7 de marzo de 2016

ACTUALL EL BRIEF, [Con información de Politico EU Observer, Chicago Tribune, France 24, Business Insider, Hurryet Daily News, en inglés] / pararescatarelporvenir.blogspot.com 7-03-2016

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LA CUMBRE DE LA UNIÓN EUROPEA-TURQUÍA.


La cumbre Union Europea–Turquía de este lunes es el botón del pánico para dos actores desesperados. Por si el boquete de la inmigración en el Mediterráneo oriental no era suficiente, la intervención judicial de Zaman, el principal diario opositor, y las protestas de este fin de semana en Ankara, acalladas con gases lacrimógenos y cañones de agua, añaden dramatismo a la cita de Bruselas, en la que el primer ministro turco Ahmet Davutogiu, y los jefes de gobierno de la UE-28 harán terapia en común.
En esta entrevista desde el interior de la Redacción ocupada por la policía, Mustafa Edib, periodista de Zaman, cuenta cómo han vivido la intervención del diario. La autoridad judicial ha nombrado un nuevo equipo directivo. En veinticuatro horas, el periódico ha pasado de publicar artículos críticos con el presidente Taryp Erdogan y con el Gobierno, a convertirse en un boletín de propaganda del régimen.
Lo último que necesitan Alemania y Francia es hablarle de principios democráticos a Turquía, ama de llaves de la esclusa migratoria del sur de Europa. La entrada de millones de personas a través de Turquía se ha convertido en una amenaza existencial para la UE. Entre el “Bienvenidos, refugiados” de Ángela Merkel y el “No vengáis a Europa” de Donald Tusk no ha pasado ni un año. Hay gelatinas más consistentes que los principios europeos. 
Lo único que los líderes europeos esperan de la cumbre de este lunes es poder anunciar que la ruta de entrada a Europa por Los Balcanes está cerrada. No esperes que le lean la cartilla al primer ministro turco, o que hagan un alegato por la libertad de prensa y los demás principios que suelen adornar la retórica europeísta. 
Esta tibia advertencia de Federica Mogherini es lo más parecido a una defensa de los principios europeos que escucharás desde Bruselas, por la ocupación policial del diario Zaman y la dureza del Gobierno al reprimir las protestas de las últimas horas. 
Si hay que desviar la mirada del autoritarismo, pues se mira para otro lado. La UE está dispuesta a poner 3.000 millones de euros a disposición del Gobierno de Ankara, para que integre a los inmigrantes sirios. Lo que haga falta, con tal de que Turquía tapone la corriente de inmigración hacia el norte de Europa.
Ankara, por su parte, necesita desesperadamente a la UE. Turquía está emparedada en una guerra por la hegemonía regional que amenaza con convertirse en una nueva guerra mundial. Los únicos amigos con los que cuenta son los Estados Unidos y la Unión Europea. Las tensiones internas por la cuestión kurda o el auge de una oposición que coquetea con el terrorismo islamista –la intervención de Zaman se apoya en la acusación de que el diario está vinculado a un grupo terrorista liderado por el clérigo musulmán Fetullah Gulen, que reside en los Estados Unidos, lo cual es ciertamente extraño: ¿un terrorista con permiso de residencia en los Estados Unidos?– alimentan la paranoia y el autoritarismo de un régimen que necesita entrar en el club de la UE para salir del avispero de Oriente Medio.
La desesperación con la que ambas partes llegan a la cumbre de hoy en Bruselas produce la siguiente paradoja: Taryp Erdogan, nuestro amigo en la Alianza de Civilizaciones –¿Recuerdas? ¡Qué tiempo tan feliz!–, es un dictador, sí, pero es nuestro dictador, el que vigila por nosotros las puertas de la ciudadela.– V. Gago
[Con información de Politico EU Observer, Chicago Tribune, France 24, Business Insider, Hurryet Daily News, en inglés]

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