desviacionismo escudado
tras la fachada de uno de los más conspicuos jefes de la ortodoxia
Fue necesario el peso de Betancourt, la gran influencia de Leoni en el
sector sindical, la maquinaria betancurista liderada por Carlos Andrés Pérez,
para ganar “por una nariz”, en la seccional Cumaná, la candidatura
presidencial, todo ello para un hombre brillante, culto, esplendido parlamentario,
conocedor de los vericuetos de la política internacional pero incapaz de
despertar emociones y lealtades, afectivamente frio. No obstante todas esas
desventajas de su carácter, apenas perdió las elecciones por algo más de
treinta mil votos…
Rómulo Betancourt, me insistía, con esa constancia de la cual el solo era capaz, en que yo debía escribir la Historia de Acción Democrática, en mi fuero interno nunca estuve convencido de ello, me resistía y me resisto aún, por muchísimas razones. Hoy, que ya es casi un tema arqueológico, no lo descarto del todo. Será como una Historia de la Adlantida, habrá que decir aquí hubo un continente y de Venezuela, aquí existió un país. Dios no lo permita...
ResponderEliminarCreo que escribir la Historia de Acción Democrática, es un compromiso moral con Rómulo Betancourt y con la historia política. Las generaciones posteriores a las del 28, que vivimos y nos formamos en el país moderno, no podemos perder y desconocer esos acontecimientos que formaron nuestra Venezuela y que se encuentran en el ADN de cada uno de nosotros...
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