El ex presidente del Banco Vaticano: «La 3ª Guerra Mundial ya ha estallado, y es contra la Iglesia»
Ettore Gotti Tedeschi fue presidente del IOR entre 2009 y 2012.
Ettore Gotti Tedeschi, economista y banquero italiano de 70 años, presidió elInstituto para las Obras de Religión, conocido coloquialmente como Banco Vaticano, entre 2009 y 2012, en los años más duros de Vatileaks y de las complejas polémicas internas en la Curia vaticana y la Secretaría de Estado. En 2014 fue exonerado por los tribunales de cualquier responsabilidad en los hechos que motivaron su destitución. El artículo que reproducimos a continuación, ajeno a esas polémicas, examina de cerca el acoso desatado hoy a nivel mundial contra la Iglesia.
La Tercera Guerra Mundial ya ha estallado:
contra la Iglesia.
En estos últimos tiempos, todos, incluido el mundo católico, parecen preocupados porevitar una supuestamente previsible tercera guerra mundial causada por los fundamentalismos religiosos, los nacionalismos, los racismos, las distintas discriminaciones, que se han acentuado dramáticamente a causa de la globalización acelerada, al terrorismo internacional, etc.
Para evitarla, en lugar de definir estrategias para contrarrestar y resolver estos hechos, parece que se haya acordado que la primera “causa” de este riesgo es lo que la gnosis quiere destruir desde siempre: la fe cristiana.
Respecto al catolicismo, la acción se ha centrado inicialmente en dos temas: la relativización de la dignidad del hombre y de los dogmas religiosos. Sucesivamente se ha intentado promover un adecuado ecumenismo para un mundo que ya es multicultural y multirreligioso, impulsando la idea de que la Verdad nace del diálogo. Después ha surgido la tentación de convencer a la Iglesia para que garantice la infalibilidad de la conciencia individual reformulando la de la autoridad moral.
También parece que se haya tomado la decisión de hacer creer que los problemas de miseria moral son consecuencia de los de miseria económica, por lo que se empuja a la Iglesia a privarse de riquezas y a distribuirlas, interrumpiendo el proceso de evangelización. Todo esto se explica de una manera racional: evangelizar es contrario a la realidad histórica multirreligiosa y multicultural, priva de libertad al prójimo y ofende peligrosamente las culturas de otros pueblos.
Parece que se ha tomado la decisión de dejar acelerar el proceso de inmigración y declararlo necesario, oportuno y debido (para compensar la brecha poblacional, para multiculturizar aún más, etc.). El proceso de imposición de leyes “civiles” iguales en todo el mundo “civil” con el fin de uniformar la visión y el comportamiento moral (origen de los conflictos) es ya imparable. Se anima a la Iglesia (a veces parece que se autoanime) a que se ocupe de consolar y no de educar. Pero lo que es más grave es que todo el mundo debe acoger el programa “ambientalista” como religión universal que unirá a todos los pueblos de la tierra.
Perdonen, pero ¿se teme que estalle una tercera guerra mundial o ya ha estallado y ya ha sido vencida por la gnosis del siglo XXI, que ha arrollado la cristiandad? De hecho, se diría que ha sido la gnosis la que ha ganado el proceso de evangelización. En este punto deberíamos hacer una reflexión.
Nosotros, los católicos, siempre hemos pensado que Dios escribía la historia y que esta historia era la del conflicto eterno entre gnosis y Revelación. Siempre hemos pensado que era la conciencia formada la que establecía lo que está bien y lo que está mal, la que determinaba el sentido de nuestra vida y de nuestras acciones; de hecho, así es como el cristianismo ha influido en la historia, aunque con la oposición de la gnosis, que siempre ha intentado borrar este “sentido”.
Pero me gustaría seguir pidiendo al lector que reflexionara sobre esto: que en la historia de los últimos dos mil años, conseguir universalizar una fe como la nuestra, tan “absurda” en su demostración (pensemos: ¡fundada en la Encarnación de Dios por concepción del Espíritu Santo, fundada sobre la Resurrección!), en la que no se podía usar la lógica, ni la razón (sic et simpliciter), ni la mentira, ni la mera esperanza, ni la conquista-imposición… pues bien, ¿cómo se puede no creer que la historia la ha hecho Dios directamente con la Gracia? ¿Y ahora ya no creemos? Pero vayamos más allá. Quien abraza el cristianismo no lo hace buscando el poder (quienes lo han intentado han perdido), el placer, el éxito, etc. Quien ha abrazado el cristianismo sabía que tenía que distanciarse del mundo según su estado, sabía que tenía que renunciar, que tenía que soportar la cruz. ¿Cómo se puede pensar que el cristianismo solo, sin Dios, puede haber sobrevivido y haya hecho la historia con estos presupuestos? Pero entonces, ¿por qué tememos hoy estos tiempos, estos desafíos, estas nuevas persecuciones y peligros?
La historia ha sido realizada gracias al esfuerzo por dar a conocer la Verdad, pero este esfuerzo ha tenido éxito si lo que es “temporal ha sido sometido a lo espiritual”. Para afrontar hoy los temas mencionados antes, consecuencia de la globalización (por simplificar), es necesario más que nunca afirmar una verdad para crear una verdadera sociedad global fundada sobre los verdaderos derechos del hombre, no sólo un conjunto insostenible de culturas sin nada que las una realmente. Por eso la gnosis, para unir, nos propone a todos una forma de ambientalismo “pseudo religioso” y malthusiano. ¿Estamos dispuestos a permitirlo? Ahora bien, hay que entender la historia de la humanidad intentado entender el papel de la Iglesia, porque sólo la Iglesia puede expresar el sentido y el orden de la creación y restablecerlo.
Si esto no sucediera, nuestra época histórica sería estéril y nociva para nuestros hijos y descendientes y les dejaría en herencia algo más que un ambiente degradado… Mucho peor, les dejaría una moral degradada, una civilización degradada. ¿Entendemos esto?Si la Iglesia no hace magisterio, el pecado original estalla en el pensamiento y en la acción del hombre. Si la Iglesia deja libre la conciencia del hombre haciendo que se contagie con las razones de las supuestas culturas y modas dominantes, el hombre se pierde. Si la Iglesia no evangeliza, priva a las personas del derecho de conocer a Cristo.
El desorden gnostico y nihilista no puede hacer la historia; no nos podemos limitar a observar y a dar opiniones que gusten a la cultura dominante; no nos podemos ocupar de consolar y no de educar, de hacer rezar, de volver a afirmar e impartir los Sacramentos. Está escrito también en la encíclica Lumen Fidei. Es así como se retoman las riendas de la historia. Y sobre todo no debemos de tener miedo. Lo que va bien para los lobos no puede ir bien para los corderos…
ReL/Artículo publicado en La Nuova Bussola Quotidiana.
Traducción de Helena Faccia Serrano.
ReL/Artículo publicado en La Nuova Bussola Quotidiana.
Traducción de Helena Faccia Serrano.
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