"UNIDOS CONTRA LA FALSA IZQUIERDA"
por: Alfredo Coronil Hartmann
Leyendo el artículo de ese título (El Nacional 3 de septiembre de 2015), de
mi querido y respetado amigo, el profesor Demetrio Boersner, estudioso de la
politología, que grandes esfuerzos hizo por afinar las líneas ideológicas de AD
y luego del MEP, no he podido dejar de recordar mis conversaciones -muchas- con
Rómulo Betancourt sobre los pros y los contras del ingreso de AD a la
Internacional Socialista.
El afán de afiliarnos, lo promovían -por una vez de acuerdo en algo-
Gonzalo Barrios y Carlos Andrés Pérez, Rómulo que tenía mucha mas seria y
medulosa formación política, incluso que Barrios, ni que decir de Pérez,
observaba y valoraba los pormenores.
Recuerdo que señalaba los inconvenientes del término: "socialista. Es que hay que
empezar -decía- por explicar de cual socialismo se trata, repetir, una y otra
vez, la inexistencia de vínculo alguno con el nacional-socialismo alemán, con el cooperativismo fascista, con
el estalinismo-marxista o
el maoismo chino".
Muchos partidos europeos aún no se habían deslindado de sus orígenes
marxistas, era el caso del Partido Socialista Obrero Español -PSOE- que tardó
un tiempo en deslastrarse, para poder absorber el Partido Socialista Popular
-PSP-, de mi admirado amigo, el profesor Don Enrique Tierno Galván, futuro Alcalde
de Madrid, (quien nunca abjuro abiertamente de sus ideas marxistas), y con
quien pasé horas y horas de fascinantes conversaciones, sazonadas con un buen
jerez, en su casa de la calle Ferraz -no lejos de la sede del PSOE- hablando de
este y muchos otros temas, no todos repetibles...
En la Venezuela de hoy, las constantes agresiones, atropellos, befas y
escarnio, a que nos ha sometido "este" indefinible régimen de
oprobio, a todos los venezolanos, en nombre de un supuesto "Socialismo del siglo XXI", ha creado una
"derechización" que yo estimo pasajera, reactiva, en gran parte de
la sociedad, es natural que así sea, frente al desmadre y la ostentosa
vulgaridad de esta escoria ensoberbecida, es una reacción de legítima defensa
instintiva y mas que comprensible, hasta por razones estéticas, que me hacen
rememorar la expresión de Don Antonio Machado, plena de sabiduría, cuando
expresaba en un poema dedicado a exaltar a Azorín: "Admirable Azorín, el reaccionario / por asco
de la greña jacobina".
Y así seremos, reaccionarios todos, casi monárquicos, hasta que el país se purgue de esta indigesta constipación bacteriológica, que ni obedece a nuestras raíces mestizas, ni tiene nada que ver con la idiosincrasia igualitaria que siempre nos distinguió como pueblo.
Y así seremos, reaccionarios todos, casi monárquicos, hasta que el país se purgue de esta indigesta constipación bacteriológica, que ni obedece a nuestras raíces mestizas, ni tiene nada que ver con la idiosincrasia igualitaria que siempre nos distinguió como pueblo.
Así mi querido Demetrio, no gastemos pólvora en afirmar nuestras
diferencias con la "falsa izquierda" esta caricatura grotesca, no
merece calificación alguna, cuando la espina irritativa libere la pústula, las
aguas irán regresando a su cauce, soy un convencido de que la inclinación
natural de la sociedad venezolana es hacia una orientación de centro, con
sensibilidad social. En ella nos encontraremos, como siempre, luchando por el
pueblo y la libertad...
Itaca 3 de septiembre de 2015
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Unidos contra la falsa “izquierda”
por: DEMETRIO BOERSNER
3 DE SEPTIEMBRE 2015 - 12:01 AM
Desde hace quince años, venimos denunciando la existencia en América Latina de “dos izquierdas” distintas e incompatibles. La una es la socialdemocracia decente, representada por los movimientos gobernantes en Brasil, Uruguay, Chile y partes de América Central, que han iniciado importantes ensayos de desarrollo económico con justicia social y con pleno respeto de los derechos humanos y ciudadanos. La otra es la falsa “izquierda”, vociferante, demagógica y dictatorial, de los seguidores y émulos del chavismo coaligados internacionalmente en un movimiento denominado “bolivariano” (con irrespeto al Libertador).
Esta división es, en parte, la continuación histórica de la pugna que ha existido entre la socialdemocracia y el comunismo estalinista desde la tercera década del siglo XX, y cuyos pormenores en Venezuela han sido analizados en forma exhaustiva y didáctica por el profesor Antonio Ecarri Bolívar en su obra Socialdemócratas vs comunistas(Libros de El Nacional, Caracas, 2011).
Ese conflicto ideológico entre dos maneras antagónicas de interpretar y aplicar las enseñanzas del socialismo clásico se ha complicado por el hecho de que un importante sector del estalinismo latinoamericano se apartó de la ortodoxia de los partidos comunistas originales, para buscar tenebrosas alianzas y maridajes con corrientes militaristas y fascistas, y unir a los extremistas de derecha y de izquierda en un mismo odio contra la democracia liberal y el socialismo democrático.
El fascismo latinoamericano, a su vez, también andaba en búsqueda de alianzas con sectores de izquierda que le permitiesen ocultar su naturaleza derechista y asumir un disfraz “revolucionario”. Ya en 1929 Ernesto Röhm, instructor militar alemán en Bolivia y futuro jefe de las tropas de asalto de Hitler, persuadía a los cadetes bolivianos de que el nazismo era un “socialismo nacional” liberador de pueblos oprimidos. De este modo, el totalitarismo nazi-fascista, herramienta represiva de latifundistas y consorcios transnacionales, fue contrabandeado como presunto movimiento “popular”, embaucó a muchos nacionalistas latinoamericanos y se plasmó en regímenes como el de Perón. Los comunistas pronto descubrieron que tales movimientos eran penetrables y manejables.
Esta colusión entre fascismo y estalinismo se encuentra de manera evidente en los orígenes y la formación del chavismo. Ideas e influencias tan contradictorias como las de Douglas Bravo y de Norberto Ceresole se mezclaron en el pensamiento antidemocrático de Hugo Chávez y sus compañeros militares. Esto se reflejó luego en un régimen que abarca, grotescamente, por un lado, a ideólogos de ultraizquierda y por el otro a plutócratas militares y civiles, ligados al capitalismo más salvaje y corrupto.
Este cariz facho-estalinista debería haber desacreditado al chavismo, desde hace tiempo, ante los ojos de los socialistas democráticos del mundo. Lamentablemente, la ingenuidad o pereza mental de muchos de ellos –para no hablar del reparto de petrodólares– hacen que incluso hoy en día, en contraposición a socialistas verticales y dignos como Felipe González y otros, exista un sector internacional de “progresistas” que adulan y defienden el régimen opresor y destructivo presidido por Nicolás Maduro.
Para tratar de justificar tal actitud, invocan la amenaza de la “derecha” que estaría a punto de dominar y devorar a la América Latina. Nadie puede negar que tal derecha existe y que seguramente maniobra para ganar poder político y control económico. Pero la culpa de su avance la tiene precisamente la falsa “izquierda” que contamina y desacredita al conjunto progresista que no osa deslindarse de ella. Por ello, para quitar sustento a la derecha, lo primero es derrotar a la falsa izquierda.
demboers@gmail.com
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