Karibay García León, jove internacionalista UCV, y dirigente de Acción Democrática, nos sorprende gratamente al hacer un análisis ponderado de las virtudes y los defectos que, a su juicio, integraban la personalidad de Carlos Andrés Pérez. No es frecuente esa actitud, el fanatismo, la pereza mental, el "cuidarse" hasta convertirse casi en seres asexuados, es lo que abunda. Yo felicito la actitud crítica de García León, cada quien tiene el derecho de hacerse sus propias opiniones y también el deber, si además tiene el valor, debe expresarlas. Por todo ello, pararescatarelporvenir.blogspot.com reproduce este trabajo tomado de La Cabilla.
ACH
Itaca 15 de noviembre de 2015
Multimagen crítica de Carlos Andrés Pérez
Por Karibay García León
Vaya que resulta pedantesco hablar de la historia que aún vive, de la que aún tiene dolientes muy cercanos, incluso dolientes con el mismo código de los personajes que estudiamos.
La historia, al contrario de la opinión de muchos no se repite, tampoco estamos en la misma historia. La historia es un cumulo de fenómenos que debemos sectorizar para su estudio.
La historia tampoco “juzga”, jamás “reivindica”, mucho menos “la historia me absolverá” como una vez dijo el dictador más antiguo de la satrapía cubana: Fidel Castro.
Dicho esto, toca analizar desde una perspectiva nada objetiva (la objetividad es una mera hipocresía organizada para encubrir caprichos de líneas editoriales) y además muy breve la actuación como hombre de Estado y de hombre público de Carlos Andrés Pérez Rodríguez, presidente constitucional de Venezuela en dos periodos.
Decidí bautizar estas líneas como la multimagen de CAP, una multimagen son cientos de portafolios de fotografías, así como la carrera política de CAP: cientos de fotografías portafolios, contradicciones y convicciones, todos en una misma vida.
Podríamos analizar el punto que más nos ha ocupado desde La Cabilla: el rescate de la moral en los asuntos públicos, la dignidad de la Republica y la condena de la corrupción administrativa como el peor de los males, en otras palabras: el rescate del proyecto betancurista, más simple aun: el proyecto reformista surgido del revisionismo alemán.
Este mismo proyecto fue el que CAP se ocupó de patear justo en su primera presidencia, no solo dejando de lado la sobriedad en los asuntos administrativos, también alimentando al gran Estado benefactor.
No tome a mal mis líneas, yo no tengo nada en contra de CAP, porque fue, sobretodo un demócrata ejemplar. ¿Ha visto usted un Presidente de la Republica que le hacen juicio político y no solo lo acata, sino que también soporta el linchamiento moral que su mismo partido le hace (esos mismos, por cierto, que le lloraron cuando murió y aún siguen en el CEN de AD)? En fin, acá tenemos otro CAP multimagen, el del ego desmedido, el que catapulto junto con Jaime Lusinchi la inmoralidad en los asuntos administrativos pero también el de un espíritu genuinamente democrático, republicano y civil, el que apostó, incluso su capital político, a democracias como la nicaragüense, porque entendió que la política exterior de un país incide profundamente en la interna y que la seguridad de Nicaragua era la seguridad del Caribe y de Venezuela.
CAP fue el mismo que crea y alimenta al monstruo llamado “papá Estado” y el mismo que inserta el chip al venezolano de “lo merezco todo a ningún costo”. Pero caramba, ese mismo CAP cuando asume la presidencia de la Republica por segunda vez tiene la santa voluntad de decir que ese Estado estaba equivocado, que se había hecho todo mal, que la democracia estaba en peligro y que él como Atlas se cargaba todas las reformas que el lusinchismo y Herrera Campins habían postergado. Otra multimagen; sin mencionar la visión estatista, porque equivocarse y cambiar el rumbo es válido, no es válido confiar solo en el carisma para hacer las reformas que aunque el país las necesitaba debían contar con mucho más que “la simpatía del gocho”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario