PEDRO SANCHEZ DEBERIA DESAUTORIZAR A ZAPATERO POR ACEPTAR LA INVITACION DE
MADURO
por: Iñaki Anasagasti
De que Jose Luis Rodríguez Zapatero es un insustancial nadie duda. De que
ha sido un pésimo presidente, tampoco. De que creyendo que no utilizar la
palabra crisis para describir lo que estaba ocurriendo da una visión de su
intelecto. Pero que ahora se vaya a Caracas a las elecciones legislativas del 6
de diciembre tras la nefasta política que él y Moratinos llevaron con Chavez,es
de juzgado de guardia y deja muy mal a Felipe Gonzalez y a Pedro Sánchez que ha
denunciado reiteradamente las atrocidades de la dictadura bolivariana y ha
encargado al senador por Burgos, Ander Gil estar muy cerca de la oposición
venezolana.
Moratinos nunca nos hizo caso a Garcia Carnero y a mi cuando denunciábamos
la deriva del militar golpista. Puso en Caracas al imbécil de Raul Morodo que
no solo le rio las gracias a Chavez sino que después de dejar la embajada hizo
negocios con los bolivarianos. Y cuando el Rey le dijo a Chavez aquello de
"¿Por que no te callas?" allí fue solícito Moratinos y Zapatero a
tratar de hacer las paces con el venezolano mientras Bono le vendía fragatas.
Un horror de política, mientras el régimen cubano enfeudaba un país
independiente como Venezuela y le chupaba hasta la última gota de petróleo.
Zapatero fue quien planteó lo del "Diálogo de Civilizaciones" que
ya hemos visto donde ha quedado y el artífice de haberse llevado fatal con los
Estados Unidos que le aislaron del contexto internacional. Entre eso y no saber
ni palabra de inglés, Zapatero en sus siete años de mandato solo hizo el
ridículo. Y ahora lo sigue haciendo.
Y ahora,ocioso y contando nubes como está, no se le ocurre mejor cosa que
mientras a sus compañeros Maduro veta su entrada como Observadores él acepta
semejante encargo con ayuda del inefable Margallo que le pone a su disposición
la embajada para en dos días hacer un informe electoral favorable al régimen
autoritario de aquel país.
No me extraña que Maduro y sus represores estén contentos con llevarse a su
país la sonrisa bobalicona de este caballero que tratará de blanquear un
régimen con presos políticos, sin libertad de expresión, con inseguridad
ciudadana, con desabastecimiento, con casi dos millones de venezolanos fuera
del país al no poder soportar el citrerío de un sistema que se creyó pasaba al
basurero de la historia tras la caída del Muro de Berlín.
Pero ahí irá Don Jose Luis creyéndose importante,aunque es un cero a la izquierda en casi todo, como "principal observador internacional en las elecciones venezolanas". Se irá el 1 de diciembre y si abre los ojos comprobará como la oposición no tiene acceso a los medios públicos de información, como se detienen a sus candidatos y se les niega la posibilidad de presentarse con subterfugios de garito,como el presidente de la Asamblea Diosdado Cabello hará todo lo posible para no perder su puesto y de como insulta semanalmente desde su programa "Con el Mazo dando" como el 80% de expectativa de voto que tiene la oposición se convertirá en la mitad gracias a las trampas de un gobierno corrupto y corruptor.
Todo eso lo verán los verdaderos Observadores democráticos que puedan llegar a Venezuela, pero no Zapatero amigo del régimen.
¿Qué pensará de esta invitación Felipe González?.
¿Qué pensará de esta barrabasada el nuevo presidente argentino Macri que nada más ser elegido el domingo pidió la expulsión de Venezuela de Mercosur?.
¿Qué pensarán los encarcelados por esta atroz dictadura que utiliza una cárcel que llaman La Tumba?
Pero esto a Zapatero le importa un pito.
El está contento con lo que ha dicho el gobierno venezolano que ha destacado la relevancia de que un ex Presidente español tenga un papel significativo en un proceso electoral en su país.
Maduro sabe que Rodríguez Zapatero es públicamente adversado en su partido por la inmensa torta que les dejó así como que pinta en España menos que Maximino en Haro. Por eso lo utiliza. Y él se deja utilizar para sentirse importante fuera, lo que no es en una España que bien le conoce.
¡Qué vergüenza!. Y ¡Qué asco!.
Iñaki Anasagasti
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