18 de septiembre de 2015

PEOR QUE UN COMUNISTA CHILENO, OTRO COMUNISTA CHILENO, por Antonio Sánchez García, FRENTEPATRIOTICO.COM. / pararescatarelporvenir.blogspot.com 18-09-2015

PEOR QUE UN COMUNISTA CHILENO, OTRO COMUNISTA CHILENO

Antonio Sánchez GarcíaEl espíritu agradecido, propio de los seres nobles y de hondos sentimientos, no exige militancia política. Ha habido comunistas tan generosos y extraordinarios, como los ha habido liberales y conservadores del mismo jaez. Pienso en Antonio Gramsci, en Rosa Luxemburg. Jamás dejaré de agradecerle, y lo haré hasta el momento de mi último suspiro, al amigo apenas conocido que al verme caminando como un fantasma por las calles de Santiago a pocos días del golpe de Estado, se me abalanzó a los brazos y me dijo: “¿qué diablos haces tú caminando como un zombi por el centro de Santiago, cuando debieras estar enconchado en el más profundo de los sótanos, que si te encuentra la policía vas de inmediato al matadero de la DINA?
Me arrastró hasta su vehículo, me llevó a su casa en el barrio alto de Santiago, me dio de comer y me ofreció alojamiento por el tiempo que me fuera necesario. Nada tan extraordinario en tiempos apocalípticos, salvo que mi amigo era de extrema derecha, había pertenecido a la marina chilena, era profundamente anti izquierdista y provenía de una familia de la más encumbrada y rancia aristocracia nacional.
Pasé en su casa, saliendo bajo extremas medidas de seguridad a realizar algunas encomiendas, los pocos meses de clandestinidad que pasé en Chile hasta que pude abandonar el país hacia Buenos Aires, desde donde volví a Alemania, para incorporarme al Max Planck Institut, de Starnberg, al sur de Múnich. En donde sería protegido por el barón Friedrich von Weiszsäcker, hermano del por entonces presidente de la República Federal de Alemania. Otro liberal de talante profundamente conservador y tradicionalista. Pero un humanista a carta cabal. ¿O es que el humanismo tiene carta de ciudadanía marxista leninista?
Lo recuerdo cada vez que un chileno de la izquierda marxista se va de lengua y suelta una de esas pachotadas patrioteras y “anti injerencistas”, súbitamente de moda entre los prohombres del antiguo internacionalismo proletario, como el jefe de los comunistas chilenos, Guillermo Teillier. Quien en un acto de fétida ignominia sale a defender el derecho de Nicolás Maduro a perseguir, reprimir, encarcelar y condenar inocentes, sin que a los comunistas chilenos – que patalearon, chillaron, se lamentaron y llevaron luto eterno por sus presos políticos, babeándose en el Vaticano y en todas las instancias internacionales para que les soltaran a sus militantes encarcelados por Augusto Pinochet – se les arrugue el semblante.
En el manifiesto de sus particulares derechos humanos, una dictadura castrista, estalinista, madurista o como quiera designársele tiene todo el derecho a encarcelar, torturar, asesinar y lanzar a los tiburones a quienes les salga de sus íntimos entresijos, sin que nadie tenga el más mínimo derecho a “inmiscuirse en sus asuntos”. Pero ay de aquellos que no suelten las lamentaciones de JOB por un preso comunista, castrista, estalinista, chavista o como quiera que terminen llamándose, porque entonces los comunistas del mundo, unidos, sacudirán cielo y tierra exhibiendo las llagas y cicatrices del torturado y rasgándose sus rojas vestiduras. Maldiciendo a quienes nada hacen por soltarlos de su cautiverio.
Pues para un comunista, como los chilenos, sólo ellos tienen derechos humanos. Que ellos, en el Poder, pueden pisotear tan brutal, cruel e inhumanamente como lo hiciera el Stalin de las églogas de Pablo Neruda asesinando millones de millones de inocentes. Todo sea en nombre de la utopía.
Me ha asqueado Guillermo Teillier, secretario general del Partido Comunista de Chile, saliendo en defensa del derecho de Maduro a condenar a un inocente, olvidando que en 1975 el canciller del presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, Ramón Escobar Salom, siguiendo estrictas instrucciones del jefe de Estado quien correspondía diplomática y amistosamente a un pedido personal del máximo dirigente de la Unión Soviética, se apersonara en La Moneda ante Augusto Pinochet para demandar la liberación de don Luis Corvalán.
Jamás un venezolano salió en defensa del derecho que le asistía a Pinochet a encarcelar a quien considerara constituía un peligro para la existencia del Estado chileno. Todos los presidentes venezolanos extendieron sus brazos para auxiliar a comunistas, socialistas, miristas, democratacristianos de derecha, de centro y de izquierda, como el actual embajador en Caracas, que vivió buenos años de su vida bajo la protección académica y política de los demócratas venezolanos, sin entrar en mezquinas consideraciones acerca de los derechos que le asistían al presidente de Chile a hacer con los comunistas y sus aliados lo que a bien tuviera, dada su siniestra tradición totalitaria.
Como chileno de nacimiento, criado y crecido en un hogar de comunistas, debo confesar la profunda animadversión que he llegado a sentir por el fanatismo, la hipocresía, el fariseísmo y la canallería de que un comunista chileno puede llegar a ser capaz. Teillier me lo ha vuelto a confirmar. Por eso recuerdo aquella pintada que vi en los tiempos de la Unidad Popular en algún barrio de la periferia industrial santiaguina: no hay peor comunista, que otro comunista. Aunque Ud. no lo crea.

1 comentario:


  1. Extraordinario artículo de Antonio Sánchez, que nos regresa a la verdad esencial que establece la primacía de la condición humana, de la calidad del hombre, sobre ideologías y posiciones. El fue militante del MIR chileno, yo siempre adeco, fui amigo entrañable de los más importantes líderes comunistas venezolanos y quizá del más radical de ellos, en lo cuales encontré noble metal humano, el problema es ese: el hombre...

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