La aparición en 2013 del grupo terrorista Estado Islámico, que ha llevado a cabo numerosos atentados en países occidentales -los más recientes en Francia y Dinamarca-, ha provocado que los gobiernos reformulen sus leyes contra el terrorismo, aunque no todos los países lo hacen de la misma manera.
Tampoco todos los países sufren con la misma intensidad sus acciones, que para Frank Foley, investigador británico que acaba de publicar el libro «Countering Terrorism in Britain and France», considera son consecuencia de la política desarrollada por cada uno de ellos.
Frank Foley
En una reciente visita a Madrid, Foley además de explicar en líneas generales los factores que han provocado la rápida expansión del EI -socioecómicos (marginación, desigualdad), geopolíticos, uso de las redes sociales, formas de acción más sofisticadas y el amparo en estados de derecho, entre otros-, señaló las diferencias que presentaban Francia y el Reino Unido tanto en las medidas adoptadas contra el terrorismo, así como las razones por las que se ha radicalizado más el yihadismo en el país galo.
Ante el incremento de los atentados en estos países, la prioridad de los gobiernos es «comprender a lo que nos enfrentamos. Francia y Reino Unido han afrontado un nivel parecido de terrorismo en las últimas décadas, aunque han respondido de diferentes maneras», indicó Foley en una conferencia impartida hace unos días en la Casa Árabe, en Madrid, bajo el título «La lucha contra el terrorismo yihadista en Francia y Gran Bretaña».
En el caso de Francia, Foley consideró que el incremento del radicalismo yihadista se debe a un endurecimiento de sus leyes, además de la falta de apoyo a la integración de las diferentes comunidades, en favor de la asimilación. «La identidad nacional no lleva a evitar la radicalización», subrayó.
En contraposición a esta política, en el Reino Unido hay instituciones como el Foro de Seguridad Musulmana, que recibe subvenciones del Estado para facilitar la integración y donde «la policía y los representantes de la comunidad intercambian información, lo que permite prevenir los ataques de odio contra los musulmanes», así como los de los radicalizados contra ciudadanos del país que los acoge.
Leyes draconianas en Francia
«Las leyes francesas son más draconianas. El planteamiento de Francia es más duro», subrayó el investigador. ¿Y cuál es el motivo de esta dureza? Para explicar esto, Foley se refirió al pasado histórico de ambos países. «Mientras en el Reino Unido hay una firme creencia en las libertades civiles, en Francia esto se ve como un concepto más abstracto»; por otra parte, «en la isla siempre ha habido gran estabilidad política, algo que no ha sucedido en el país galo». Y, quizá, lo más importante, «el Reino Unido ha sido un ejemplo de resistencia y fortaleza, mientras que las fronteras de Francia han sido atravesadas dos veces (II Guerra Mundial), lo que ha dejado en la población el sentimiento de vulnerabilidad».
Todo esto ha llevado a una configuración diferente sobre losconceptos de libertad y de seguridad. «Francia es un país que pone más énfasis en la seguridad. Hay que actuar contra cualquier amenaza». Mientras que en el Reino Unido, con su carácter de nación resistente, se mantiene un debate contra aquellas leyes que «recorten las libertades civiles, rechazando algunas de ellas».
A continuación, Foley detalló los puntos que diferencian a Francia y al Reino Unido en lo referente a seguridad, y a sus maneras deresponder a las acciones terroristas:
En Francia:
Seguridad: Consenso en la sociedad. «Los principales actores están de acuerdo en que la seguridad es más importante que otra cosa. En las discusiones sobre derechos y libertades civiles planteados por ONG's, estas difícilmente son escuchadas en los debates públicos».
Repuesta judicial: Existen tribunales especiales en los que no hay jurados.
Respuesta policial: Grandes redadas, de hasta 160 personas en una sola acción, para obtener información. Seguimiento de los clérigos musulmanes más radicalizados. Acciones contra los radicalizados que llegan a Occidente.
Delitos: Defienden el concepto de manera más amplia (asociación de malechores, delicuentes, uso inadecuado del pasaporte aunque no sea para actividades terroristas...). Existe la deportación de terroristas a países como Túnez o Egipto. «Desde los años 90 han sido deportados 129 extremistas o sospechosos de serlo», detalló Foley.
Reino Unido:
Seguridad: No hay tal consenso en la sociedad. «Personas influyentes pueden mostrar una idea diferente sobre cómo equilibrar la seguridad nacional y las libertades civiles. Las medidas deben tener proporcionalidad. En la memoria colectiva está todavía lo que sucedió en Irlanda, y que una respuesta desproporcionada conlleva unas consecuencias».
Respuesta judicial: Llevan los casos tribunales ordinarios, formados por jurados de ciudadanos.
Respuesta policial: Redadas «específicas» sobre un número reducido de individuos. El mayor número de detenidos en una redada ha sido de 25 personas. ¿El motivo? Que por una parte la policía no se siente presionada por los ciudadanos para hacerlas; y por otro, que «los medios de comunicación de la izquierda denuncia cualquier detención que considere ilegal».
Delitos: Son más específicos. No es tan amplio su alcance como en Francia. Hay que probar que los individuos han participado en una conspiración. En cuanto a las deportaciones, en el mismo periodo solo fueron expulsados nueve terroristas o sospechosos de serlo. Los jueces no los mandan a países donde puedan ser torturados.
Una respuesta proporcionada
«Tener leyes más duras y operaciones más amplias ha permitido en Francia perturbar las redes terroristas -afirma Foley-, pero a largo plazo es contraproducente. Y se refiere a las grandes tensiones que existen en los suburbios de las principales ciudades francesas, provocadas por «la marginación» y también «por los últimos atentados».
Para el investigador, profesor de Relaciones Internacionales en el Departamento de Estudios de Guerra del King's College de Londres, doctor en Ciencias Políticas por el Instituto Universitario Europeo de Florencia, asesor de medios de comunicación en temas de terrorismo, y responsable de varios estudios cuyos resultados ha compartido tanto con gobiernos tanto de Europa como con el de EE.UU., la dura legislación de Francia «contribuye a una mayor radicalización. Es cierto que los dos países tienen problemas, pero los de Francia son más serios».
De todas estas reflexiones Frank Foley extrae una lección: «Una respuesta dura al terrorismo no reduce realmente el problema del terrorismo». La solución, en su opinión, consiste en dar «una respuesta proporcionada. Esa es la lección que espero se extienda a otros países».
«La policía española tiene fama de dura»
Aunque Foley confesó no ser un experto en cuanto a las medidas antiterroristas desarrolladas en nuestro país, hizo algunas acotaciones. «En España se ha traspuesto la legislación empleada para ETA a los yihadistas», afirmó. Y aseguró que la policía española tiene «fama de dura». Además de tener «leyes estrictas», indicó que «es difícil entablar conversaciones con las comunidades de inmigrantes».
Al hilo del endurecimiento de las leyes, Foley fue preguntado por la implantación en España de la prisión permanente revisable, esto es, la cadena perpetua. «Esto no me preocupa. Lo que sí me preocupa es la solidez del proceso judicial. Si hay pruebas y el proceso es justo, no me preocupa. En un mundo en el que los drones matan a sospechosos, yo prefiero la cadena perpetua», concluyó.
Primer Poder, 19 de febrero de 2015.
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