21 de mayo de 2015

LE FIGARO: "La loca deriva de Venezuela", París 11 de mayo de 2015, traducido del francés por Carlos Armando Figueredo




   La loca deriva de Venezuela

Le Figaro, 11-5-15
Traducción de : Carlos Armando Figueredo

            Dos años después de la muerte de Hugo Chávez, la caída a los infiernos de Venezuela conoce una gran aceleración. Y ello por tres razones. El contragolpe petrolero que provoca el derrumbe de los ingresos por exportación. La debilidad del liderazgo de Nicolás Maduro que arrastra al país en una huida hacia delante y una búsqueda de chivos expiatorios. Finalmente la normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba que termina aislando al régimen de Caracas.
            Con Chávez, la revolución bolivariana estaba en punto muerto; con Maduro, ella explota. El socialismo del siglo XXI reivindicado por Chávez y su sucesor comparte en efecto con el socialismo del siglo XX un mismo saldo: la ruina de un país rico y el empobrecimiento de las masas.
            Mientras posee las mayores reservas de petróleo en el mundo por encima de Arabia Saudita (300 mil millones de barriles de petróleo contra 270 mil millones), Venezuela está en cesación de pagos.
            El producto nacional entrará en recesión del 4% en 2015. El pillaje de la compañía petrolera nacional PDVSA la deja exangüe e incapaz e invertir para mantener su producción, mientras asegura 96% de las exportaciones y más de la mitad de los ingresos presupuestarios. Las confiscaciones de tierras y de activos acarrean la liquidación de la producción nacional, 80% de los bienes de consumo ya se están importando. El desempleo ha cogido vuelo a la vez que la pobreza, que ya alcanza al 30%de la población, mientras se redujo en el conjunto de América Latina desde el 2000.
            Esa catástrofe económica y social tiene como contraparte la quiebra financiera. La inflación alcanza el nivel record de 62% oficialmente y en realidad excede del 120%. El bolívar se licuó, con una tasa de cambio que pasó de 15 a 200 el dólar. El déficit presupuestario culmina en 20% del PIB y la necesidad de financiamiento del país era en el 2015 se eleva a 35 mil millones de dólares contra reservas reducidas a 20 mil millones. Incluso China se niega a conceder ahora algún préstamo a cambio de despachos de hidrocarburos los más improbables.
            La suspensión in extremis  el programa PetroCaribe que ha costado más de 50 mil millones de dólares en diez años, no será pues suficiente para evitar la falta de pago de Venezuela que tendrá lugar, a más tardar, en el 2016.
            Mientras más se acerca la quiebra, más se encierra el régimen chavista en la paranoia del poder personal y en una lógica de guerra civil. La democracia y el Estado de derecho se reducen a ficciones por la permanencia de leyes de excepción que le confían todos los poderes al presidente. La impericia crónica de Nicolás Maduro marcha a la par de una progresiva toma del poder por el ejército. Los responsables de la oposición se ven constreñidos al exilio o al encarcelamiento, a imagen de Leopoldo López o de Antonio Ledezma, el alcalde de Caracas. Las manifestaciones por la libertad y contra la pobreza han sido reprimidas con sangre, con saldo de 43 muertos y más de 600 heridos. Venzuela registra cerca de 25,000 asesinatos al año y Caracas se ha convertido en la ciudad más peligrosa del mundo. Los hermanos Castro, en Cuba no se han equivocado por ello al conservar un recuerdo doloroso de la onda  de choque provocada por la caída de la Unión Soviética. La Venezuela de Chávez aseguraba 20%del PIB de la isla, a cambio de decenas de miles de consejeros cubanos en la salud, la agricultura, la energía, pero sobre todo en los servicios de seguridad y de información. El fin de ese maná implicaba una nueva caída del nivel de vida de los cubanos que la población no estaba en condiciones de soportar. De allí el acercamiento a los Estados Unidos que permite contemplar la eliminación del embargo y marca el final de la guerra fría en América Latina, concretado por el apretón de manos entre Barack Obama y Raúl Castro durante la cumbre de la Américas en Panamá. De allí el aislamiento diplomático total del régimen de Nicolás Maduro, tornado en indigno de encuentro incluso para Irán, Bielorrusia o Siria.
            El estadio supremo de la revolución bolivariana  lo constituyen la prisión y la pobreza para todos. El chavismo, último avatar el caudillismo, es una calamidad y una vergüenza, tanto para Venezuela como para América Latina. Es irreformable  en la medida en que es indisociable de un poder dictatorial, del culto de la personalidad y de una economía predatoria. Hay pues dos salidas posibles: un golpe de Estado militar o una contra-revolución de la libertad. El silencio mantenido por las democracias de América Latina y de Europa ante la tragedia que vive Venezuela es insoportable. Tal como frente a África del Sur del apartheid, como frente al Irán de los ayatolas o a l nueva Rusia de Vladimir Putin, deberían unirse a las sanciones decididas por los Estados Unidos para presionar la régimen liberticida de Nicolás Maduro y apoyar a la oposición democrática.






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