BANDERA
DESHILACHADA
Leopoldo
López Gil
Para tejer una tela se requiere de una urdimbre
de hilos independientes sobre una base llamada trama. No importa si se trata de
un modesto pañuelo, o una enorme alfombra.
La cohesión de miles de hilos delicados y
frágiles a la red los hace fuertes y resistentes por su unidad estructural. Así
es la patria: un ordenado tejido de millones de ciudadanos que atados unos a
otros con sus leyes y Constitución logran fortaleza, resistencia y el
desarrollo de su potencial.
No se debe confundir el propósito de la urdimbre
de la patria y mucho menos el entramado legal desde la posición de poder porque
se desvirtúa el significado y finalidad de los postulados, cuando en abuso de
autoridad se adultera sólo para ajustarlo a la satisfacción de mezquinas voluntades y propósitos
patrioteros.
Retomemos el ejemplo de los tejidos, y veremos
cuán fácil es entender la coherencia entre el diseño y el uso de cada pieza; no
usaríamos un pañuelo para cubrir suelos y destrozarlo con el pisar, como
tampoco utilizaríamos una alfombra para limpiar nuestras narices. Ambos
absurdos son consecuencia de una alteración del diseño y su objetivo final.
Esa ilógica y hasta risible circunstancia no es
distinta a la aberración del abuso legal en la nación dándole un uso equivocado
al marco legal que nos une e identifica como venezolanos.
Hoy podríamos señalar la impunidad, el abuso de
autoridad y el irrespeto a tratados y convenios como responsables de la destrucción
de la malla que nos une como nación. Tal vez hemos roto tanto los hilos que
solo va quedado una bandera deshilachada, bandera que siempre tuvo tres colores
y hoy pretenden dejarle solo su banda inferior.
El camino por senda estrecha, sin posibilidad de
maniobra, nos obliga a recoger y proteger cada hilo roto, urdir cada
posibilidad, celebrar cada intento de trenzar, y sobre todo no perder la
orientación del diseño.
El próximo 3 de agosto, día del aniversario del
diario El Nacional debería ser una fecha para convocar una enorme y espontanea
manifestación de respaldo a todos los defensores de la libertad de pensamiento.
La presentación
de María Corina al CNE debería estar acompañada por un multitud de creyentes en
la libertad de escogencia. Todos somos parte de la bandera y no podemos
deshilacharnos ni dejar que lo hagan por nosotros.
El irrespeto a nuestra
Constitución y a nuestras leyes, son en el análisis final una vil traición a la
democracia, una burla al ciudadano que no debe permanecer complaciente.
Retomemos un solo camino, un solo derrotero,
recuperar nuestra bandera con todos sus colores, una patria donde todos los
derechos sean para todos sus ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario