Teresa de Jesús
Escrito en Testimonios
RCL les invita a leer a Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo.-
El quinto centenario del nacimiento de la gran santa abulense, Teresa de Ahumada, una de las glorias literarias del siglo de oro español, doctora de la Iglesia, atrae la atención por su condición de mujer en una época donde era difícil que tuvieran protagonismo, por sus raras dotes de escritora no siendo alumna de ninguna escuela en particular, y refulge sobre todo, por su trajinar como reformadora y fundadora del Carmelo femenino y sus dotes de mística y altos vuelos espirituales.
Entre las muchas iniciativas de diversa índole que tienen lugar en la Península destaco dos: la Exposición de Las Edades del Hombre en Ávila y Alba de Tormes, inicio y fin de la andadura vital de Teresa; y su faceta de escritora, en la exposición de la Biblioteca Nacional de Madrid. La primera tiene por título “Teresa de Jesús, maestra de oración”, para resaltar el magisterio de santa Teresa en el campo de la oración y también en el de la vida.
Tres iglesias en Ávila nos llevan de la mano. El convento de Nuestra Señora de Gracia, donde Teresa fue internada por su padre cuando apenas tenía 16 años para que se formara como mujer y creyente. Aquí descubrió su vocación a la vida contemplativa, a la que se opuso en principio su progenitor, pero pudo más el tesón que caracterizó a su hija, para la obra que la encumbraría por diversos títulos. En la pequeña capilla se nos trazan, con arte magistral, los primeros años de Teresa.
De allí se pasa a la capilla de Mosén Rubí, de mayores dimensiones, en la que se nos sitúa entre óleos, esculturas y pedagógicos apuntes, en el contexto social, religioso y cultural en la que vivió la santa. Ese convulso siglo XVI, tiempo de herejías, inquisición, luteranismo, contrarreforma, distinguidos frailes de diversas órdenes, Felipe II, las artes, América, y hombres y mujeres de la corte, algunas de ellas que le dieron no pocos dolores de cabeza a Teresa, como la Duquesa de Éboli. Valoro la originalidad de esta sección que sitúa a propios y extraños en el ámbito más universal y a la vez en la cotidianidad de aquel tiempo.
Cierra el capítulo de Ávila con la iglesia de San Juan Bautista, donde se expone la humanidad de Cristo, clave de la vida de oración y de las obras de Teresa. La infancia y la pasión de Jesús, su devoción mariana y a San José, hasta llegar contemplando hermosas obras al éxtasis y la transverberación de la santa. Concluye la exposición a una hora de distancia en Alba de Tormes donde murió Teresa. En la inconclusa basílica se destacan las facetas de andariega, fundadora y escritora, hasta los procesos de su rápida beatificación y canonización. Obras nunca vistas, porque reposan en conventos o apartadas iglesias de toda la geografía española deleitan los sentidos y elevan los espíritus.
En Madrid, la Biblioteca Nacional nos regala a Teresa escritora. Su afición a la lectura y la escritura le vino de su padre, quien leía buenos libros “y ansí los tenía de romance para que leyesen sus hijos”. Los padres de Teresa eran lectores, y ella lo será desde niña. Como escritora nata, escribe como habla y no sigue las normas de un escritor culto. Sus libros son su otro yo, y ella quiere que sigan hablando después de su muerte, dando testimonio, mostrando el camino de perfección, los entresijos del alma.
Para peritos y curiosos, estas dos exposiciones nos sitúan y empujan a descubrir a una santa que después de cinco siglos, sigue teniendo frescura y actualidad para los tiempos recios que vivimos.
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Monseñor Baltazar Enrique Porras Cardozo
Arzobispo de Mérida
24.- 10-5-15 (3518)
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