Elogio del período especial…
por: Rafael Muci-Mendoza
Debió llamarse período de profunda crisis humanitaria porque en ella estuvo involucrada la deslealtad, el peor crimen que pueda cometer un hombre contra otro porque lo resiente más que ninguna otra cosa, porque la lealtad es la base de la existencia humana y sin ella, no hay sociedad posible… El modelo político de Cuba hacía aguas en la década de los ochenta, el país estaba en ruinas –como todavía lo está ahora-, su enamoramiento con la Unión Soviética había cesado por decepción del otro, y como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, el sistema socialista soviético se hundía en el fango de los sueños imposibles. Fidel que siempre se adaptó perfectamente bien al significado de un chulo, ¨rufián que vive de las ganancias de las prostitutas que controla o protege¨, vivió chupando en el pasado de la URSS y en el presente del Socialismo del Siglo XXI y como el matapalo, se ha alimentado de la planta que lo alberga, al mismo tiempo que la ahoga hasta extenuarla; ahora se apresta sin escrúpulo alguno a amamantarse de su enemigo histórico: el imperialismo norteamericano, mientras el período especial se eterniza y el pueblo esperanzado piensa vanamente que la dictadura cesará y que podrán ser libres... ¡No! Comunista no sale por las buenas…
Mi presencia en el suelo cubano en 1991 y luego en 1993 fue como trasponer un muro de opacidad y adentrarme en los dominios de un gobierno miserable y mentiroso que creyó que podía engañar a la Misión Humanitaria con la cual estuve involucrado en 1993 para investigar una causa obvia de pérdida visual mantenida en secreto durante 3 largos años sin que moviera la conciencia ni la lealtad de una clase dirigente inhumana. ¿Les suena…? El quid del problema radicó en el empleo del sufijo griego itis que denota inflamación en vez de plantear el termino neuropatía, que incluye diversas causas como compresión, trauma, isquemia o falta de sangre, infiltración por tumores malignos, y lo obvio, un origen tóxico-nutricional, etc. En las mentes obcecadas de la nomenklatura convenía inventarse un virus sembrado por manos imperialistas en la Isla y precisamente, cuando su economía hacía aguas por los cuatro costados era indispensable echar mano al viejo expediente del enemigo externo… ¿Les suena…? Nuestra estrategia fue cambiar el término neuritis por neuropatía y con la ayuda de un grupo de investigadores de alta factura llegar pronto al diagnóstico: ¡Hambre pura y simple…! La falta de una respuesta sencilla condicionó que más de 50 mil almas perdieran la visión y estuvieran sometidos a tormentosos síntomas neurológicos por compromiso de sus nervios periféricos, mientras los jerarcas daban vivas a la Revolución y repartían migajas en forma de multivitamínicos ¨gratuitos¨...
Troté por la Quinta Avenida que en su momento debió ser majestuosa. Hermosas y enormes casas desconchadas, abandonadas y pidiendo un cariñito a ambos lados de la amplia vía, dejadas a la pudrición donde se atiborraban familias cuyas pocas ropas secaban en balcones y ventanas. ¿Les suena…? Una que otra, perteneciente a una embajada surgía deslumbrante como un oasis en medio de un sediento desierto. El caldo de cultivo de la «neuritis» fue una situación insostenible de factores políticos y económicos propios de regímenes autoritarios bajo extremos racionamientos: tal vez el más importante: la malnutrición pues la ingesta nutricional disminuyó de 2.850 kilocalorías por día en 1989 a 1.863 por día en 1994 cuando el mínimo recomendado para el adulto humano es de 2.100 a 2.300 calorías, pero más patético aún fue que niños y adultos mayores recibían apenas 1.450 calorías por día. Todo esto se acompañó de pérdida de peso que pudimos constatar apreciando el bajo consumo calórico y 4 personas turnándose en una bicicleta, y que entre 1990 y 1995 fue entre un 5% y 25% del peso corporal. Una abigarrada combinación de factores nutricionales y tóxicos (licor de alambiques caseros, tabaco importado con gran contenido de alquitrán, elevado contenido de cianógenos (cianuro) en la harina de yuca y en la cáscara del tubérculo, el hecho de chupar y chupar caña de azúcar para aplacar el hambre, sin atisbar que el déficit de vitamina B1 o tiamina —vitamina no acumulable—, B12 y ácido fólico, era el camino hacia el beriberi, la degeneración combinada de la médula espinal y la neuropatía periférica), determinó la emergencia de una epidemia de neuropatía óptica y polineuropatía periférica asociado carencia de nutrientes y vitaminas en la población ya conocida desde los campos de concentración japoneses. Aparecieron los primeros casos esporádicos entre 1991 a 1992 para luego progresar a ritmo exponencial hasta mayo de 1993 con 30.000 pacientes y continuó ascendiendo hasta 1997. Conjuntamente, aumentó la tasa de mortalidad materna en un 60% por causas obstétricas comunes y 43% de la mortalidad materna total. La tasa de mortalidad infantil se atenuó por la disminución de la tasa de natalidad debido a la pobreza, el incremento del número de abortos, y el aumento de la distribución de anticonceptivos. ¿Les suena…?
El atávico empeño destructivo del régimen comunista militarista caótico y manirroto de Venezuela ha intentado arrebatarlo y aniquilarlo todo, lo tangible y lo intangible, pero especialmente su tesoro humano, la juventud compelida a la desbandada dejando el lumpen que ellos mismos han contribuido a crear y multiplicar porque ¨la riqueza es mala¨ -la de otros, se entiende-. Un período especial venezolano redivivo con ciudades que se hunden en el abandono y la falta de pintura, carreteras en la indigencia, la carencia de amor. Vivimos en medio de la machacona repetición del Himno Nacional que habla acerca de un mítico ¨bravo pueblo¨, ese mismo que bajo el sol y la lluvia, el desprecio y la penuria de las colas no aparece por lado alguno y por ello, Pino Iturrieta y Tony Blair se han encargado de destruir el mito… No existe tal «bravo pueblo» y por ello, el yugo aprieta y aprieta más…
Estamos nosotros en un período muy especial y desalmado creado con premeditación, alevosía y ventaja por espíritus crueles, ineptos y por malandrines de baja ralea; se culpa sin pruebas, se encarcela sin juicio; matan sumariamente quienes deberían proteger vidas; las enfermedades, ante el espanto de todos, proliferan y alcanzan su máxima expresión al ser dejadas abandonadas a su evolución natural: así, se va produciendo un genocidio en masa, de grandes proporciones, cada día con su noche, entre recién nacidos que no verán un cielo hermoso y ancianos incapaces de pararse ante una cola, cirugías pospuestas sin esperanzas, medicación ausente o espuria traída de Cuba y sin registro sanitario especialmente en aquellas condiciones que son dependientes de la cortisona como afecciones inmunológicas, lupus, trasplantes de todo tipo, o falta de tratamientos para hipertensión arterial y diabetes dejando un horrible gusto a escasez, dejando heridos de muerte o asesinados con insana saña tirados a la orilla de los caminos del comunismo. Nada tan inicuo se había visto en nuestro país, ni en las peores dictaduras, ¡Caramba, ahora me entero!, esto era lo que quería decir aquella boca satánica como ¨mar de la felicidad¨. No hay otra opción, en diciembre 6 y con el concurso de todos oposicionistas, cooperantes y engañados tendrán que salir disparados como perro peado de mapurite…
Hemos estado a oscuras y rodeados de un aura fantasmal desde hace tres lustros de humillación y miedo, pero presiento que una noche derribada por el sol está a la vuelta de la esquina, y termino mi crónica mientras oigo las melodías de André Rieu que insuflan en mi espíritu esperanza por una Venezuela auténtica y mejor y me lleno de emoción al ver pasar una bandada de pericos mañaneros mientras los espectadores lloran conmovidos, y yo lloro con ellos también…
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