23 de septiembre de 2015

Soledad Bravo / “Soy todo lo que canto” / pararescatarelporvenir.blogspot.com 23 de septiembre de 2015

Soledad Bravo / “Soy todo lo que canto”
Su prodigiosa voz, presencia escénica y profesionalismo la consagran como una de las grandes en toda Hispanoamérica. Su excelso repertorio toca fibra, despierta emociones y recuerdos


Soledad Bravo logra expresar con su voz, en esa potencia que es su voz, tantas y tan variadas emociones: están el amor y el desamor, la esperanza y el desaliento, la dicha y la tristeza, el arraigo y la transitoriedad. En esta variedad de sentimientos, condensados en su amplio repertorio, radica parte de su gran éxito: por una u otra razón nos identificamos siempre con su canto. Resulta imposible no referirse también a su virtuosismo vocal, a esa presencia en el escenario, capaz de llenarlo todo, acompañada en ocasiones tan solo por un piano, unos tambores, un contrabajo y un bandoneón. Considerada una de las grandes cantantes de música popular no solo en Venezuela si no en toda Hispanoamérica, ella se presenta ante su público con su sonrisa fresca, sus sandalias y sus coloridas batolas, dispuesta a darlo todo, luciendo como mejor adorno su honestidad.
Su versátil voz
Son 47 años dedicados en cuerpo y alma a los escenario. Primero fue la música de protesta. En sus inicios, cuando era una estudiante de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela, sus canciones estaban impregnadas de esa lucha que reclamaba justicia social. Cantó entonces los temas de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, y acompañó en más de una ocasión a Alí Primera. Descubierta por Sofía Ímber, quien la llevó a su programa de televisión, inició una carrera de éxitos con más de 40 discos grabados que incluyen canciones de los más prolíficos compositores de habla hispana, en géneros tan variados como la salsa, el jazz, el bolero, el tango, la ranchera y la canción urbana contemporánea.
Sobre esa versatilidad a la hora de cantar, Soledad asegura que su carrera no está signada por adhesión o despegue de proceso alguno, sino que es el  resultado de sus pulsiones y anhelos, de su propia aventura personal. “Decidí cantar boleros cuando sentí la necesidad vital de darle expresión a la cultura popular que llevo en mis entrañas”. Aunque nació en la llamada Madre Patria, se siente profundamente caraqueña. Llegó a Venezuela junto a sus padres, siendo una niña, huyendo de los estragos del franquismo, de allí esa facilidad para el flamenco y la rumba; los boleros y las rancheras los escuchaba en Catia, el barrio de su infancia donde asegura fue profundamente feliz. A los galerones, las fulías, los cantos margariteños y los joropos les agarró el gusto desde niña cuando sintonizaba la radio y disfrutada del extraordinario músico, compositor y cantante Benito Quiroz. A la salsa llegó, nada más y nada menos, que de la  mano de Willy Colón. “Soy todo lo que canto. Canto todo lo que soy”, enfatiza.
Canciones inolvidables

Y si de canto se trata, en la voz de Soledad Bravo son muchas las canciones que se hicieron eternas. Sumamente cuidadosa en la selección de su repertorio, siempre estuvo inspirada por la máxima de Violeta Parra: Cantar la diferencia que hay de lo cierto a lo falso. Ávida lectora de poesía, incentivada por su padre descubrió a Lorca, a Alberti, a León Felipe, a los Machado, a Hernández, a Vallejo, a Neruda y a los clásicos. Con tal grado de sensibilidad se decantó siempre por bellos temas “capaces de desafiar la dictadura de las modas y trascender más allá del momento en que vieran la luz”. Así, en su voz, canciones como “Gracias a la vida”, de Violeta Parra; “Palabras de amor”, de Joan Manuel Serrat; “Ojalá”, de Silvio Rodríguez; “Yolanda”, de Pablo Milanés; “Almanaque”, de Chico Buarque; y “Qué vale más” de Simón Díaz, por solo mencionar unas pocas, se convirtieron en melodías emblemáticas de esta trovadora que ha viajado por el mundo conquistando con su voz y su guitarra el alma de muchos.



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