Micorrizas arbusculares.
por: Gloria Cuenca.
El título de esta columna, asombrará a mis contradictorios lectores. Es un libro recientemente editado por el Instituto de Venezolano de Investigaciones Científicas, (I.V.I.C) . Es una obra que trata, como su nombre lo indica, de las micorrizas. ¿Qué son? Pues unos hongos, que crecen en las raices de la inmensa mayoría de las plantas, formando lo que se conoce con el nombre de simbiosis mutualista.
Se produce un intercambio de beneficios entre los dos organismos: el hongo y la planta que se simbiotizan. (La palabra micorriza viene de la palabra griega “micos” hongos y, de rhizo, “raíz”). Descubrimiento maravilloso, implica la utilización de las micorrizas para mejorar la capacidad productiva de algunas plantas, tales el cacao, el coco, los cítricos, la cebolla, el ajo, algodón, el café, entre otras muchas, además de ser imprescindibles para el mantenimiento y supervivencia de los bosques y la recuperación de suelos que han sido dañados por los hombres.
Esta investigación - realizada, por largos años-, en el Centro de Ecología del IVIC, es fundamental. Sí en este país, las instituciones tuvieran el respeto que se merecen y, sintieran compasión por los demás, las micorrizas serían reconocidas y utilizadas para el beneficio de las grandes mayorías. Contribuirían, en este momento crítico, para mejorar el desarrollo agroindustrial del país.
El libro es una investigación extraodinaria. Escrito pedagógicamente para estudiantes de biología o, de los postgrados en esa ciencia. Sin ningún tipo de rubor y con verdadero entusiasmo y alegría, señalo que fue escrito por mi hermana, la Dra. Gisela Cuenca, Investigadora Emérita Titular del IVIC. Escribo con afán divulgador y llena del más grande orgullo, para que se sepa que hay una Venezuela, que en este caos, trabaja, investiga, descubre, crea y construye. Cumple responsabilidades para que sea Venezuela, el país que todos soñamos y queremos ver. No es fácil ser investigador aquí, donde se pretende que los ignorantes tienen el mismo mérito, que quienes se han “quemado las pestañas”, sigue una línea de investigación ascendente, enseña, debate, valida, para finalmente lograr una obra como esta.
Para el IVIC, mi agradecimiento, en conjunto con quienes amamos nuestra patria. Se ha publicado una obra trascendental. A mi hermana, mi felicitación, no solo por haber escrito y publicado esta obra, sino por haberse erguido en contra de la mediocridad. Un importante logro, que beneficiará, a la comunidad científica. ¡Gracias Gisela, digna representante de nuestros padres, Humberto Cuenca y Gisela Valladares!
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