ENRIQUE JOSÉ TEJERA PARÍS
por: ALFREDO CORONIL HARTMANN
Traté, inútilmente, de hilvanar estas líneas en la noche de ayer, me fue imposible hacerlo, afortunadamente recibí un bien logrado artículo de Federico Boccanera y me sentí liberado para escribir sobre Enrique José Tejera desde el corazón y para el corazón, sin pudores intelectuales ni menos literarios, como lo siento.
Empecemos por su nombre, él mismo me decía sonreído, que yo era el único que todavía lo llamaba Enrique José, en realidad el se diferenció de la homonimia de su célebre padre, Enrique Tejera Guevara, añadiendo su segundo apellido. Sin establecer paralelismo alguno, otro tanto, hice yo, al romper la costumbre familiar de usar solamente el paterno -en mi caso- por rechazo del "hijo" y horror del "junior" o del irritante diminutivo. En la casa Coronil, el Dr.Enrique Tejera fue siempre su papá, brillante, agudo, travieso, con su circunspecta barba corta, blanca, como la que yo hoy luzco, eso explica que el doctor Tejera París, haya seguido siendo para mi Enrique José, pese a sus 96 años de plenitud.
Ironías del destino, yo ayer había hablado con Pepita e inquirido por la salud del muy admirado y respetado amigo, apenas unas muy pocas horas antes del hecho que hoy nos sacude. Enrique José Tejera fue un hombre excepcional, en mucho mas de un sentido, lo único que no supo fue envejecer, simplemente se mantuvo joven, era 24 años mayor que yo, amigo de adolescencia y juventud de mis padres Alfredo Antonio Coronil y Renée Hartmann Viso, compartió con mi mamá el haber sido catalogados, como "GENIOS" según un estudio que realizó el Dr. Pablo Izaguirre, entre una muestra de estudiantes de secundaria de Caracas, yo siempre les tomé el pelo -a ambos- diciéndoles que eran: "los dos únicos genio titulados de Venezuela". Siempre lo percibí lleno de expectativas, de esperanzas de antevisiones y premoniciones de futuro.
Destacó en cuanta empresa política o privada, profesional o intelectual, emprendió. En aquella Venezuela que crecía, que estaba haciéndose, engroso su patrimonio, al invertir en bienes inmuebles, fondos provenientes de su muy exitoso ejercicio profesional de abogado, había fundado junto al también admirable maestro de administrativistas, Dr.Eloy Lares Martínez, el bufete "Lares, Tejera, Haieck y asociados" como ocurrió con tantos otros profesionales exitosos en esa era de expansión y desarrollo de Venezuela.
Pero el hecho sin precedentes, y me atrevo a asegurar con tristeza que tampoco tendrá consecuentes, fue que Enrique José Tejera, sin que nadie se lo exigiera, ni sugiriera siquiera, quiso dejar constancia ante la organización política que contribuyó a fundar y en la cual milito orgullosamente toda su vida, Acción Democrática, del origen de su muy bien ganada prosperidad. Pidió ser recibido por el Comité Ejecutivo Nacional y haciendo gala de su experiencia como catedrático universitario, se presentó provisto de documentos y cuadros, y expuso el origen, la plusvalía y el resultado de su inobjetable quehacer jurídico y económico. Escuché a varios miembros del CEN de la época, el asombro y la satisfacción que les produjo la inesperada y ejemplarizante conducta del Dr.Tejera París.
Enrique encarnaba con absoluta naturalidad, el arquetipo del gran señor caraqueño, una especie en avansadísimo peligro de extinción, nunca desmayó en la lucha social, nunca dejó de ofrecer apoyos e iniciativas en beneficio del pueblo, pero tuvo la hombría y el buen gusto de no pretenderse proletario, fue un intelectual y profesional destacado, un fino prosista, un brillante Canciller y diplomático, su gestión como embajador en Washington se recuerda como una de las mejores representaciones que nunca hayamos tenido en la capital "del imperio".
Enrique José, fue y es un hombre PARA RESCATAR EL PORVENIR, el título de este blog está en consonancia con el espíritu y la lección de vida que él nos dio. Hasta pronto amigo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario