La diplomacia venezolana -cuando teníamos una- consideró siempre como las representaciones mas importantes de nuestro servicio exterior a Washington y Bogotá. Esta carta antológica del Encargado de Negocios (a.i) en la capital colombiana no necesita mas comentario. Salud
ALFREDO CORONIL HARTMANN
Itaca 17 de febrero de 2015.
¿Esto es un Ministro Encargado de Negocios? ¿Tiene el agrado de expresar sus mas hondos sentimientos de indignación? ¿"AGRADO"? ¿El humor y la sátira política "ES" una forma (...)? ¿No "SON"?¿Escribirá "Me es grato expresarle mi más sentido pésame por la muerte de su madre" a alguien?
Hace unos días, José Gregorio Calderón, ministro consejero encargado de negocios de la Embajada de Venezuela en Bogotá, envió una carta a propósito del tema tratado en las últimas horas por el presidente Nicolás Maduro. El siguiente es el texto íntegro de la misiva:
Tengo el agrado de dirigirme a ustedes, en la oportunidad de expresarles en nombre de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en la República de Colombia, mis más hondos sentimientos de indignación por causa de la insultante, degradante y desconsiderada caricatura, en la cual se hace explícita alusión al Escudo Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, publicada en la edición n.° 1708 de la revista SEMANA, que circuló entre el 25 de enero al 01 de febrero de 2015.
Esa caricatura es un acto incivil, un profundo irrespeto, que no solo demuestra desprecio por la venezolanidad, sino una intolerancia que se arropa en el derecho de la libre expresión. Suprimir de nuestro Escudo patrio las sagradas insignias que nos representan como pueblo, como país, como nación, es sencillamente un acto de negación y de hostilidad para con los venezolanos de todas las orientaciones partidistas, credos o estatus. Esta ilustración irrespeta la memoria de nuestros antepasados, maltratando el patrimonio común que la historia nos ha regalado, del cual Colombia también forma parte en su simbología y alegoría como Estado-Nación.
Nos preguntamos: ¿esta sátira ha sido realmente inocente? ¿No es esta una forma de hacerse eco de sectores malintencionados y tendenciosos que se han situado al margen de la ley, estimulando la desestabilización, alentando a una guerra económica y atentando contra la paz social de Venezuela?
La Embajada, el gobierno y el pueblo de la República Bolivariana de Venezuela quieren dejar claramente por sentado que respetamos el derecho de expresión libre. Entendemos que el humor y la sátira política es una forma válida de expresar posturas, opiniones y críticas; sin embargo, ridiculizar el gentilicio patrio de toda una nación, de todo un Estado, de su Fuerza Armada y sus instituciones civiles, es algo que sin duda trasgrede lo límites éticos de la prensa libre.
Es momento oportuno para exigirle a quienes tienen la responsabilidad de informar e incidir en la opinión pública, a que cultiven la paz y la unión entre nuestros países como valores cívicos y patrios, que contribuyan así a la prosperidad y al bien común de nuestros dos pueblos. Recientemente el papa Francisco reflexionaba: “Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender…”. La libre expresión también conlleva una necesaria responsabilidad social para promover el respeto y la paz. Reiteramos nuestro llamado a la revista Semana para que contribuya a promover en Colombia la buena vecindad con un país hermano como lo es Venezuela.
José Gregorio Calderón
Ministro Consejero Encargado de Negocios a.i
Bogotá
Tengo el agrado de dirigirme a ustedes, en la oportunidad de expresarles en nombre de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en la República de Colombia, mis más hondos sentimientos de indignación por causa de la insultante, degradante y desconsiderada caricatura, en la cual se hace explícita alusión al Escudo Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, publicada en la edición n.° 1708 de la revista SEMANA, que circuló entre el 25 de enero al 01 de febrero de 2015.
Esa caricatura es un acto incivil, un profundo irrespeto, que no solo demuestra desprecio por la venezolanidad, sino una intolerancia que se arropa en el derecho de la libre expresión. Suprimir de nuestro Escudo patrio las sagradas insignias que nos representan como pueblo, como país, como nación, es sencillamente un acto de negación y de hostilidad para con los venezolanos de todas las orientaciones partidistas, credos o estatus. Esta ilustración irrespeta la memoria de nuestros antepasados, maltratando el patrimonio común que la historia nos ha regalado, del cual Colombia también forma parte en su simbología y alegoría como Estado-Nación.
Nos preguntamos: ¿esta sátira ha sido realmente inocente? ¿No es esta una forma de hacerse eco de sectores malintencionados y tendenciosos que se han situado al margen de la ley, estimulando la desestabilización, alentando a una guerra económica y atentando contra la paz social de Venezuela?
La Embajada, el gobierno y el pueblo de la República Bolivariana de Venezuela quieren dejar claramente por sentado que respetamos el derecho de expresión libre. Entendemos que el humor y la sátira política es una forma válida de expresar posturas, opiniones y críticas; sin embargo, ridiculizar el gentilicio patrio de toda una nación, de todo un Estado, de su Fuerza Armada y sus instituciones civiles, es algo que sin duda trasgrede lo límites éticos de la prensa libre.
Es momento oportuno para exigirle a quienes tienen la responsabilidad de informar e incidir en la opinión pública, a que cultiven la paz y la unión entre nuestros países como valores cívicos y patrios, que contribuyan así a la prosperidad y al bien común de nuestros dos pueblos. Recientemente el papa Francisco reflexionaba: “Tenemos la obligación de hablar abiertamente, de tener esta libertad, pero sin ofender…”. La libre expresión también conlleva una necesaria responsabilidad social para promover el respeto y la paz. Reiteramos nuestro llamado a la revista Semana para que contribuya a promover en Colombia la buena vecindad con un país hermano como lo es Venezuela.
José Gregorio Calderón
Ministro Consejero Encargado de Negocios a.i
Bogotá
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