Picapedrero
Del cabito Castro al recluta de Maduro
por: Jorge Ramos Guerra
Definitivamente, la historia de la Venezuela republicana es la historia de las corrupciones de castas militares y civiles para hacerse del poder. Y cárceles, exilios, asesinatos, torturas y humillaciones, han sido el costo de excepcionales civiles y militares, para el adecentamiento de la Republica que los primeros han saqueado hasta la saciedad. El presidente José María Vargas, sería la primera víctima de la carroña militarista del siglo XIX, que tuvo en los Monagas, su máximo esplendor en corrupciones y nepotismo, que se elevarían con Guzmán Blanco y la séquela de aquel vandálico liberalismo amarillo, que culminaría con el atractivo: “Nuevos Hombres, nuevos procedimientos, nuevos ideales” de Cipriano Castro, tan mesiánico como Guzmán y su egolatría de “Ilustre Americano,” Castro se haría llamar “Restaurador de la Patria” ¡como estaría! que al mando de 70 hombres tomaría el poder el año 1899, más por obra de la indiferencia nacional, que por plomo.
Para variar, las deudas acumuladas, pero embolsilladas en las faltriqueras de civiles y militares le llevarían a desafiar el cobro compulsivo de Alemania, Inglaterra e Italia, mediante un bloqueo de nuestra costas, destrucción de barcos y bombardeos, al 2 de diciembre de 1902, que le permitirían después del decreto de “Guerra a Muerte” de 1813, exaltar el sentimiento patriótico con su proclama: ..”La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria”, decretando una amnistía política para la defensa de la patria que no serviría para nada, porque jurídicamente, era una deuda contraída, reconocida y consolidada y que terminaría, por la intermediación de los Estados Unidos, entre otra cosas invocando la célebre Doctrina de Monroe de…”América para los americanos” a extremos que, concluido el conflicto, Castro en mensaje al Congreso afirmaría que las relaciones: ...”Con los Estados Unidos son perfectamente armoniosas y cordiales y la señales de deferencia que a diario nos muestran esa gran nación las hacen cada día más francas y cordiales” !Claro¡ a una compañía norteamericana la “New York Bermúdez” tendría la exclusividad de explotar el asfalto en el antiguo estado Bermúdez" (Hoy Sucre) que conspiraba contra su gobierno y luego le echarían del poder con su propio compadre Juan Vicente Gómez, para ser humillado por los mismos norteamericanos y entregárseles nuevamente en sus brazos hasta su muerte.
De 1902 a 2015, han trascurrido 113 años, de los cuales, los últimos 15 del régimen militarista chavista, han sido de una permanente camorreria estratégica contra el gobierno de los Estados Unidos, al que no solo le vende petróleo, tiene deudas, sino que se le compra hasta el modo de caminar en el día a día venezolano, hasta hace unos días, cuando su gobierno informara al mundo, que el gobierno de Venezuela es una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos y materializada, con la congelación de bienes y cuentas bancarias, de unos 7 funcionarios chavistas, además de acusarlos de violadores de los Derechos Humanos. Por supuesto, la reacción del régimen y de su oposición, identificada en la MUD, coincidieron como Cipriano Castro en 1902, exaltado un nacionalismo inexistente, o como escribiera Antonio García Ponte, en en relación a la proclama de Castro, “al sucumbir en la fantasía de una fanfarria patriotera “dejando por fuera, la magnitud de la decisión del presidente Obama, que nos termina de calificar de “Estado Forajido” a extremos, de preocupar a Rusia y China, acreedores de la hipotecada Venezuela, a cuyo gobierno conocen por corrupto, despilfarrador, malversador y como si fuera poco, narcotraficante -- esto último -- atenta contra la seguridad de los Estados Unidos" pero igual que Cipriano Castro entre 1902-1903, insultó y pateo al acreedor europeo, negándose a pagar las deudas públicas contraída y desviadas, a los bolsillos de militares y civiles de los Páez, Monagas, Guzmanes, Crespos y etc, jurando derrotarles en su propio patio, degradándole de General a “cabito”, Nicolás Maduro Moros, en nombre de Venezuela, la que desconoce, si es, su hijo legítimo, se restea, no solo en defensa de las fortunas inexplicables de oficiales generales de la Republica, hoy congeladas, sino en la autoría de violación de los mismos Derechos Humanos, que la República reconoce en Tratados y Convenios Internacionales, los cuales descaradamente y en nombre de una soberanía muy peculiar, ignora, la que tenemos en “El Esequibo” y se entrega a la cubana, al mando, no del general Castro, que si supo ganarse sus charreteras, sino de un “recluta”, ni siquiera de los que tuvo Don Cipriano, así de sencillo.
Jorge Ramos Guerra
@pikpedrero
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