Maduro: ¨Se acabaron las mafias de los cupos universitarios¨
10 Julio, 2015
ND / María Alejandra Rivas / 10 jul 2015.- El presidente de la República Nicolás Maduro, aseguró hace minutos que con la nueva modalidad del Sistema Nacional de Ingreso (SIN) y la medida tomada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se acabaron las mafias de los cupos universitarios.
Prostituir la
universidad
por: Fernando Rodríguez
Si el culto a la ignorancia, espontáneo
o calculado, es uno de los signos mayores de todo populismo, cuya materia prima
es justamente los niveles más primitivos, manipulables, inmediatistas y
pervertidos del “pueblo”, la Venezuela chavista debe ser un modelo digno de
ilustrar cualquier manual sobre el tema.
El desastre abismal que vivimos
cotidianamente en todos los ámbitos, esa descomposición que nos invade sin
cese, es la mayor prueba. En la cual hay ciertamente diversos elementos:
delirios patológicos, fósiles ideológicos, corrupción nunca igualada… Y ríos,
mares de ignorancia. Desde la cúspide hasta las bases del Estado. Si se
quiere alguna prueba simple de ello recuerde la rotación de ministros sin
currículo, que van de aquí para allá como si en cada lugar no hubiese un
saber y una destreza necesarios para una mínima acción coherente.
Por supuesto, en aquellos sitios en que
la sapiencia es el componente primordial se ha producido una devastación
incalculable. La educación, la cultura, la ciencia. El régimen solo ha sido
capaz de vender cantidades, absurdas al compararlas con la calidad de lo
producido. Quizás la más ridícula de todas es decir que tenemos más estudiantes
universitarios que los países más desarrollados, cuando no tenemos profesores
para dictar materias fundamentales del bachillerato, que simplemente no
se cursan en muchos casos, o el éxodo de los profesores universitarios que se
cuenta por millares. No hablemos ahora de la ciencia y la cultura.
Pero nada ha sido tan hostilizado,
martirizado se diría, como las universidades autónomas que son las únicas
públicas que merecen ese nombre. Allí a la inconsciencia de su
importancia se suma el odio político producto del desprecio permanente de
profesores y alumnos por la causa “revolucionaria”. Mucho se ha dicho sobre su demolición económica, a comenzar por los
sueldos profesorales absolutamente miserables o por el deterioro que va desde
servicios estudiantiles a laboratorios y bibliotecas; pero no menos criminal
son medidas que afectan su esencia misma como, por ejemplo, el pretender
ampliar contra cualquier criterio académico el claustro universitario y
que ha impedido durante años renovar autoridades, al negarse la universidad a
acatar ese atentado contra su autonomía y dignidad. Produciéndose así una
esclerosis fatal para su institucionalidad.
Ahora se le ha arrebatado el derecho autonómico y legal de
seleccionar el ingreso de nuevos estudiantes para otorgárselo al Ejecutivo. Un
patrón de admisión absolutamente ilegal e irracional, atentatorio contra la
calidad universitaria que aún subsiste, para darle prioridad a ingredientes
sociales demagógicos y clientelares. Elimina de hecho un verdadero
criterio de selección que existe en el orbe entero. Pero en este caso, el
de una educación pública general inservible, se cae en el absurdo de ampliar el
último piso del edificio y no los precedentes incapaces de sustentarlo.
Es un fraude para aquellos mismos que se pretende promover, condenados
mayoritariamente al fracaso. Operativo solo explicable por razones electoreras,
pensando en diciembre próximo y en tratar de revertir quién sabe cuándo
aquellas proporciones que le son brutalmente adversas al interior de las
universidades. Por lo pronto, se aproxima un conflicto entre los alumnos
inscritos de acuerdo con las normas académicas y los inscritos por las
politiqueras del gobierno. La universidad no puede hacer otra cosa
que luchar por imponer la inteligencia y su independencia contra el despotismo
y la estupidez. Sin medir el costo
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