Brasil rechaza comentarios
de izquierdistas latinoamericanos por suspensión de Rousseff
Mayo 14, 2016 7:48 pm .
EFE
El
Gobierno interino de Brasil rechazó las críticas de países de izquierda en
América Latina, incluyendo a Venezuela, Cuba y Bolivia, por el proceso de
impugnación a Dilma Rousseff, que fue suspendida de su cargo de presidenta por
el Senado.
Reuters
El presidente
izquierdista de El Salvador se sumó a la presión regional contra Brasil cuando
dijo que no reconocería al Gobierno interino y llamó a su embajadora, agregando
que hubo una “manipulación política” en la mayor economía de América Latina.
La
situación -que no es inusual entre líderes de izquierda y gobiernos más
conservadores en momentos en que la región se inclina hacia la derecha- tiene
lugar al tiempo que el vicepresidente de Rousseff, Michel Temer, asume la
presidencia de Brasil y se apresta a sacar a la economía de su peor recesión
desde la década de 1930.
Rousseff
enfrentará ahora un juicio en el Senado por irregularidades en el presupuesto
de su Gobierno. El juicio podría durar hasta 180 días y se prevé que concluya
en su salida definitiva.
En un
comunicado emitido el viernes por la tarde, el Ministerio de Relaciones
Exteriores de Brasil dijo que “rechaza enfáticamente” que sus vecinos “se
permitan opinar y propagar falsedades sobre un proceso político interno en
Brasil”.
En otra
declaración, el ministerio, encabezado por José Serra, un prominente ex senador
y candidato presidencial, criticó al jefe del bloque regional sudamericano
Unasur. El secretario general de la entidad, Ernesto Samper, había cuestionado
la validez de la suspensión de Rousseff.
Después
de declaraciones en duros términos emitidas por Brasil el viernes, el
presidente de Venezuela, Nicolás Maduro -quien también enfrenta problemas
económicos y un intento por sacarlo del cargo-, pidió a su embajador en Brasil
que volviera a casa para hablar sobre la situación.
Maduro es
uno de los líderes, incluyendo a la propia Rousseff, que han condenado su
suspensión calificándola de un “golpe”.
Rousseff,
que pasa el fin de semana junto a su familia en Porto Alegre, en el sur de
Brasil, dijo que podría apelar a organizaciones regionales para desacreditar el
proceso de impugnación. Sin embargo, hasta ahora ha cumplido con todos los
procedimientos vinculados a su suspensión.
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