El decálogo presentado al país por el gremio no es una propuesta para reactivar al país; es una contribución para encubrir la realidad. Sin dudas, es una capitulación de Derechos. De libertad. Y hasta de dignidad.
Tras el término de su Asamblea Anual, los empresarios agrupados en Fedecámaras señalaron: “Esperamos iniciar un proceso de discusión con el Gobierno para que conduzca a acuerdos sustantivos y tangibles para la superación de las dificultades actuales con sentido de compromiso y urgencia”.
Ante esto, tengo la obligación moral de pronunciarme.
Señores Directores de Fedecámaras:
Me dirijo a ustedes públicamente, no como político sino como el empresario agropecuario que fui hasta que mi finca “La Carolina” fuera saqueada por instrucciones de Hugo Chávez, de la misma forma que han sido robados miles de productores agrícolas e industriales. También lo hago como miembro que fui de la Asociación de Ganaderos de Carabobo, afiliada a su organización.
¿Y por qué lo hago hoy?
Porque después de leer las diez propuestas que ustedes formulan para lo que denominan “Reactivar el País”, se activaron todas las alarmas.
Me invadió un sentimiento de pena al constatar que no son solo dirigentes políticos los que insisten en vivir en negación de la realidad, sino que ustedes también, aunque por motivaciones distintas. Ellos procuran pequeños espacios de poder, y ustedes creen que al capitular ante la barbarie, activan la defensa de sus capitales.
¿Y quién entonces defiende al país? ¿Y a los presos políticos, a los exilados, a los perseguidos, a los torturados, a los indignados , a los defraudados?
Pero lo peor es que ustedes no satisfechos con eso, se convierten en aliados estratégicos del régimen para reducir la tragedia social y humana de Venezuela a algunas de sus dimensiones económicas. Una vergonzosa contribución para intentar encubrir la realidad de una dictadura.
Estas no son propuestas para “Reactivar un país”.
Un país no se reactiva sin la existencia de un Estado de Derecho. Un país no se reactiva apropiándose de los bienes de sus ciudadanos. Un país no se reactiva asociándose a las peores causas de la humanidad. Un país no se reactiva asfixiando a los medios privados de comunicación. Un país no se reactiva persiguiendo a los disidentes. Un país no se reactiva apropiándose de los poderes judicial, legislativo, contralor o de fiscalización. Un país no se reactiva cuando designa verdugos para perseguir e inhabilitar a los que le hacemos resistencia.
Un país no se reactiva con un ente electoral fraudulento. Un país no se reactiva con la gravísima crisis de gobernabilidad. Un país no se reactiva con una fuerza militar convertida en una fuerza de ocupación controlada por la tiranía castrista. Un país no se reactiva cuando ustedes saben que estamos corriendo el riesgo de convertirnos en un Estado fallido, y aún más grave, cuán alto es el riesgo de caer en la disolución de la vida civil.
¿Cómo se reactiva un país cuyo patrimonio es asaltado diariamente por los jerarcas?. ¿Cómo se reactiva un país que regala su riqueza para comprar apoyos en el exterior?. ¿Cómo se reactiva un país, desde su perspectiva de “acuerdos sustantivos y tangibles” con la crisis de gobernabilidad?
En su decálogo, ustedes saben, pero obvian que sin Estado de Derecho no puede existir ningún modelo económico que tenga sentido.
Esta coincidencia de sus propuestas con las presentadas recientemente por Henrique Capriles le facilita al régimen presentar al mundo que un líder político y la cúpula empresarial coinciden conceptualmente: Para salir de su tragedia humanitaria Venezuela solo requiere de medidas económicas.
¡Amigos! Cómo se les ocurre colaborar –sí, colaborar- de esta manera con este régimen abominable, proyectado al mundo como un narcoestado protector de terroristas, que impide reactivar a Venezuela.
Y ambos lo han hecho con un lenguaje muy cuidadoso, de manera de no irritar ni confrontar al régimen; ni siquiera en el papel.
Ustedes no fueron capaces de mencionar una sola palabra sobre las más de cuatro mil fincas confiscadas. De las cientos de industrias. O sea, para ustedes la reactivación del país no necesita de esas empresas, hoy saqueadas por el régimen.
En 2010, en el Seminario de Veneconomía les dije: “Los van a liquidar uno por uno, pero como el número lo tienen en sus espaldas piensan que no es con ustedes sino con otros”. Luego en 2012, en la Asamblea Anual de Fedecámaras en Margarita les dije lo mismo: “Veo con pena que siguen ustedes pensando que el problema es de otros”. También les dije “Lo que está en juego hoy es el país, condenado a muerte por este régimen, sobre todo el futuro de los más jóvenes y de los más pobres”.
Me apena profundamente que la cúpula empresarial de Venezuela presente una propuesta que realmente es una de capitulación, de rendición de principios fundamentales de una sociedad libre.
Lo terrible es que ustedes saben bien que han decidido cerrar los ojos y los oídos para seguir viviendo en negación..
Las propuestas que se hagan al país deben ser concertadas con el país; en atención a las necesidades del país. Jugar a la democracia con un régimen enemigo de la democracia, de las características de la República, de la libre empresa, de la visión productiva de la sociedad, no defiende ni espacios de poder político ni capitales. El país merece un empresariado interesado de verdad en sus inversiones; y eso no se demuestra bajando la cabeza y esperando el turno para la ejecución.
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