El silencio regional ante la situación de
Venezuela
Por Andrés Oppenheimer
El Mundo, Madrid
26 de febrero de 2015
A juzgar por la débil reacción de las instituciones
regionales como la OEA y la Unasur ante el arresto arbitrario del alcalde
metropolitano de Caracas Antonio Ledezma y otros líderes de la oposición en
Venezuela, es difícil no llegar a la conclusión de que estas organizaciones se
han convertido en sociedades de protección mutua para regímenes represivos.
En lugar de exigir de la liberación inmediata de
Ledezma, al igual que la del líder opositor Leopoldo López y otros prisioneros
políticos a los que las Naciones Unidas consideran fueron objeto de
"arrestos arbitrarios", las principales organizaciones regionales y
casi todos los presidentes latinoamericanos brillaron por su ausencia.
Hace algunas décadas, cuando un país latinoamericano
violaba las libertades democráticas, como Venezuela lo está haciendo ahora, los
principales líderes democráticos de la región solicitaban reuniones urgentes a
la Organización de Estados Americanos (OEA), que le exigía al país infractor
comportarse de acuerdo a las normas democráticas de la región. Cuando el ex
presidente peruano Alberto Fujimori cerró el Congreso de su país en 1992, toda
la región respondió airadamente. Venezuela rompió relaciones diplomáticas con
Perú, Argentina retiró a su embajador, y Chile y varios países más solicitaron
oficialmente que se suspendiera a Perú de la OEA.
Y la OEA, después de varias reuniones urgentes,
colectivamente protestó las acciones de Fujimori, y lo obligó a convocar
elecciones anticipadas para elegir un nuevo Congreso meses más tarde. Nada
siquiera parecido a esto pasó la semana pasada cuando el gobierno del
presidente venezolano Nicolás Maduro arrestó a Ledezma, uno de los principales
funcionarios electos del país y alto dirigente de la oposición.
Maduro, que hace pocas semanas celebraba oficialmente
la intentona de golpe militar del fallecido presidente Hugo Chávez en 1992,
acusa a Ledezma y a otros líderes de la oposición de "conspirar y
organizar" acciones violentas contra su gobierno. Anteriormente, Maduro
había encarcelado a López con cargos similares, sin aportar pruebas serias en
ninguno de estos casos. El viernes, el secretario general saliente de la OEA,
José Miguel Insulza, expresó su "alarma" por los hechos en Venezuela.
Pero en la ausencia de algún país miembro que pidiera formalmente una reunión
de cancilleres de la OEA, sus declaraciones cayeron en el vacío.
La Unión de Naciones de América del Sur (Unasur)
anunció que enviará una delegación de cancilleres -los ministros de relaciones
exteriores de Brasil, Ecuador y Colombia- a Venezuela en una fecha por
determinarse, para observar la situación y luego convocar a una reunión
regional. Pero la Unasur es un foro conveniente para Maduro, porque ha sido la
organización regional más amiga de su gobierno.
El año pasado, cuando las protestas estudiantiles en
Venezuela dejaron al menos 43 muertos y la oposición pidió una mediación
internacional para detener lo que calificó como una masacre por matones
paramilitares, los gobiernos latinoamericanos convocaron una reunión urgente de
Unasur y enviaron como mediadores a los cancilleres de los mismos tres países.
Pero la misión de cancilleres de Unasur terminó
ayudando a Maduro a ganar tiempo y diluir las protestas. Los cancilleres de
Unasur no solo no lograron la liberación de todos los estudiantes presos, sino
ni siquiera obtuvieron las más mínimas concesiones que pedían los estudiantes,
como eran el nombramiento de autoridades electorales independientes para las
elecciones legislativas de este año. Anteriormente, en 2013, Unasur se había
apresurado a bendecir la dudosa victoria electoral de Maduro, después de que un
tribunal electoral pro-gubernamental lo había proclamado ganador por un mínimo
margen, a pesar de acusaciones de fraude por parte de la oposición.
El presidente de Unasur Ernesto Samper ha pedido el
viernes un "diálogo" en Venezuela, y ha criticado las sanciones
estadounidenses contra cinco docenas de funcionarios venezolanos sospechosos de
corrupción y abusos contra los derechos humanos. La reacción de Samper fue
"absolutamente lamentable", dice el director de Human Rights Watch
para las Américas, José Miguel Vivanco. "No hay absolutamente ninguna
conexión entre la cancelación legitima por parte de Estados Unidos de visas y
cuentas bancarias de funcionarios venezolanos implicados en abusos a los
derechos humanos y corrupción, y las detenciones arbitrarias en Venezuela".
Vivanco añadió que "estamos viendo un deterioro
diario de las libertades fundamentales en Venezuela. Lo único que queda para
detener esta escalada de abusos es la comunidad regional". Mi opinión:
Estoy de acuerdo. El problema es que no hay líderes regionales. Es muy difícil
entender porqué México y Brasil, que quieren ser vistos en el mundo como
democracias modernas, se dejan intimidar por Venezuela y no exigen que las
organizaciones regionales cumplan con su obligación de exigir el respeto a las
instituciones democráticas en todos los países miembros. Por eso, la OEA, la
Unasur y otras organizaciones regionales se parecen cada vez más a grupos protectores
de los abusos gubernamentales, en lugar de serlo de los derechos democráticos.
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