Date: 27-5-15
¿ RECTIFICACIÓN O INMOLACIÓN ?
Carlos Canache Mata
Los analistas políticos y económicos, al opinar sobre la situación actual de Venezuela, frecuentemente dicen que “ya esto es insostenible” o que “se ha llegado al llegadero” o que “se ha tocado fondo” o que “suena la hora del colapso”.
El país está alarmado por la cotización que ha alcanzado el dólar en el mercado paralelo, sobre todo en los últimos días. Cuando el CNE, hace dos años, le obsequió la presidencia de la república a Maduro, en ese mercado se compraba un dólar por 24 bolívares, ahora se compra por más de 420 bolívares y, en consecuencia, ya no se confía en nuestra moneda como reserva de valor. La firma Barclays proyecta para este año un tipo de cambio hasta de 600 bolívares por dólar, y, en todo caso, su cotización se ha disparado y apunta a niveles superiores. Chávez y Maduro prometieron volver “polvo cósmico” al dólar paralelo, pero fue el bolívar el que ha corrido esa suerte.
El dólar paralelo, que es el marcador del costo de reposición de los productos no regulados, contribuye, conjuntamente con la emisión de dinero sin respaldo por el BCV, la caída de la oferta interna de bienes por la recesión económica, y la importante disminución de las importaciones por la falta de divisas, a la explosión inflacionaria que, como sacudimiento sísmico, destruye el poder de compra de los venezolanos. El año pasado la tasa inflacionaria fue de casi el 70% y el BCV todavía no ha informado cuál es en lo que va del 2015. La inflación, junto con la escasez de alimentos, medicamentos y materias primas e insumos para la producción, es la verdadera “guerra económica” causada por políticas gubernamentales equivocadas. La política de control de precios, al no atacar las causas, perdió la batalla contra la inflación, así como el racionamiento (captahuellas, terminal de la cédula, etc) no es la solución para el problema de la escasez y el desabastecimiento de productos.
La caída de los precios del petróleo, causa principal de la acentuación del déficit fiscal y del déficit de la balanza de pagos, el gobierno la ha intentado paliar cobrando con descuento y en efectivo deudas de otros países; pignorando reservas de oro del BCV; colocando en el mercado bonos de CITGO; retirando el máximo (383 millones de dólares), que no requiere acuerdo para un plan de ajuste, de sus Derechos Especiales de Giro (DEG) en el Fondo Monetario Internacional (FMI), etc. Pero los escenarios de maniobra van desapareciendo.
O el gobierno cambia sus políticas económicas, especialmente sus políticas cambiaria y de precios, o el gobierno se desploma. Poder adquirir dólar a 6,30 bolívares, como dijo José Guerra, “es el premio a la corrupción” que ha vuelto millonarios a amigos del oficialismo. La alternativa de la no rectificación es la inmolación del propio gobierno.
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